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PELÍCULAS Y LIBROS PARA DISFRUTAR DEL DEPORTE

Historia de uno de los mayores escándalos del deporte estadounidense

Yo, Tonya. Craig Gillespie

  • 24 may 2020 / 21:53
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Es habitual que el deporte salga reflejado en el cine para glosar historias en las que emerge la mejor versión de las personas. Relatos de superación, de solidaridad o de guía para cambios sociopolíticos son las formas más usuales en las que el deporte se funde con el séptimo arte, pero también existen muchos ejemplos de todo lo contrario, con filmes en los que los comportamientos más censurables se abren paso a través de la competición mal entendida. Uno de ellos es Yo, Tonya (2017).

Se inspira en la historia real de Tonya Harding, una auténtica celebridad en Estados Unidos, pero no por los mejores motivos. A principios de los años 90 era una de las representantes del patinaje artístico sobre hielo más prometedoras del panorama mundial; fue la segunda en toda la historia capaz de conseguir un triple áxel en plena competición y conquistó la medalla de plata en el Mundial de 1991. Pero su fama se debe en gran medida a un hecho que afectó a una de sus principales competidoras. A inicios de 1994, poco antes de los Juegos Olímpicos de Invierno, un hombre atacó a la también estadounidense Nancy Kerrigan golpeándola con un bastón a la altura de las rodillas. Jeff Gillooly, esposo de Harding, fue condenado por planificar el ataque y después de competir en los JJ.OO. la propia Tonya recibió su condena por obstruir la investigación. Como parte de ese castigo, fue suspendida de por vida por la Asociación de Patinaje Artístico de los Estados Unidos.

Fue uno de los mayores escándalos de la historia del deporte estaounidense y ni siquiera en la película queda claro hasta dónde llega la culpabilidad de cada uno, puesto que cada implicado tiene su versión. Eso sí, la intención de la producción, dirigida por Craig Gillespie y con Margot Robbie en el papel de Tonya Harding, sí parece ser la de ser fiel a la realidad, pues incluso las coreografías que vemos sobre la pista de hielo son casi idénticas a las reales.

Más que para una película, la historia de Tonya Harding da para una serie, pues el ataque a Kerrigan es un evento más, aunque clave, de una vida marcada por la soledad, las penurias económicas y los malos tratos. Aplaudida por la crítica en su momento, Yo, Tonya resulta tremendamente interesante incluso para los espectadores que no tengan el menor interés en este o en cualquier otro deporte, con un montaje trepidante e interpretaciones muy conseguidas. ÓSCAR DE LA FUENTE

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