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Juanetes, cirugía clásica o percutánea

  • 06 may 2021 / 01:00
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EL ‘HALLUX VALGUS’ o juanete es la deformidad más frecuente del antepié y se caracteriza por una desviación lateral de la base del primer dedo y del primer metatarsiano, dando lugar a la aparición de una protuberancia lateral llamada comunmente juanete.

Es una enfermedad progresiva, su resolución definitiva es siempre quirúrgica, existiendo muchas técnicas quirúrgicas diferentes. Pero desde los años 80, se comenzó a desarrollar la cirugía percutánea (vulgarmente llamada “por láser”) o también conocido como mínimamente invasiva, que ha reducido la tasa de complicaciones, ha mejorado la satisfacción del paciente porque además de tener unos excelentes resultados, provee una rápida recuperación y buena tolerancia por parte del paciente. Los principales objetivos de la cirugía del hallux valgus son corregir la deformidad del primer dedo, evitar la aparición de metatarsalgias (dolor debajo de los metatarsianos) o la aparición de deformidades asociadas en dedos como los dedos en martillo o en garra. También permite evitar las hiperqueratosis por roce o presión con el calzado. Finalmente, se evitan daños mayores como subluxaciones de las articulaciones del pie.

Todo esto tiene como propósito final restablecer una correcta biomecánica de la marcha, logrando el uso del calzado y eliminado el dolor.

Y, ¿cuáles son las alternativas quirúrgicas? Tenemos la cirugía convencional o abierta de juanetes, de las cuales se han derivado numerosas variantes de acuerdo al defecto, tipo de angulación y combinación de otras deformidades. La cirugía abierta que se lleva realizando desde hace un siglo. Esta cirugía tiene el problema de causar más daño a los tejidos, tiene más complicaciones de consolidación de partes óseas, rechazo de implantes y cicatrización, así como mayor dolor postoperatorio y una recuperación más larga y dolorosa.

La cirugía percutánea, es una técnica desarrollada en los últimos 30 años, con la finalidad de disminuir el daño a tejidos blandos, reducir complicaciones, con un postoperatorio corto y cómodo. No se puede realizar en todos los casos, va a tener que estar indicada por un especialista. Se suele realizar con anestésico local o periférica que minimiza los riesgos en comparación con las manifestaciones de una anestesia general o raquidea.

Permite que el paciente salga deambulando del quirófano. Se realizan al menos tres incisiones, la mayor de ellas de 3 mm de longitud, suficientes para introducir el instrumental quirúrgico específico para realizar las osteotomías y corregir los defectos. Y la radiología es fundamental durante la cirugía verificar los ángulos y la alineación de los huesos, tanto como el vendaje postoperatorio: cuando finaliza la intervención, el vendaje debe mantenerse con las pautas recomendadas por su especialista.

Como siempre, ante dudas de esta patología y valorar que alternativa va a ser mejor para su caso, recomendamos acudir al traumatólogo de confianza.

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