La competición en un mar de dudas
LA ALERTA SANITARIA implanta medidas restrictivas, retrasa las competiciones y las que arrancan lo hacen con estadios vacíos y semivacíos. Todos hablamos de que primero es la salud, pero hacer deporte es muy necesario y siendo al aire libre todavía es mejor. Lo recomienda la OMS. La actividad física también la utilizamos para proteger de las enfermedades y agregar años a la vidas y vida a los años, ayuda a prevenir y controlar las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 y el cáncer, también reduce los síntomas de depresión y ansiedad, reduce el deterioro cognitivo y agudiza la memoria, fomenta la relación, el vínculo, el orden y el respeto a los demás y a las normas. Aquí tiene un papel la Federación.
La Federación es un órgano de entidad asociativa privada de utilidad pública que se encarga de organizar las competiciones. Además de las citadas actividades propias, ésta ejerce, bajo la coordinación y tutela del Consejo Superior de Deportes (CSD), las funciones públicas de carácter administrativo, entre ellas coordinar las de ámbito autonómico y velar por el cumplimiento de las disposiciones por las que se rige, por la pureza de los partidos y competiciones. Pero también está obligada la Federación a la promoción general de sus modalidades deportivas en todo el territorio nacional. Aquí entra el fútbol gallego con pleno derecho.
La Preferente en nuestra Liga, la Liga Gallega por excelencia, seguida muy de cerca de la Primera Regional, ambas se ven en la necesidad de arrancar para practicar el deporte estrella.
Se ponen en marcha otras disciplinas y el fútbol modesto, el de base, el de todos, todavía está en el aire. La RFGF ha hecho lo suyo, esperó por un protocolo para ofrecer seguridad, subvenciona el seguro de R.C. un test, y gestionó un segundo a través de la Xunta. En esta situación especial pide a los clubs que se inscriban en las oportunas competiciones para que arranquen. Quizá un poco tarde, o un poco pronto, porque el panorama no está despejado y la normalidad está muy lejos.
Es obligado competir, por la ligazón y el vínculo con los ascensos y los descensos. La puesta en marcha es cuidadosa con el riesgo y posiblemente apresurada, o retrasada en el tiempo. Unos dicen que se debería iniciar hace meses y ahora estaríamos en la mitad y otros no quieren empezar por precaución y por economía. Sea cual fuere la decisión es de mucho calado.
Sé del esfuerzo que significa, pero en una balanza gana el beneficio. La marcha de la Tercera División está demostrando que en el fútbol aparecen muy pocos contagios y el cribado de los test beneficia a todos, detectando posibles positivos generados en otros ámbitos como la vida social e incluso la misma empresa.
El virus nos llevó a una precariedad grande y ahora con esta inmersión se genera una crisis en cadena, con pocos socios, poca publicidad, sin cantina, sin patrocinio. La incidencia es brutal, no hay movimiento y dejará a algunos en el camino.
Todo da una nueva dimensión, cargada de incertidumbre y sin un claro final. Nos esperan días de inquietud, pendientes de algunas competiciones y del efecto de la vacuna. Hay que esperar nuevos tiempos con resignación.