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AQUELLOS MARAVILLOSOS AROS (148). Base de dos metros tan aparatoso como un cortauñas, logra dos Euroligas con el CSKA, vence a los EEUU de LeBron y hoy asesora a Giannis Antetokounmpo

Uno de los grandes directores de juego

  • 13 dic 2021 / 01:00
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Al baloncesto en Grecia se juega entre piedras tapadas por un parqué donde laten pisadas de héroes como Papaloukas, capaz de dotarle de una letal calma al balón que más arde. Lo sabe Rigaudeau, gran alero galo de cara torcida, víctima de este roqueño base con alma y nariz de dios griego, tosco pero sin miedo.

2005. Semifinal del Europeo. Belgrado. Tony Parker anota un tiro libre. Dibuja un Francia 64-Grecia 60.

Quedan 29 segundos, Papaloukas sube la bola directo al círculo central, ve la defensa gala abierta, le juega de espaldas al base de los Spurs desde la línea de tres, yéndose hacia dentro de modo tan lento como firme. Amaga con pivotar hacia la derecha, se cuela por izquierda y anota a tabla. Ataca Francia. Les hacen falta. Rigaudeau mete el segundo.

Sacan de fondo sobre Papaloukas. Recibe palo. No hay ni que tirar, la punible acción de Boris Diaw es darle dos tantos. Tal cual: 65-64.

Giannakis, entonces entrenador, piensa: “¡OK, repetimos!”

Atacan los galos. Regalan tiros libres los griegos, y no a cualquiera.

Lanza Rigaudeau. Otra vez, mete la mitad de lo que debe; 66-64

Restan 11 segundos para concluir la final, Francia va dos arriba.

Theo está en el banco tras la quinta personal pero actúan como si estuviera en cancha, el base sube la bola hasta meterse en la zona francesa y cuando esa cocina se llena de manos, saca la pelota fuera. Desde el balcón de la bombilla, Diamantidis clava la daga... 66-67. Vence Grecia, luego oro al tumbar a Alemania.

A mediados de la primera década del siglo XXI, el mapa del baloncesto europeo tiene por capital la ciudad que pisa Papaloukas.

Gana la Euroliga en 2006 y 2008, gobernando al CSKA de Moscú, que, según varias fuentes, le paga 10,5 millones de euros por tres temporadas entre 2007 y 2010 (año en que añora demasiado la musaka, así que vuelve al Olympiakos).

Theodoros Papaloukas, no hace falta decirlo... es tauro, del 8 de mayo de 1977 con un algo de géminis capaz de embestir igual escandaloso, que silente. Su sangre le pide ganar. Da igual en que arena.

Mundobasket de 2006: Grecia tumba a EEUU 101-95. Theo lanza 4/6 de dos, sale más minutos que nadie (33) y da 12 asistencias. Junto a Schortsianitis (14 p.), Fotsis (9) y Spanoulis (22), desquicia a LeBron James, Dwayne Wade, Carmelo Anthony, Chris Paul, Chris Bosch, Dwight Howard...

En el asalto al oro, España, ¡sin Pau Gasol!, con 20 puntos de Navarro y otros 20 de Garbajosa, les avasalla: 70-47. Theo firma en vano 10 p., 5 rebotes y 3 pases.

Base de 2,00 m. tan aparatoso como un cortauñas, tras repartir dos cursos entre Maccabi y CSKA, frena en 2013 con 36 abriles. En 2020, Giannis Antetokounmpo le busca para entrenarle y... ¡anillo!

scouting especial Maximiliano Schnidrig, coach con experiencia en la Eneba (Escuela Nacional de Entrenadores de Básquetbol de Argentina), tiene la gentileza de colaborar desde Rafaela (Santa Fe) con EL CORREO GALLEGO, dando este perfil de Theodoros Papaloukas, jugador que durante sus doce temporadas en la Euroliga, torneo que ganó dos veces (en 2006 y 2008, con CSKA de Moscú) promedió casi cuatro asistencias por día, 6,8 puntos (61,5 % de eficacia en los tiros de dos puntos, 30 % en triples y 69,4 % en libres). “Papaloukas es uno de los grandes directores de juego del baloncesto mundial. El griego daba clases de inteligencia y astucia al tiempo que llevaba a todos sus equipos a los niveles más altos, proclamándose campeón de la Euroliga y subcampeón mundial. Su trayectoria y sus logros son suficientes... para destacar pero Papaloukas va más allá de los puntos y las estadísticas. Su astucia, su trabajo y su capacidad para leer los partidos le llevó a ser uno de los jugadores más apreciados por sus entrenadores. Theo escrutaba a sus enemigos y seleccionaba la mejor estrategia para que su equipo desarrollara el mejor juego. Con su velocidad de manos robaba balones, distribuía asistencias en momentos clave y, sobre todo, era el líder al que todo el grupo acude cuando necesitan una luz que les guíe. Gobernó el juego como pocos en el CSKA que tenía como entrenador a Messina, en el Olympiacos de Giannakis como técnico y en el Maccabi de Blatt”.

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