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Évora, ciudad blanca

  • 16 may 2021 / 01:00
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Dentro de sus calles Évora es una ciudad de escenas, de caminares tranquilos, de andares donde la necesidad impera o la relajación acompaña. Évora blanca quedó quieta en resistencia con los siglos y al calor la mayor parte del año. Évora recoge escenas estudiantiles en el espacio de su Universidad, de gran referencia en todo el Alemtejo, siempre con el optimismo reflejado en sus conductas, donde el intelecto y la energía van unidas. Évora recoge también escenas turísticas con el registro rápido de la inquietud, la curiosidad y las prisas ; por ser ciudad sonada quiere ser ciudad visitada.

Estas visitas van en dirección concreta hacia espacios conocidos; pero para los turistas inquietos es sólo un inicio, pues se les enciende una inquietud y por ello volverán. Las escenas de los habitantes de Évora recaen sobre todo en la conversación, que suele ser ser el resultado de encuentros repetidos entre conocidos. Las escenas de los que tienen negocios de restauración y hostelería son rápidas, pragmáticas, directas, y afectas a un exitoso cumplimiento. Las escenas de los profesores de su Universidad se suceden entre calma, diligencia y reflexión. En la Évora perpetua que descubrí hace décadas se suceden, interesantes y escasas siempre, escenas de artistas en que desde su caballete registran la ciudad en sus partes por ellos descubiertas, o sacan su cuaderno y se detienen para la plasmación máxima de una revelación. El pensador también degusta sus rincones en una reflexión que después será escrita en el papel del hotel.

A GRAÇA, IGLESIA UNICA. Tanto la fachada como el interior mismo son un pretexto, frente al motivo religioso, para la ejecución de una auténtica obra de arte, y donde tanto el diseño como la idea, la innovación como sus formas y adornos constituyen un edificio de puro arte. Su esencia y su magia estriba en que , siguiendo escasos rasgos de un estilo creado, y por tanto probado y repetido, esta iglesia misma forma un estilo único, irrepetile, pero , sobre todo, incopiable absolutamente. Se atribuye a Diogo de Torralva entre 1524 y 1529. Por dentro las leyes de la perspectiva renacentista se comprueban en una ventana, labrada en puro mármol de Estremoz cercano.

La herramienta perfecta para acceder a esta ventana y su interpretación erudita lo tenemos en “Arte y percepción visual” de Rudolf Arnheim. (Alianza Forma. 2007). Pero al lado del libro recomiendo acceder a la ventana desde la pura percepción en que encontraremos su transparencia y su profundidad. Por dentro es el resultado de una prodigiosa convergencia de líneas jugando con la ilusión desde el dominio de la perspectiva. Por dentro también la luminosidad natural, física, se ha convertido en iluminación provocada, calculada, por las paredes y sus huecos alternativos, y el color del mármol, blanquecino--grisáceo acertado, es un juego perfecto. El resultado es una atmósfera especial que lo inunda todo apta para lo espiritual, lo estético o lo religioso. Por eso a Graça es una obra de creación pura, y trazada desde el intelecto que sabe y la sensibilidad que vibra. Desde el cartabón y la escuadra pasamos al cincel y al martillo que ejecutó esta maravilla.

EL “AHORA” DE LA PRAÇA DE GERALDO. El “presente” en esta plaza nos invade de contrapunto en el tiempo y de coincidencias en el espacio, así como tambien de referencias del pasado multisecular, pues aquí se representaron obras del teatro de Gil Vicente --el fundador del teatro portugués-- antes de 1537. Él es una referencia popular y nacional. Contrapunto porque con simultaneidad todos sus edificios cumplen funciones y misiones cívicas y económicas diferentes : comercios y cafeterías... Y coincidencias porque al lado de la banal iglesia de Santo Antâo un largo conjunto de soportales le da un aspecto animado --vivo-- a la plaza En el centro de la plaza se yergue la fuente (ca.1570 ), de mármol de Estremoz, y es otra creatividad renacentista; en lo alto ostenta una corona de bronce. A su alrededor posee elevados asientos de mármol para estar quietos y en tranquila y sabrosa conversación.

A SÉ CATEDRAL Al principio, la visión general del estilo de la catedral de Èvora es esperable. Quiero decir con ello que es homologable, hasta cierto punto, claro, con otras catedrales portuguesas e hispanas, con sus lógicas diferencias, añadidos y transformaciones. Pero lo que la hace única--entidad separada-- es el zimbórrio con escamas pétreas bien incrustadas y las torretas laterales, y el cono central que sobresale como obra lograda. La arquitectura evorense fué estudiada por Florentino Pérez Embid, entre otros. Este zimbórrio contiene semejanza con la torre del Gallo de Salamanca y con el zimbórrio de la catedral de Zamoza., y también con iglesias románicas del Périgord y Angulema en Francia. El escalonamiento de edificios y ventanas desde la catedral hasta as Portas da Moura es espectacular (reflejo de la situación y colocación de la catedral desde los orígenes: algo realizado a propósito). Las “Portas da Moura” posee una fuente dotada de una gran esfera de mármol; y la llamada Casa Cordovil ostenta un torreón con aberturas geminadas en arcos de herradura, lo que revela influencia morisca en tiempos de D. Manuel. Lo que le da estupendo aspecto de cenador alegre y hedonista, en plena y directa alegría de vivir.

EL TEMPLO ROMANO. El espacio donde se encuentra este templo forma una simbiosis de naturaleza urbanística : lo que queda del templo beneficia a todo el entorno, como el palacio de los Duques de Cadaval, el convento dos Lóios , la Bibrioteca Pública y el Museu Regional... así como también estos edificios nombrados--y otros-- arropan, acompañan, dan ambiente de acontecimientos constructivos a este templo de Diana, otro icono de Évora.

La visión de las murallas desde dentro y la experiencia de paseo de las murallas desde fuera nos evoca una ciudad con “sabores “ de siglos. Porque son representaciones permanentes de épocas que se fueron con su Literatura y su Historia; pero sobre todo, en lo concreto, con sus maneras de hacer y sus modos de vestir, con su gastronomía y su acción diaria y vital para conservarse y proseguir en tanto que pudieron. Y no se perdieron. Acertaron.

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