Gallegos Premiados 2017
XXVIII EDICIÓN

El magistrado humanista José Luis Castro, en el club Gallegos del Año

Este ourensano de nacimiento ejerce de embajador de su tierra en la capital de España// Desde los 25 años dedica su vida profesional a la aplicación de la justicia// La templanza y la humildad son dos de sus cualidades// Confiesa que la filosofía de Concepción Arenal ha marcado su vida.

  • 07 dic 2020 / 07:20
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“Me siento agasallado y profundamente agarimado con mi incorporación” al club Gallegos del Año. Esas fueron las primeras palabras de José Luis Castro de Antonio (Ourense, 1964), magistrado del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la ­Audiencia Nacional, que supervisa –siempre desde una perspectiva humanista– el cumplimiento y revisión de las condenas a los penados por terrorismo, crimen organizado o yihadismo.
Para todos aquellos que no conozcan a este gallego acérrimo, les diremos que ama a su tierra cuando asegura, con ­emoción, “que tenemos la suerte de formar parte de una comunidad que no es excluyente. Hemos sido un pueblo de emigrantes, ­fundamentalmente, y que ­también hemos sabido acoger. Eso es lo más bonito de la perspectiva de ser ciudadano gallego, ser bos e xenerosos”.

Cuenta a EL CORREO que siempre ha querido ser juez, porque “es la forma más objetiva de aplicar el derecho. Siempre me preocupó la idea de que la justicia me enfrentara al ser humano en la condición más pura”. Además, y recordando a un profesor cuando apenas tenía 23 años, afirma que “el pleito más importante es aquel para el justiciable”. De ahí que el magistrado Castro se ponga en la piel del que tiene que recibir la administración de justicia, ya que, “aunque objetivamente nos pueda parecer un delito menor, una falta leve de tráfico... hay que saber que eso es lo más importante para la persona”.

Desde 2004 forma parte de la Audiencia Nacional, donde ha desempeñado labores como tribunal sentenciador, como juez de menores, llevando temas de terrorismo, como juez de ejecución penal... El hecho de pertenecer a un órgano judicial “tan implicado me hacía sentirme bien y útil a la ciudadanía española... Y eso es algo que ha marcado mucho mi camino profesional”, asegura.

Su conversación es didáctica, ágil, espontánea. Pero por encima de todo, Castro destaca por su humildad y por su templanza.

“Yo la tengo, la tengo. No te miento si te digo que hay situaciones en que te pones a límite, pero siempre intento objetivizarlas”. Asimismo, “siempre me he planteado que hubiera segundas oportunidades”, ya que ­“siguiendo la filosofía de una gallega universal que me ha marcado en la vida”, doña Concepción Arenal y su obra El visitador del preso, cree en la posibilidad de “recuperar a la persona”.

Posibilista, pero en ningún caso iluminado ni romántico, es plenamente consciente de que existen personas que no lograrán reinsertarse en la sociedad debido “a sus propias características patológicas y sociales, a veces incluso por la propia maldad del ser humano”. Porque el magistrado es de los que piensan que esas razones no deben impedir “poner todos los medios encima de la mesa, todas las posibilidades jurídicas, psicológicas y terapéuticas que tenemos para intentar modificar esa conducta”.

Probablemente por eso concedió la libertad condicional al exetarra José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, cuando hizo público un comunicado reclamando a la banda el cese de la violencia.

Un tema controvertido y por el que no le tembló la mano fue cuando tuvo que suspender la libertad condicional que le había concedido, por padecer un cáncer terminal, al etarra Bolinaga cuando volvió a ser investigado por la Audiencia Nacional.

Y como no podía ser menos, las víctimas ocupan un papel relevante en su quehacer diario. Se reúne con ellas y admite que “he aprendido mucho de ellas. Por poner un ejemplo, he aprendido de una madre que hablaba sin rencor y que nunca indujo odio a su hijo”. Esta mujer viuda, ­víctima de ETA, y que se vio obligada a abandonar el País Vasco para ­instalarse en Alicante con su hijo casi recién nacido, “me dio una lección enorme”.

Con lo cual, aunque “tenemos que trabajar con el preso, nunca debemos obviar a las víctimas, porque son uno de los ejes fundamentales del sistema”.

Justicia vs. venganza. El magistrado Castro es rotundo en sus afirmaciones y no titubea cuando asegura que “una mentira nunca justificaría un fin” y que “la venganza es un tema incompatible con la justicia”. Su argumento descansa en su experiencia.

“Nunca he visto que las víctimas funcionen” con ira. “He recibido lecciones de humanidad en el sentido de que he ­llegado a plantearme mentalmente si ­tendría la honradez, la valentía y la grandeza de responder como ellas si me encontrara en su ­situación”.

Valiente, nunca ha tenido miedo –es de los pocos jueces que continúan con escolta, pero “no por el tema del terrorismo, sino por actividades delictivas como las mafias del Este”.

Por otro lado, este ourensano no es partidario de la celeridad en la aplicación del derecho. “A mí me da bastante miedo”. Pero ­tampoco “puede ser eternamente lenta porque entonces se ­cometería una injusticia. Sin embargo, “deben madurarse los asuntos y analizarlos con calma”.

Con lo cual, y por razones tan poderosas como estas, las redacciones del Grupo Correo Gallego decidieron por unanimidad que este juez vocacional que apuesta por la reinserción, por un derecho que no sea vengativo ni castigador y que cree en la bondad del hombre, ingrese en el selecto club Gallegos del Año.

CURRÍCULUM

Inicios Cursó sus estudios en el colegio Sueiro y pasó por el instituto Blanco Amor de Ourense.

Decidió estudiar Derecho en la Universidade de Santiago, donde coincidió con el actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Vocación Siempre quiso ser juez y preparó las ­oposiciones con Miguel Ángel Cadenas, hoy presidente del Tribunal Superior de Xustiza.

Destino Primero, los juzgados de la calle Orense, en Madrid. Luego regresó a Galicia y pasó por Xinzo, Celanova y Verín antes de ser destinado al juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid. De allí pasó al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, donde destaca tanto por su humanidad con los presos con problemas como por su contundencia con ­aquellos que pretenden sacar beneficios de nuestro sistema.

Experto Es uno de los mayores expertos en nuestro país en temas carcelarios.

Gallego Casado y con dos hijos, ejerce de gallego, aunque se lamenta de no poder pasar más tiempo en la comunidad.

Distinciones Entre otras condecoraciones, posee la Cruz al Mérito de la Guardia Civil. Distintivo Blanco y la Cruz de Plata de la Guardia Civil.

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