Número 50.000
Mª CARMEN RUIZ DE ARCAUTE AUZMENDI / Subdirectora / Relaciones Externas

Los ochenta, la década prodigiosa

  • 16 jun 2020 / 01:25
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Los ochenta fueron años de grandes cambios, tanto en mi vida profesional como en la personal. Uno de ellos fue mi llegada a la emblemática sede de EL CORREO GALLEGO, en Preguntoiro 29, para comenzar a trabajar en un periódico, un escenario completamente desconocido para mí hasta entonces. Han transcurrido ya tres décadas desde que comenzó aquel recorrido, que ha sido de aprendizaje continuo, retos conseguidos y aspiraciones alcanzadas. Lo primero que aprendí al traspasar la puerta fue a aplicar el histórico “Mensaje a García”: intentar alcanzar la meta, aunque no supiese cómo lograrlo. Con ese espíritu hemos navegado siempre, contra viento y marea, sin rendirnos.

Fueron tiempos para la arrolladora transición tecnológica. Para ser pioneros en los avances que ensordecieron a las ruidosas máquinas de escribir, arrinconaron el télex y abrieron la puerta al primer PC. La informatización y la digitalización habían llegado para quedarse. ¿Quién dijo miedo?

Quedan atrás años que han sido divertidos, en los que igual tocaba organizar una maratón que unos premios, sin decaer nunca en el esfuerzo para completar la tarea aunque el resultado no fuese el esperado. Podíamos empezar el día con una agenda programada y terminarlo con otra en la que no quedaba rastro de la primera, pero, a fin de cuentas, así es la corta vida de la edición diaria, que nace, cambia y muere en solo 24 horas.

Bajo los principios de lealtad y compromiso que siempre he querido mantener, mi recorrido profesional en EL CORREO también ha resultado enriquecedor, desde el momento en que me ha permitido conocer y acercarme a personalidades de distintos ámbitos y con distintas sensibilidades. Pero creo que lo más importante sigue siendo los compañeros que me acompañan y han acompañado hasta aquí, los que se fueron y los que continúan. Todos, aunque no siempre estemos de acuerdo. Sin dejar de mencionar a mi ‘jefe’, José Manuel Rey, la persona que en 1987 me invitó a entrar a formar parte de esta casa en la que seguimos y queremos seguir navegando.

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