Número 50.000
JOSÉ LUIS GÓMEZ GÓMEZ / Periodista / Editor de MUNDIARIO.COM

Una entrañable escuela de periodismo

  • 16 jun 2020 / 01:09
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

Aquien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Eso me dijo José Manuel Rey Nóvoa al darme su plácet para entrar de colaborador en EL CORREO GALLEGO en la redacción de la rúa Preguntoiro de Compostela. El árbol era su amigo Carlos Lamela, exjugador del Breogán de Lugo y profesor mío en el Colegio Peleteiro, con quien por lo visto había estado hablando. Pero en realidad mi vinculación ya venía de atrás, siendo un adolescente, tras haberme hecho corresponsal en Brión. ¿Cómo? A base de enviar noticias locales, que entonces compatilizaba con pequeños artículos para la revista Vamos, del antiguo colegio Minerva.

Uno de mis ídolos periodísticos de entonces era José Luis Alvite, cuya magia y desbordante imaginación pude incorporar, siendo director de La Voz de Galicia, a Diario 16, una cabecera que había sumado al Grupo Voz Emilio Rey y que a Alvite le hizo conocido en media España. Pero no corramos tanto. Porque antes hubo que picar mucha piedra.

Siendo corresponsal –tendría 15 ó 16 años– fui convocado a una convención que presidía Feliciano Barrera, el editor. Don Feliciano tenía por costumbre invitar a que todo el mundo hablase en libertad, y le hice caso. Con adolescente protesta incluida, ya que alguien no había publicado mi crónica de un acto de la asociación cultural O Sacho en el viejo cine de Brión, donde el profesor Xosé Manuel Beiras había puesto a andar al de aquella alcalde de Negreira, José Domingo Vidal Martínez, dada su acerada controversia ante una eventual planta de Celulosas de Guipúzcoa en Brión. Para mi suerte, don Feliciano mandó investigar lo sucedido y todo terminó bien. Su norma solía repetirla echando mano de la Catedral de Burgos como metáfora: al escribir podéis volar con libertad por todo el templo mientras no tropecéis con las columnas. Me quedó claro.

José Manuel Rey era entonces un firme valedor de los jóvenes y tenía en mente un CORREO grande, como al final consiguió. Solía abrirse paso entre las ideas de la emergente democracia, manteniendo el carácter entrañable de aquella Casa. Fue –y es– un modernizador de la prensa. La persona que, tras comenzar en su gerencia, pilotó la mejor etapa de la historia más que centenaria de este periódico.

Aquella fantástica escuela de periodismo junto al deslumbrante José Luis Alvite y otros jóvenes y veteranos periodistas –Víctor Tobío, Pepe Travieso, Juan Salgado, José Rey Alvite, Emilio Navaza, Roberto Qumata, Luis Cristobo, Garabal, Couselo, Castiñeiras, ...– contribuyó a que reparase en nuestro trabajo el periodista Carlos Luis Rodríguez, que propició mi marcha a La Voz de Galicia que dirigía Juan Ramón Díaz y donde él era algo más que un magnífico columnista. El tiempo –la vida da muchas vueltas– hizo que fuese el amigo Carlos Luis Rodríguez quien se integrase como analista político de EL CORREO tal vez una prueba más del fair play de José Manuel. De La Voz de Galicia también se vendría al diario compostelano otro gran periodista, mi antiguo compañero y amigo Caetano Díaz.

Al menos en la prensa, los periodistas nos conocíamos –casi– todos; especialmente en Santiago y A Coruña, dos ciudades a las que tanto unió la autonomía de Galicia. Había rivalidad, especialmente entre El CORREO y La Voz –también entre El Ideal y La Voz–, pero no por ello mal rollo. La tensión se reducía a alguna polémica pública entre periodistas de opinión y, sobre todo, a comprobar cada mañana si algún medio había dado un pisotón, que es como le llamábamos a una exclusiva periodística del adversario. En el periódico de entonces, que dirigía el escritor y periodista lucense Juan María Gallego Tato, había que hacer de todo. Desde reelaborar teletipos a escribir grandes reportajes, pasando por hacer entrevistas, editar libros, maquetar páginas, hacer las llamadas de turno, salir a cubrir noticias... y lo que hiciese falta. Una manera de cultivar todos los géneros periodísticos y a la vez de entender que “Periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente”, como decía el maestro Eugenio Scalfari, el fundador del diario italiano La Repubblica. En mi última etapa tuve el privilegio de escribir una página diaria, de análisis político, bajo el cliché Las cosas como son, que hoy he procurado evocar.

Muchas gracias, José Manuel, por invitarme a escribir de nuevo en el periódico. Con 50.000 felicitaciones para toda la gran familia de EL CORREO GALLEGO una entrañable escuela de periodismo. @J_L_Gomez

Tema marcado como favorito