Galicia
Como cada 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud, pero nada hay que celebrar en Galicia, que cada vez con menor número de personas por debajo de 35 años registra para ellos la tasa de actividad más baja de España TEXTO José Calviño

Alerta de nuevos JASP: jóvenes aunque sobradamente parados

  • 12 ago 2021 / 01:00
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Galicia envejece, mientras ser joven no es nada sencillo. Entre 16 y 35 años, población en edad de trabajar, la comunidad suma 454.700 personas, según los últimos datos de la EPA, que abarca el final del segundo trimestre. Representan el 19,4 % del total, “el porcentaje más bajo de los últimos años”, según advierten desde UGT-Galicia. Comparan estos datos con los del tercer trimestre de 2009, “cuando este grupo de población representaba el 27,2 %”. En descenso continuo, hasta 2018 se mantuvo el nivel por encima de los 20 puntos porcentuales, pero ahora ha caído a sus mínimos. De ellos, 255.000 son activos, 198.100 población ocupada, 56.900 parados y 199.800 personas inactivas.

Si se ponen en perspectiva estos datos, este Día Internacional de la Juventud deja mal sabor de boca, pues Galicia registra, según el informe ugetista, la tasa de actividad entre los menores de 35 más baja de todo el Estado, con apenas el 56,1 % frente a una media del 63,7 %. Se está a años luz de Cataluña o Madrid, donde este dato se sitúa por encima del 68 %. Ninguna comunidad tienen peor dato que el gallego.

Si hace unos años JASP se acuñó para definir a una generación de jóvenes, aunque sobradamente preparados, ahora hablamos de jóvenes, aunque sobradamente parados. Las tasa de paro por debajo de los 35 asciende en Galicia al 22 %, muy lejos, según UGT, el 12,4 % del conjunto de edades. La tasa de empleo, con un 43,6 %, también es inferior al 46 % del conjunto de edades.

Si se analiza al detalle, se aprecia que cuanto más se baja en edad, más se sube en tasa de desempleo. De hecho, se llega al 41,2 % en el tramo de 16 a 19 años, y es del 32,6 % en el que va de los 20 a las 24 primaveras. En el cóctel de estos nuevos JASP, por sectores destaca la mayor dependencia del sector servicios en la ocupación para la juventud, con el 72,6 %. Esta es la actividad más azotada por la pandemia, recuerda UGT, “de lo cuál se deduce que la crisis golpea especialmente a los más jóvenes”. El informe certifica la falta de relevo generacional en agro, mar y construcción.

Otra losa que afecta al colectivo juvenil en Galicia es la parcialidad. De hecho, el 20,1 % trabaja a tiempo parcial, frente al 13,7 % para todas las edades. En cuanto a la parcialidad involuntaria –quienes querrían un contrato a jornada completa y no lo encuentran– asciende al 57,8 puntos en todo el Estado. Esta parcialidad se hace más evidente en el grupo de 16 a 19 años, subiendo hasta el 62,1 %, y el 34,1 % entre 20 y 24.

¿Qué más sufren? Una mayúscula temporalidad. Así, si el 20 % de toda la población asalariada gallega es menor de 35 anos, entre quienes tienen un contrato con fecha de caducidad ascienden al 42,4 %. De los 179.300 trabajadores jóvenes por cuenta ajena, el 50 % son eventuales, por el 24,2 % de todas las edades.

De todos estos polvo llegan lodos como las bajísimas rentas. Las personas menores de 25 años perciben de media al año un salario de 12.270 euros, doce mil por debajo de los 24.396 euros del conjunto de edades en España que da lugar a una brecha salarial del 49,7 %. En concreto entre los 25 y 34 años en Galicia perciben de media 17.580 euros, frente a los 22.177,40 que se cobran de promedio, lo que supone una diferencia de 4.597,35 euros y da lugar a una brecha salarial del 20,7 %.

Por todo ello, UGT-Galicia denuncia que el alto nivel de paro y la mala calidad del empleo “son los principales trazos que definen la precariedad laboral de la juventud, agudizada aún más con esta crisis”.

Mar Martín, secretaria de Política Sindical, argumentó que “las políticas de empleo fueron deficientes y no lograron revertir un mercado laboral ya herido que afronta con muchas dificultades esta nueva crisis por la COVID-19, más aún entre los más jóvenes. Insta por ello a la Xunta a articular medidas de choque que palíen la actual situación y “vayan más allá para crear un mercado laboral para la juventud gallega estable, con derechos y digno”.

La cuarta parte reconoce haber aceptado cobrar en negro en los últimos tres años
Infojobs sitúa esta CCAA en la media nacional, donde un 20 % vería con buenos ojos recibir parte de la paga en B

Pocos países en Europa occidental son equiparables en cuanto al peso de la economía sumergida a España, históricamente estimado entre el 15 y el 25 % del PIB. Además, una de cada cinco personas estaría dispuesta a recibir su sueldo en negro, según una encuesta de Infojobs, que da por bueno este porcentaje de alrededor del 20 % también para Galicia.

Se mantiene la tendencia respecto a los resultados del año anterior, aunque destacan como interesante que “el impacto de la pandemia no ha generado un repunte en la economía sumergida, pese a que pudiera considerarse una consecuencia para sobrellevar las precarias situaciones de los trabajadores”.

Las conclusiones que se extraen de este estudio por razones de género, edad, nivel educativo y categoría profesional son diferenciales, pero destaca un denominador común: a más paro, mayor posibilidad de recibir ingresos ocultos. La predisposición a cobrar el salario en B es superior entre los desempleados, donde llega a un 35 %. También tiran de este 12 de agosto como Día Internacional de la Juventud, señalando que son “uno de los colectivos más afectados por el impacto de la pandemia”, que agravó su situación. El Informe de InfoJobs sobre Salarios en B afirma que un 25 % de los jóvenes menores de 24 asegura haber recibido parte o todo su sueldo en “negro” durante los últimos tres años.

La mitad de la población activa española que declara recibir ingresos en B, indica que lo hace porque la empresa no le da otra opción, y el 29% lo ve necesario para completar su salario.

En este sentido, Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, afirma que “la apuesta a largo plazo por el empleo de calidad, la educación y formación, y el desarrollo de políticas públicas que beneficien a los colectivos más perjudicados por la pandemia –desempleados, jóvenes, autónomos o pymes– permitirá abandonar la precariedad laboral y consolidar la recuperación económica”. Pérez concluye: “Esta radiografía refleja que el empleo -y la calidad de éste- puede ser un factor determinante para luchar contra la economía sumergida”.

Los encuestados más jóvenes, de entre 16 y 24 años, constituyen el colectivo con mayor voluntad a cobrar en negro (40 %). En cambio, sólo un 14 % de los mayores de entre 45 y 65 años aceptaría esta práctica y, asimismo, se observa que sólo un 8 % de ellos afirma haber recibido este tipo de ingresos en los últimos tres años.

Por comunidades autónomas, el Informe refleja que los andaluces son los españoles más dispuestos a cobrar en B (24 %); Andalucía una de las comunidades con tasas de paro más elevadas (22,5 %), y ello puede implicar precisamente esta tendencia de los trabajadores de la región. En el lado opuesto se sitúa el País Vasco, una de las comunidades autónomas en las que menor predisposición hay a la hora de aceptar un salario en negro (19 %) y Madrid (20 %).

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