Casi cuatro mil familias gallegas se benefician de un bono social eléctrico que amplía sus recursos

Luz y gas. En 2018 la Xunta adaptó y unificó las dos ayudas existentes en Galicia para ayudar a los hogares a evitar problemas por sus facturas energéticas, tanto el conocido como tique eléctrico como los apoyos para los cortes de suministro. Nacía el Bono Social Eléctrico, y en sus primeros compases contó con 1.432 beneficiarios por un total de 400.750 euros. Un año después la cifra subía a 3.913 familias amparadas y con algo más de 1,27 millones de euros de presupuesto. Unos niveles alcanzados ya en lo que va de este año, en los que la Consellería de Economía sitúa en 3.930 los hogares cubiertos con una cuantía ligeramente mayor a la de 2019.

En previsión de que por la crisis derivada de la pandemia crezca la demanda, la orden para este ejercicio, que contaba con 1,3 millones de presupuesto inicial, se amplía en 300.000 euros, hasta 1,6 millones, pues el plazo sigue abierto y el objetivo del departamento que lidera Francisco Conde es “conceder las ayudas al mayor número de beneficiarios posibles”. El objetivo es que los consumidores vulnerables severos en riesgo de exclusión social nunca se queden sin un bien básico como es la energía eléctrica.

Para percibirlo debe acreditarse la anterior condición por los servicios sociales competentes, ser residente en Galicia y titular de un contrato de luz bajo la Tarifa de Último Recurso con aplicación del Bono Social del 40 % de descuento (Vulnerable Severo).

Se subvencionará la mitad de la factura, hasta un máximo de 300 €/año que suben a 450 a familias numerosas.

Se añade esta ayuda a la luz al Bono Social térmico. La Xunta, a traves del Inega, distribuirá 6,3 millones entre los beneficiarios, personas que ya cobran el bono social eléctrico del Estado, que transfiere los fondos. Permite cubrir gastos de calefacción, agua caliente y cocina, y su importe se modula según el grado de vulnerabilidad o la zona climática. J. C.