Galicia
¿causal o casual? Dos personas que murieron en sus casas a manos de gente que conocían// Un individuo con obsesión enfermiza por una joven y una disputa vecinal: ella hacía ruido

Crímenes sin sentido: de Benito a Cristina pasando por Jessica o María J. Cruz

  • 02 ene 2023 / 00:00
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Decía Simone Weil que “todo crimen es una transferencia del mal de aquél que actúa sobre aquél que padece” aunque en muchas ocasiones cuesta entender este tipo de acciones. La crónica negra de este pasado 2022 en Galicia está llena de sucesos casuales, de hechos delictivos a los que cuesta encontrar explicación. No hubo grandes sucesos criminales que acapararan portadas de los medios escritos o espacios significativos en los audiovisuales.

Todos ellos fueron acciones incomprensibles lo cual es todavía más complejo de explicar. Roberto Bolaño en Los detectives salvajes escribió: “Belano, le dije, el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen o como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal, podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. Si es casual, por el contrario, estamos jodidos. Que Dios, si existe, nos pille confesados. Y a eso se resume todo”.

Repasando esta crónica negra en nuestra comunidad da la impresión que los homicidos registrados fueron más casuales que causales: del asesinato de Benito Torreiro Sío, en Vigo, a la de Cristina Lago, en Lugo, pasando por las de Jessica Méndez en Barro o María Jesús Cruz, también en la ciudad olívica, o la de Clotilde Rodríguez, una viguesa que perdió la vida a manos de su marino en Tenerife. En todos ellos se produjeron circunstancias imprevisibles.

Cronológicamente 2022 se abrió con la aparición del cuerpo sin vida del profesor jubilado Torreiro Sío, de 69 años, en su piso de la viguesa calle Arenal. Aunque los hechos se descubrieron con el año ya iniciado lo cierto es que el crimen se produjo a finales de 2021. La sorpresa fue al conocerse el autor un joven de origen brasileño de 21 años con el que la víctima había mantenido algún tipo de relación. Tras acuchillarlo de forma reiterada se apropió de dinero, el coche y de las tarjetas del fallecido y se fue de la vivienda. El 5 de enero el presunto autor del crimen fue detectado en un control de tráfico en la autopista AP-53, en Silleda, conducía el vehículo de la víctima y presentó la documentación del fallecido. Saltaron las alarmas cuando los agentes acudieron a la vivienda y se encontraron el cadáver.

Todo apunta a que el robo fue el móvil pero lo extraño es que víctima y verdugo se conocían y mantenían una relación de confianza, por eso extrañó lo ocurrido.

Sorprendente también fue el último de los hechos luctuosos de estas características que se produjo en la ciudad de Lugo. Ocurrió el sábado 26 de noviembre cuando Cristina Cabo Buján, 42 años, salió con un grupo de amigos como hacía habitualmente. De madrugada acudió a un conocido pub que solía frecuentar ya que estaba muy cerca de su domicilio. Allí conoció a un joven de origen colombiano, que apenas llevaba 20 días en la ciudad de las murallas, con el que entabló conversación. Congeniaron y acabaron en el piso de la mujer que vivía sola.

Lo que ocurrió allí es algo que ahora solo conoce el autor confeso. En su declaración sostuvo que ella se negó a darle un dinero que le había prometido. Fuera verdad o no su reacción entra dentro del grupo de un despiadado criminal: le asestó más de cuarenta cuchilladas en todo su cuerpo, dejando patente la brutalidad de su acción. En su perfil de Facebook tenía escrito el lema: “Quiero ser feliz, ya que mucho he sufrido”. A Cristina le infligió un sufrimiento brutal, tan grande, que el propio criminal reconoció ante la policía que “se me fue de las manos”.

Las muertes de Jessica Méndez y María Jesús Cruz puede calificarse como parte del colmo de la estupidez humana. La primera, una joven de 29 años natural de Barro, sufrió desde que era adolescente una especia de acoso psicológico por parte de un vecino, casi 20 años mayor que ella, que estaba obsesionado con Jessica: miradas lascivas, pequeños tocamientos, insinuaciones, mensajes vía wassapp... todo en medio de un ambiente complejo: ambas familias tenía una gran relación de amistad que se rompió por el empecinamiento del hombre.

Algún cable se le debió cruzar el 17 de marzo. Ella que tuvo que dejar la casa de sus padres para irse a vivir con su novio acudió a la vivienda familiar en Porráns y él no tardó en verla llegar. La tuvo controlada en todo momento y cuando ella se iba en su coche la siguió. Jessica paró en un stop y él la embistió con su coche justo por el lateral donde iba ella al volante. Inicialmente parecía un accidente pero los propios familiares del presunto asesino no tardaron en aportar pistas para inculparle. Sigue en prisión y será acusado de un asesinato con premeditación.

Lo de María Jesús Cruz podría parecer una broma de mal gusto. “Estoy cansada del vecino; yo tengo mi vida, necesito descansar...” le comentó a una vecina una semana antes de que a finales de octubre ese vecino. Ese día el hombre del que había hablado, de 63 años, entró en el apartamento de ella en el edificio de calle Zamora en Vigo y la acuchilló de forma reiterada hasta matarla.

Salió al rellano y comentó que ya estaba el asunto liquidado y fue a entregarse a la comisaría de Policía. Allí declaró que la había matado por que hacía demasiado ruido motivo más que suficiente, según este individuo, para poner fin a una larga historia de desencuentros.

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