Galicia
juicio descafeinado. Demasiadas incógnitas ante el alijo más sorprendente // Ni Fiscalía ni agentes antidroga quisieron hablar de los dueños de la cocaína del narcosubmarino // Quedó acreditado que los detenidos no pertenecían a una organización criminal// ¿Qué pasó en realidad? TEXTO Antonio P. Fidalgo

El cuco estaba en el nido, pero nadie fue capaz de poner el cascabel al gato

  • 20 dic 2021 / 01:00
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“La Guardia Civil, la Policía Nacional y la Agencia Tributaria ya han reflotado el submarino interceptado con 3.000 kilos de cocaína a escasas millas de la playa de Hío, en la comarca del Morrazo. Se trata del primer narcosubmarino detectado en el continente europeo.” Era el primer comunicado del Ministerio del Interior que hablaba de la existencia de este sumergible y que fue rebotado por todos los medios de comunicación del mundo.

Expectación máxima multiplicada con la explicación oficial de que “las investigaciones comenzaron cuando el Centro de Análisis y Operaciones Marítimas en materia de Narcotráfico alertó al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, sobre una embarcación sospechosa que se dirigiría a España por el Atlántico cargada de cocaína. En esta primera fase, la colaboración con los cuerpos policiales de Reino Unido ha sido fundamental. En la operación también han participado policías de Portugal, EEUU y Brasil”.

Un auténtico bombazo. Se confirmaba que los cárteles colombianos aliados con clanes gallegos estaba introduciendo “ingentes cantidades de cocaína”, se le escapó a uno de los máximos responsables antidroga en nuestro país. El batiscafo era la prueba y se hablaba de un cementerio de este tipo de naves hundidas en las costas de nuestra comunidad.

A la historia no le faltaba ni un solo ingrediente, pero pronto surgieron muchas incógnitas que indicaban que algo no se había hecho bien, como quedó demostrado en la vista que tuvo lugar esta pasada semana en la Audiencia Provincial de Pontevedra contra los siete únicos detenidos: los tres tripulantes y cuatro amigos que acudieron en ayuda.

¿POR QUÉ NO SE HIZO CARGO DE LA INVESTIGACIÓN LA AUDIENCIA NACIONAL? Desde el inicio sorprendió que el asunto no acabara en Madrid habida cuenta de que se trataba de un caso que tenía trascendencia más allá de nuestras fronteras. No había investigación previa, era un chivatazo de la DEA, pocos se fiaban y el marrón cayó en un juzgado de Cangas por reparto tras haberse producido la localización de la nave en un espacio que correspondía a ese término judicial. Allí se abrió sumario y hasta la magistrada tuvo que decidir cuál de los tres cuerpos lo instruía.

¿POR QUÉ LA NOCHE DE AUTOS APARECIERON AGENTES DE LOS TRES CUERPOS SIN NINGUNA COORDINACIÓN? Como locos anduvieron agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y Agencia Tributaria a la búsqueda de la embarcación sin contactos entre ellos y cada uno por su lado como queda demostrado en el sumario. A pesar de lo dicho, ninguno tenía ni idea del tema y recibieron el aviso sin datos previos.

¿POR QUÉ PORTUGAL DEJÓ PASAR EL SEMISUMERGIBLE? El batiscafo navegó de sur a norte por toda la costa del país vecino y estuvo controlado en todo momento. La teoría de que se pretendía desarticular el clan gallego que iba a recibirla se cae por la evidencia de los hechos: no hay referencia alguna a los destinatarios.

¿QUIÉN ESTABA DETRÁS DE ESTE ALIJO Y QUIÉN FINANCIÓ EL OPERATIVO? Cada uno de los tres cuerpos policiales tenía su propio sospechoso y desde todos se lanzaron filtraciones sobre la identidad de los dueños de la cocaína disfrazadas de “solo hay en Galicia tres grupos con capacidad económica para acometer esta operación”. Nunca nadie aportó pruebas sólidas y EL CORREO desvelaba hace unos meses que nadie se había atrevido a desvelar la X que escondía la identidad de los financiadores. Los ecuatorianos detenidos guardaron silencio por seguridad; Agustín Álvarez, el piloto, se mantuvo en sus trece sin desvelar quién le contrató y el resto tocaba de oídas: no sabían nada.

¿EL PAPEL DE LOS DETENIDOS? Desde el principio quedó claro que los siete apresados ni formaban un grupo criminal ni tenían infraestructura alguna. Se comunicaban por whatsapp (aunque algunos sí borraron los mensajes) y no tenían ni idea de nada: cómo alquilar un barco, una furgoneta o preparar el desembarco. Incluso hablaron de robar parte del alijo y la relación de objetos intervenidos a todos ellos era para pensarse muy seriamente el acusarlos de pertenencia a organización criminal como hizo el Ministerio Público aunque la evidencia de los hechos le obligó a retirarla en la última sesión del juicio.

El cuco estaba en el nido, escribió uno de ellos en un whatspp esgrimido por los agentes. Pero en realidad nadie fue capaz de ponerle el cascabel al gato: un operativo de esta magnitud requiere mucho dinero y una infraestructura muy sólida. ¿No se enteró nadie?

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