Inés Rey adelanta a Abel Caballero en el favor del PSOE de Sánchez
El pasado 5 de octubre horas antes del inicio de la cumbre hispanoalemana en A Coruña la alcaldesa Inés Rey recibía en María Pita al presidente del Gobierno en una visita que era algo más que protocolaria. La regidora había pactado con Pedro Sánchez una reunión a solas para exponerle la pretensión de su ciudad de optar a sede de la Agencias Española de Inteligencia Artificial. Inés Rey quería valorar las posibilidades reales y garantizarse el decidido apoyo del Gobierno de España. No quería apostar por caballo perdedor.
De aquella xuntanza Inés salió convencida de que A Coruña acogería un organismo llamado a convertir a Galicia en un polo de referencia a nivel nacional e internacional y pilar importante en la consolidación de la ciudad herculina como la ciudad de las TIC, impulsada por la inteligencia artificial que forma parte del ADN de empresas como Inditex, Altia y otras del área coruñesa.
Quienes vieron salir de la reunión a la alcaldesa, y mejor la conocen, la vieron radiante (pero discreta, como no podía ser menos) y se convencieron de que había logrado su objetivo. Solo faltaba sumar a la Xunta al proyecto algo con lo que ya contaba de antemano, al igual que el respaldo de las tres universidades.
A Coruña, Inés Rey, consolidaba en un jornada tan importante su posición como referente del socialismo gallego ante Moncloa y la calle Ferraz. Haber sido elegida para la celebración de la más importante de las cumbres con países europeos, Alemania lo es y la presencia del canciller Olaf Scholz era le mejor demostración de ello. Dos hitos de este nivel político en menos de un trimestre servían para dar protagonismo máximo a la alcaldesa.
Las puertas del PSOE en Madrid están abiertas de par en par gracias al trabajo realizado por uno de sus hombres de máxima confianza, José Manuel Lage, fontanero más que eficaz que, a la vez, es secretario de Organización del PSdeG tras haber diseñado la estrategia que llevó a Valentín González Formoso a la secretaría xeral del PSdeG.
Inés Rey se enfrentó directamente a Gonzalo Caballero y fue eliminando a sus seguidores en el socialismo coruñés. Pese a su apariencia frágil es mujer de gran carácter que defiende sus ideas con firmeza. No le tembló el pulso ni en el concello (pese a estar en minoría) ni en la propia agrupación local (donde no era la favorita) a la hora de sacar adelante su proyecto socialista. Y conviene señalar que siempre contó con el apoyo de la dirección nacional, donde se le considera un valor seguro en clave de futuro. Aunque ella, por el momento, solo aspira a seguir siendo alcaldesa aunque ya con mayoría absoluta y todo parece indicar que acabará consiguiéndolo.
El grado de aceptación en su ciudad no dejó de crecer desde el primer día premiando una labor sin estridencias pero muy efectiva. Está entregada en cuerpo y alma en consolidar a A Coruña como una ciudad cosmopolita apoyándose en el tirón del efecto Inditex.
EL OTRO POLO. Galicia no se entiende sin la rivalidad entre Vigo y A Coruña y en esa amistosa batalla, salvo en los futbolístico, la ciudad olívica está perdiendo enteros. En la imaginaria balanza del equilibrio político dentro del socialismo español ahora mismo el platillo de Inés Rey está pesando mucho más que el de Abel Caballero, a pesar de que éste es, también, el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias.
La actual dirección del PSOE mira con reticencias al regidor vigués; se le considera de una generación anterior y solo se mantiene por el apoyo ciudadano en Vigo. a él no le llega ni un solo gesto desde Madrid, ni de Moncloa ni de la calle Ferraz, pese a los lamentos de Caballero.
Y lo peor para su orgullo es que se lo hacen notar. En el proceso de descentralización del que se aprovechó A Coruña se despreció a Vigo, descartado desde el primer momento como posible sede central del Instituto Español de Oceanografía, dejando de lado el indudable impacto que la pesca tiene en esa ciudad. Nadie entendió que el Gobierno se enrocara en el rechazo cuando el propio Abel Caballero tenía todo preparado para lanzar el anuncio.
A cambio la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, y el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, acudieron el pasado 1 de diciembre a lo que pomposamente se llamó Mesa de la Ciencia Pesquera que iba a ser un acontecimiento mundial y se convirtió en un foro intrascendente que pasó sin pena ni gloria cuando inicialmente se habían creado unas expectativas mayores.
No fue el único desplante que recibió Abel Caballero del Gobierno de Pedro Sánchez. La ministra de Industria rechazó dotar a Vigo de esa línea de muy alta tensión tan necesaria para garantizar la continuidad de la planta de Stellantis pese a las reiteradas protestas del alcalde que lo único que consiguió fue un diplomático “algo habrá que hacer” sin demasiada convicción. El gigante de la industria automovilística asentado en Galicia se vio igualmente desplazado en los Pertes del sector pese a su innegable potencial.
Abel Caballero, en un entrevista con Fernando González, Gonzo, que quizás se había equivocado cuando no apostó por el ahora presidente del Gobierno para liderar al PSOE y se situó el primero de la lista de apoyos, desde el municipalismo, a Susana Díaz como previamente se había alineado con Javier Fernández, cuando fue elegido secretario en funciones del partido tras descabalgar al propio Sánchez. Desde entonces el alcalde guarda silencio y trata de restablecer unos puentes con la dirección nacional que son demasiado débiles.
El regidor es consciente de ello y por eso prefiere mantenerse al margen de las cuestiones de partido y centrado en iluminar a Vigo. Precisamente en Moncloa no gustó nada que, apenas 24 horas después de que el presidente compareciera para pedir a los españoles que tenían que ahorrar energía, Abel Caballero saliera en pleno agosto anunciando que las luces navideñas de este año iban a ser las mejores de la historia.
Ya se sabe que Pedro Sánchez ni olvida ni perdona. Por eso Inés sonríe y Abel frunce el ceño.