Josefina murió socialista
El próximo 19 de noviembre iba a soplar 111 velas y soñaba con la visita prometida por el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero no podrá ser. Josefina Villaverde Fontenla, la militante más longeva del PSOE, se ha despedido y lo ha hecho como siempre se había imaginado: progresista tal y como nació.
Si su partido cumplió 141 años el pasado 2 de mayo, ella consagró un siglo y una década a esas siglas. “Vine al mundo en el año 9, en 1909, y nací socialista. Si es que muero, moriré con esa condición”, solía decir, con su desternillante sentido del humor. Y ha cumplido su palabra.
La afiliada de mayor edad de esta organización política no se consideraba vieja. Para ella la edad era un número. Su padre, José, murió joven, con cuarenta años apenas, y su madre, Marcelina, tuvo que sacar adelante a la prole: a Josefina y a sus otros hijos, Severino, Daniel, José, Manuel, Ramona y Mercedes.
Marcelina era una mujer valiente y honrada que multiplicaba su tiempo de siembra y cosecha, de cocina, lavado, costura y plancha. Josefina se veía en ese espejo y ella misma, desde bien pequeña, se levantaba para atender el ganado, estudiaba después, y regresaba al domicilio nuevamente a ayudar con lo que fuese.
La mayoría de sus hermanos emigraron, pero ella, que llegó a servir en una casa en Pontevedra, falleció en la vivienda en la que se crió, en Laxos, un núcleo de Cuntis (Pontevedra), su ayuntamiento de toda la vida. Esa era su voluntad.
De lo bélico no le gustaba hablar. Y de Franco se limitaba a opinar que no tendría que haber nacido.
UNA FILOSOFÍA DE VIDA. Josefina se quedó embarazada a los 18 años y sin estar casada, un escándalo en la época, que ella, como adelantada a los tiempos que era, jamás entendió, pues en la casa de uno, “manda uno”. Y en ella, pues mandó ella, explicaba con una seguridad aplastante.
Ejerció de tatarabuela, de bisabuela, de abuela y de madre. Era feminista confesa. Apenas pasó “por los médicos” y de ello presumía, pues gozó siempre de muy buena salud. Cerró siendo ya centenaria la candidatura local de su “fuerza”, una suerte de homenaje a la “socia” más veterana.
Asistía Josefina a las asambleas incluso superada la barrera de los cien otoños, en su caso. También a mítines. Y, cómo no, ejercía su derecho al sufragio, aunque nunca, -comentaba-, se dirigiesen a ella para pedirle el voto.
En el último aniversario suyo que pudo conmemorar, el 110, cuando el alcalde de Cuntis, el socialista Manuel Campos, se presentó en su hogar, ella le hizo prometer para el 2020 un ramo de rosas acompañado de una cariñosa felicitación.
Josefina siempre siguió la actualidad política por la radio. Por la televisión menos, sobre todo últimamente porque el audífono le causaba algunas molestias.
REACCIONES EN REDES SOCIALES. Le gustó Felipe González, en José Luis Rodríguez Zapatero veía un “ángel” y cuando Pedro Sánchez se hizo con la Presidencia fue feliz, pues ansiaba la salida de Mariano Rajoy de la Moncloa.
“Hasta siempre, Josefina”, se despidió de ella, en redes sociales, su regidor, que no pudo cumplir con lo que su paisana le había encomendado.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que tampoco podrá mantener ese encuentro, publicó un mensaje en su cuenta de Twitter para lamentar la partida de la “compañera más longeva”, “una mujer valiente, vital y comprometida con los valores socialistas a la que echaremos de menos”.
También el líder de los socialistas gallegos, Gonzalo Caballero, manifestó en otra entrada que “todos los socialistas de Galicia despedimos hoy con tristeza a Josefina, una gran mujer comprometida y de ideas socialistas que acaba de dejarnos tras una larga vida”.
La Agrupación Socialista de Cuntis, la cuna de Josefina, dio en la red su último adiós a una vecina “de las que dejan huella; luchadora, libre y comprometida”.
Josefina era, no en vano, la historia viva del PSOE .