Galicia

La comunidad educativa posibilitó la baja incidencia del virus en colegios

Consellería, sindicatos y padres coinciden en que docentes, alumnos y progenitores fueron capaces de contener la transmisión en los centros escolares y hacer de las aulas lugares seguros

  • 10 ene 2021 / 00:00
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Después del confinamiento del curso escolar pasado a mediados de marzo provocado por el estado de alarma debido a la pandemia del coronavirus, el comienzo de este en septiembre era incierto y toda la comunidad educativa estaba muy preocupada por el desarrollo del mismo.

Sin embargo, el resultado del primer trimestre no fue nada malo. Y es que la incidencia en los centros escolares de la comunidad autónoma fue siempre más baja que los datos de la sociedad en general, aunque no nula.

De hecho, fueron aumentando los casos paulatinamente, a la vez que lo hacían en Galicia, hasta la primera semana de noviembre, en que comenzó a bajar, también poco a poco, hasta llegar el último día de clase antes de las vacaciones de Navidad a 846 casos activos.

Si en algo coinciden tanto padres y sindicatos, como profesores y otros trabajadores de centros escolares, además de los responsables de la Consellería de Educación es que el éxito de la menor incidencia del COVID en las escuelas hay que atribuírselo a la comunidad educativa.

Suso Bermello, responsable de CIG Ensino, asegura que hubo indicios que “demostran, afortunadamente, o bo facer de profesorado, familias e alumnado, que se comportou extraordinariamente ben” en líneas generales, y evitaron que se produjesen situaciones “que podían ser moito más graves”.

Lamenta el sindicalista, que Galicia fuese una de las dos comunidades autónomas que, al enviar a Madrid el número de contagiados, no desagregó los datos por colectivos. Tampoco en el parte diario que enviaba a los medios de comunicación gallegos especificaba si los contagios correspondían a alumnos, docentes u otros trabajadores.

Aclara también Bermello, que aunque dé la sensación de que el contagio en las escuelas fue mucho más bajo que en el resto de la sociedad, “anda un pouquiño por debaixo da media, pero moi próximo”. Y es que desde el sindicato se detectó un cambio de percepción del profesorado desde el comienzo de curso hasta el remate del primer trimestre: “As primeiras semanas viamos xente con moito temor, estaban realmente moi preocupados, pero despois houbo unha asunción de que o nivel de contaxio que se dá nas escolas é moi aproximado ao nivel global”.

De cualquier manera, invita a visitar su página web para conocer en detalle “todas as denuncias que nos vimos obrigados a presentar na Inspección de Traballo e todas as comunicacións tanto da reunión que tivemos co conselleiro como do pouco que se negociou na mesa sectorial”.

Considera que, con respecto al coronavirus, se actuó “de maneira absolutamente irresponsable por parte do Goberno autonómico” y se queja de que “non se tivo en conta a ninguén, todas as decisións adoptáronse unilateralmente, sen contraste previo con ninguén. Todos eses continuos bailes e bandazos dos protocolos...”.

Desde el sindicato de profesores ANPE, Julio Díaz, da la enhorabuena a la comunidad educativa por su profesionalidad. “Trasladamos con orgullo o bo facer de equipos directivos, docentes e alumnos, que fixeron que este inicio de curso poidese funcionar con total normalidade nos centros educativos de Galicia”.

Eso sí, recuerda que trasladaron sus quejas a la Consellería de Cultura, Educación e Universidade, por la “mala xestión” del personal vulnerable, “con una falta total de adaptación dos postos de traballo”; la “insuficiente” protección al profesorado de enseñanzas especiales, y más en concreto en los centros de educación especial; así como por la tardanza de la puesta en funcionamiento de los equipos AVA (atención virtual al alumnado) y la “circular de dixilitación nos centros unha vez transcorridos catro meses do inicio do curso”.

ANPAS GALEGAS Por su parte, Fernando Lacaci, presidente de la Confederación de Anpas Galegas, asegura que, en términos de COVID, el balance general es de alivio. Y recuerda que antes de empezar el curso “todo se vía negro, moi difícil, houbo discusións, cambiáronse protocolos no último momento...”.

Y reconoce que, “pola razón que sexa, que sanitariamente non o sabemos, pero tampouco imos descartar que simplemente fora porque se fixeron as cousas ben, no resultado non foi tan temible como esperabamos, polo que nos congratulamos”.

Insiste Lacaci en que hace un balance desde el punto de vista sanitario, “se falamos do curso podería dicir outras cousas”. Es claro: “Os resultados están aí avaliando que non foi ningún desastre, que era o que todos temiamos”, e insiste: “Non era en absoluto que nós tiveramos medo, a Administración tamén. O medo era global e xeralizado”.

De nuevo alude al comportamiento “ejemplar” por todas partes, desde las familias, pasando por los alumnos para terminar con los docentes.

Al preguntársele por la actuación de la Administración, reitera que habla exclusivamente del coronavirus “porque o curso foi unha catástrofe”, admite que hay que darle “a súa parte de acerto no que fixo porque os resultados tamén a avalan”, y la califica de “correcta, o mínimo que se pode esperar”. Remata asegurando que se le puede pedir mucho más “pero é verdade que non houbo contaxios, ou polo menos non houbo unha cantidade esaxerada deles, e debemos felicitarnos todas as partes implicadas”.

El director del CIFP Ferrolterra, Enrique Pazo, por su parte indica que empezaron mal, con siete casos seguidos, pero en todo el trismestre en total tuvieron 10, todos importados, “que en 1.200 alumnos no es nada”, y no tuvieron que cerrar aulas. Lo achaca a las medidas tomadas, “la ventilación y la distancia fueron fundamentales, y la suerte”. A lo que tenía miedo es a la vuelta de las vacaciones.

Desde Educación, su responsable, Román Rodríguez, no se cansó de decir antes, durante y el primer día tras la Navidad, que el buen resultado es debido “ao enorme traballo e sobreesforzo por parte da comunidade educativa, especialmente do profesorado, equipos directivos dos centros, alumnos e familias”, que hicieron posible que las aulas fuesen un lugar seguro y que los centros “funcionen de cortafuegos” del virus.

Antes de las vacaciones
Último balance: 846 casos

··· El último día de clase, antes de las vacaciones de Navidad, Galicia mantenía en cuarentena un total de 53 aulas en los centros educativos, que contabilizaban 846 casos de coronavirus, 12 menos que el balance correspondiente al día anterior.

··· Permanecían cerradas tres escuelas infantiles en las que se detectaron casos de COVID: Barrio Sésamo 4 de Lugo, Chiquis de Pontevedra y Cáritas Tui-Vigo en la ciudad olívica. En cuanto al número de aulas cerradas, la cifra global había descendido a 53, dos menos que las que había en la jornada anterior.

··· El colegio con mayor incidencia de Galicia era el coruñés CPR Plurilingüe La Grande Obra de Atocha, con 23 positivos, aunque solo tenía un aula cerrada.

“Se conectaron con él telemáticamente cada día de la cuarentena”
Su madre se queja de la falta de coordinación y de que los rastreadores tardaron en llamarles

Santiago. Lucas, con diez años, fue uno de los muchos niños que tuvieron que hacer un confinamiento preventivo porque un compañero de clase dio positivo por COVID. La directora del compostelano Colegio San José de Cluny, concertado, llamó a su madre, Cristina, para informarla de la situación “por cercanía de asientos con el compañero positivo”.

Cristina decidió que su hermana, Claudia, que va al mismo centro, quedaría en casa también los diez días, aunque el protocolo dice lo contrario, que hay que asistir a clase. “Una cosa es el protocolo y otra el sentido común”, asegura su madre convencida.

A partir de aquí, “todo fue una mala coordinación entre la Consellería y no sé exactamente quién era el que nos tenía que haber llamado porque no nos llamó nadie”, dice Cristina. Finalmente, los rastreadores se pusieron en contacto con ella, varios días después. “Me dio la impresión de que no se comunicaban con el Sergas porque no sabían si nos iban a hacer el PCR (el niño tuvo que ir al hospital por una crisis asmática y le hicieron la prueba) ni si se la iban a repetir. Me decían: si le llama el Sergas bien, y, si no, es que no se la tienen que repetir”. Eso sí, la madre de Lucas y Claudia asegura que desde la primera llamada del equipo de detección, los rastreadores telefoneaban dos veces al día para preguntar cómo evolucionaba el niño. “Los rastreadores, muy buena fe, pero llegaron tarde”.

Lucas estuvo confinado en su habitación y solo salía para comer, él solo. Eso sí, desde el colegio se conectaban con él todos los días por la mañana para ponerle los deberes. Tanto la tutora como el resto de profesores, cada día con el responsable de una asignatura. Desde marzo del curso pasado ya tenían activada la plataforma Teams y así se comunicaban.

¿Y el resto del día? Un rato la tele, un rato lectura, un rato videoconsola. c.b.

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