Galicia

La prohibición para entrar en salones de juego afecta a más de 1.600 gallegos

La inscripción es voluntaria y gratuita // En marcha un registro nacional coordinado con las comunidades // Ludópatas rehabilitados piden que abarque todo el azar

  • 04 oct 2020 / 00:00
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Cuando una persona asume que tiene problemas con el juego y que es ludópata, en la mayoría de los casos, decide anotarse en le Registro de Prohibidos de su comunidad autónoma. Esta inscripción supone la autoprohibición para entrar en los salones de juego presencial, pero no en todos. En Galicia hay en estos momentos 1.622 personas anotadas de forma voluntaria y gratuita en el registro gallego, según los datos aportados a este diario por Vicepresidencia de la Xunta.

Esta prohibición les impide la entrada a todos los establecimientos de juego que cuenten con control de acceso de prohibidos, es decir, casinos, bingos, tiendas de apuestas y salones de juego con apuestas de más de 20 euros. En el resto todavía no es posible.

Todas las comunidades cuentan con su propio registro de prohibidos para los juegos presenciales y también existe uno a nivel nacional para el on line. Es decir, 18 registros que, además, no están interconectados. De esta forma si un jugador anotado en Galicia va a otra comunidad no tendrá ningún problema para acceder a sus bingos, por ejemplo, o debería anotarse en todos los registros autonómicos.

Este mismo mes de septiembre, en la sesión plenaria del Consejo Nacional de Políticas de Juego –que preside el ministro de Consumo, Alberto Garzón–, celebrada por videoconferencia con la presencia del vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se debatió sobre la conveniencia de impulsar mecanismos que permitan contar con un modelo uniforme de registro de prohibidos entre las comunidades autónomas con el objetivo de dar una adecuada protección a la ciudadanía. La propuesta, apoyada pro la Xunta, implicaría que cuando un ludópata se anote en cualquier autonomía sus datos pasen a formar parte de un registro común.

El acuerdo contó con el apoyo de todas las CCAA, a excepción del voto en contra de Cataluña y las abstenciones de País Vasco y Comunidad Valenciana.

El Gobierno gallego lleva años demandando esta interconexión a nivel nacional, para “proteger a colectivos especialmente vulnerables” otra de las finalidades que se pretenden con el nuevo anteproyecto de Lei de Xogo que está tramitándose. “Uno de los objetivos de esta ley es regular un juego responsable” por lo que incluye “la obligatoriedad de que todos los establecimientos de juego deban tener control de acceso para evitar la entrada de menores y de las personas que figuran de forma voluntaria en el Registro de Prohibido”, informa la Xunta en un comunicado.

Desde Agalure, la Asociación Gallega de Ludópatas Rehabilitados, Gerardo Rodríguez, vocal de su junta directiva y secretario de Fejar, la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, explica que contar con un registro único en toda España es un paso muy importante ya que dejará de haber 18 registros diferentes que funcionen por separado.

El registro estatal, que no incluye los listados de las autonomía y que solo tiene capacidad para restringir el acceso al juego online, tiene actualmente 54.294 inscritos

Sin embargo, los jugadores creen que se podría dar un paso más y, además de controlar los establecimientos con control de acceso como bingos o casinos, “falta que se haga también en los juegos pasivos, loterías, Once y máquinas” tragaperras, porque en este momento a estos juegos puede acceder cualquiera sin ningún control.

En cuanto a la nueva Lei de Xogo gallega, aún no aprobada, Rodríguez indica que la consideran “un avance”, aunque, “nos gustaría que incidiera en todo tipo de juegos”, ya que de este modo se “protegería a un sector muy vulnerable” como es el de los jugadores en rehabilitación o ya rehabilitados, un aspecto pro el que deberían de apostar “todas las partes implicadas”, subraya.

Además, llama la atención no solo sobre las personas autoprohibidas para la entrada en los salones de juego, “sino también los menores”. El vocal de Agalure hace hincapié en el hecho de que “Los menores juegan. Solo hay que observar un poco para ver lo que está ocurriendo, que están jugando porque no hay control”, y este es un problema “que urge atajar” y para el que es necesario “tener voluntad”, recomienda.

Por este motivo, las medidas gallegas de establecer distancia entre los salones de apuestas y juegos con centros educativos y con parques infantiles le parece “muy positiva y conveniente”. Para Rodríguez “no tenía sentido lo que ocurría antes, que debían guardar una distancia mínima entre dos casas de juego y no con un centro educativo. Esto está solucionado, porque la nueva actualización”, que propone el Gobierno gallego mejora lo existente”, pero, para los jugadores en rehabilitación “faltaría una regulación más firme en los juegos estatales como la lotería o la Once. También hay que regularlos porque no tienen control de acceso”, pero estos no serían competencia autonómica sino estatal.

Agalure cuenta actualmente con 1.400 socios y alrededor de 60 personas en tratamiento para su adicción. “Sin olvidar que el tratamiento es para ellos y para sus familias, que también lo necesitan. Son la parte oculta de esta adicción”, remata Rodríguez.

Galicia cuenta con un Decreto que limita la cantidad máxima de casas de juego y apuestas que puede haber en la comunidad. Cada establecimiento debe estar, además, a más de 300 metros de los centros educativos no universitarios, así como de centros oficiales de rehabilitación de ludópatas y de otro establecimiento dedicado a los juegos de azar. La Xunta creó un grupo de trabajo, con todos los sectores implicados, para trabajar en las medidas más importantes a incorporar en la nueva ley.

Además, prohíbe expresamente la publicidad del juego en línea y cualquier tipo de juego presencial de competencia autónoma en la radio y televisión pública de Galicia.

“Yo tengo dos enfermedades crónicas: diabetes y ludopatía”

La vida puede dar un vuelco cuando menos te lo esperas. Para bien o para mal. Lo sabe bien José Ramón Romero, un coruñés de 43 años que le ha plantado cara a su adicción al juego, no sin antes perder mucho dinero y sufrir, tanto él como su familia. De hecho, su mujer y sus dos hijas son una parte muy importante de su recuperación y, cómo no, de esa sonrisa que se le adivina en la cara solo hablando con él por teléfono.

Pese a ser este un tema sensible, él quiere salir en este reportaje dando su testimonio con nombre y apellidos y foto. “No tengo nada que ocultar”, dice, al contrario, se siente muy orgulloso de poder decir que está en rehabilitación y si su historia puede ayudar a alguien, mejor.

José Ramón explica que todo comenzó hará unos 6 o 7 años. Antes hacía “mis quinielas de fútbol o la Primitiva, pero nada fuera de lo normal, pero un buen día fui con un compañero de trabajo a cenar y descubrí que había máquinas de apuestas. Gasté un único euro en un apuesta de que metía un gol un jugador del Atlético de Madrid y a raíz de ahí empecé a jugar”.

Para él no era algo social, sino que siempre jugaba solo, “escondido del mundo, mintiendo, sin que nadie lo supiera, ni amigos, ni familia, ni mi mujer... nadie sabía nada”, indica.

Robó dinero de las huchas de ahorro de sus hijas, pidió préstamos, tarjetas, etc. Pero en 2015 su mujer descubrió que “debía 18.000 euros en tarjetas” y comenzó su rehabilitación y dejó de jugar durante casi cuatro años. Sin embargo, como en la mayoría de las adicciones, cuando algo va mal o la vida te da un revés, esta puede convertirse en la válvula de escape y eso fue lo que le pasó a José Ramón. Su madre murió en 2018 y el recayó en su ludopatía.

Pero en esta ocasión su mujer estaba prevenida y cuando solo había gastado en el juego mil euros se enteró. “Tuve la gran suerte de que mi mujer me descubrió y encontramos a Agalure, que fue lo mejor que me pudo pasar para recuperar mi vida, como es así a día de hoy”. Él explica que entrar por la puerta de la asociación fue lo que le salvó la vida, y las ganas de salir adelante suyas, claro. Pero José Ramón asegura que “el que entra por esta puerta con ganas sale nuevo, con vida nueva. Ludópata, sí; para toda la vida, sí. Pero no pasa nada, es una enfermedad más. Yo sé que tengo dos enfermedades crónicas: la diabetes y la ludopatía”, y añade: “Si pudiera controlar igual de bien mi diabetes que como controlo ahora el juego...”.

Él acaba de ser dado de alta en su tratamiento de rehabilitación, casi un año le llevó, con terapias, psicólogos y reuniones grupales. De hecho, ahora que se puede considerar curado acude a Agalure a ayudar a citas de bienvenida de nuevos pacientes, porque sabe que escuchar a gente que pasó por lo mismo que tú y lo logró puede ser un empujón muy importante para tus “ganas”; como él lo llama. Quién lo va a saber mejor que un ludópata rehabilitado.

En ese año de terapia, de proceso, en Agalure le enseñaron normas, como la “forma de usar el dinero bien, aprender a no tener dinero encima y llevar lo justo que necesitas”. Si lo normal es llevar en la cartera 50 euros, pro ejemplo, por si acaso, ahora no lo puede hacer. “Al principio es muy difícil, pero solo puedes llevar el dinero que sabes que necesitas y vas a gastar”.

Por ejemplo, si sale a tomar un refresco, lleva el dinero justo para él. SI va al supermercado, escribe una lista de la compra y no puede salirse de ella, entre otras cosas porque no leva dinero para más. “Teniendo dos hijas como yo y que en el supermercado me pidan una chocolatina y no poder comprársela... es difícil. Y le tengo que decir que no la tengo presupuestada, porque tengo que apuntarlo todo. Esto me pasó con mis hijas, pero también valió para que ellas aprendieran. Saben que si iban conmigo y yo no tenía algo apuntado no se lo podía comprar”, explica. Porque sus hijas –de 7 y 11 años ahora– , desde el primer día, supieron lo que le pasaba a su padre.

José Ramón nunca jugó on line, solo presencial y en apuestas deportivas, así que el registro de autoprohibición para acceso a salas no le afecta demasiado ya que con solo entrar a un bar con máquina de apuestas, que no piden DNI, ya le serviría. “Por eso necesitamos la ley, es una enfermedad difícil de controlar. Necesitamos medidas para que no podamos acceder a máquinas, pero tampoco tragaperras ni apuestas, que incluso juegan menores en el descanso del instituto en el bar de la esquina”, remata.

alerta
12.000 menores gallegos apuestan dinero

··· Según un estudio desarrollado en la Universidade de Santiago (USC), dirigido por el doctor en Psicología Social Antonio Rial Boubeta, presentado en 2019, los menores de 12 a 17 años de Galicia juegan y apuestan dinero. De hecho, el 12,5 % “han apostado dinero en algún juego” de azar, explica el experto. Aunque el juego está ligado al uso de las nuevas tecnologías, la mayoría de adolescentes apuestan de manera presencial. El 22,4% reconoce que lo hizo en locales y, de ellos, el 10,7%, al menos una vez al mes, es decir, “alrededor de 12.000” menores apuestan de manera regular”. Una práctica que realizan “a la vista de todo el mundo en bares y cafeterías” y en “8 de cada 10 casos no se les pide el DNI”, pese a ser ilegal.

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