La USC apuesta en su presupuesto por las personas y contiene gastos
Crece un tres por ciento con respecto al año pasado y supera los 262 millones de euros // Para 2021 recorta un 15 % linealmente los pagos corrientes // Asegura su sostenibilidad financiera
“Son unos presupuestos arriesgados pero contenidos, que apuestan por las personas”. Así define el gerente de la Universidade de Santiago (USC), Javier Ferreira, las Cuentas para 2021, que se acaban de aprobar en el Consello de Goberno y aseguran la sostenibilidad financiera de la misma. Son algo más de 262 millones de euros, la cifra más alta de la historia, con la que la institución académica pretende devolver el protagonismo a la vida universitaria.
El presupuesto supone un incremento del tres por ciento con respecto a 2020 y, en palabras del también profesor de Derecho, es el más relevante del mandato, “porque nos permitió aplicar las políticas comprometidas por el rector en su campaña” y donde se refleja “el esfuerzo que hizo el gobierno y la comunidad universitaria” a lo largo de tres años de mandato “y singularmente en el período COVID”.
Por destacar algunos datos, logran contener el incremento de la masa salarial por debajo del aumento del 0,9 por ciento de las retribuciones públicas. La subida se queda en el 0,28 %, que supone mucho teniendo en cuenta que la partida de gastos de personal se va a los 150 millones.
Este ahorro, logrado con “consenso social, sin crispación y con la participación activa de la comunidad universitaria, en particular de los sindicatos”, lo atribuye a reducir progresivamente la precariedad laboral y, en el ámbito del Personal de Administración e Servizos (PAS), facilitar la movilidad funcional, es decir, que los trabajadores pueden llevar a cabo funciones que “aparentemente no les corresponden, lo que evita muchas contrataciones temporales”.
Otra razón fundamental para esta contención es la renovación generacional del Personal Docente e Investigador (PDI), una plantilla excesivamente envejecida en la USC, y el ahorro derivado de la diferencia entre la incorporación de profesorado ayudante doctor y las jubilaciones que se producen en el cuerpo docente, en muchos casos catedráticos.
Otra medida importante es la bajada de un 15 % lineal en todos los gastos corrientes de los órganos de gobierno y servicios centrales. La operación supone un ahorro de prácticamente medio millón de euros, al pasar de los 27.287.000 del año pasado a los 26.830.000 de este ejercicio. También tiene mucho que ver la prevista internalización del servicio de limpieza, que esperan hacer realidad en el mes de agosto.
“Es una internalización económica, no ideológica”, asegura Javier Ferreira, que explica que ahora los costes salariales del personal son iguales los de los trabajadores de la limpieza que los de la USC, “con lo cual no hay ningún tipo de rendimiento que podamos obtener por tenerlo externalizado”. La diferencia estriba en la obligatoriedad de pagar el IVA si el servicio es externo.
Todo este ahorro y contención de gasto lo dirigen los regidores de la Universidade de Santiago a dos ejes fundamentales: infraestructuras e investigación.
Infraestructuras La inversión en infraestructuras tiene como objetivo prestar un mejor servicio a la comunidad universitaria. Debido a la crisis económica hacía diez años que no se les tocaba. Y ya se empieza a ver alguna de ellas, como en aulas y el nuevo salón de actos de la Facultade de Medicina (el Aula Magna, que será polivalente y se usará como sala de lectura e incluso para docencia), la Unidad de Xestión de Centro de Económicas, la renovación de las fachadas de San Xerome y Fonseca y la licitación de todos los proyectos de ejecución para el nuevo edificio de la Cidade da Saúde, en el que se ubicará Farmacia y trasladarán otras titulaciones relacionadas con la sanidad, como Enfermería.
La institución académica invertirá siete millones de euros en obras, de los que cuatro proceden de una partida extraordinaria de la Xunta, pero la USC aporta un millón de sus fondos estructurales, gracias a los ahorros generados en personal y gasto corriente. “Esta inversión genera empleo en la ciudad. Son puestos de trabajo”, asegura orgulloso el gerente, “y permite mantener nuestro patrimonio en un estado mínimamente bueno”.
Además, la institución académica cuenta con 2.100.000 euros, también del Gobierno autonómico, para obras RAM (reparación, ampliación y mejora). Se trata de ejecutar obras básicas y muy necesarias en la Facultad de Medicina o la envolvente de la de Historia (ventanas, tejado y fachada para mejorar la eficiencia energética).
Investigación Otra de las apuestas importantes de la USC en los presupuestos es la investigación. Abrirá programas propios de contratación de investigador distinguido (6) e investigador predoctoral (5), que esperan ampliar a final de año.
Además, se destinarán recursos para crear estructuras de investigación, como los actuales centros singulares, pero en otros ámbitos en los que hay de momento. “Se trata de crear una estructura investigadora que responda a lo que es la USC, el 55 por ciento de toda la investigación gallega”, asegura Javier Ferreira. Para eso, se está trabajando en el CiSPAC (Centro de Investigación Singular dos Paisaxes Culturais), uno en el ámbito de las Ciencias Sociales, otro de Humanidades y en otro en el campus de Lugo.
El gerente también saca pecho al decir que “somos la única universidad que tiene un acuerdo para regular el personal contratado en investigación”, que supondrá la regularización de su situación laboral, a menudo precaria, y un avance de cara al futuro en una carrera investigadora. La posibilidad de que una persona desarrolle actividad investigadora en la institución compostelana hasta el final de su carrera, como se hace por ejemplo en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). “Teniendo en cuenta que somos el pulmón investigador de Galicia, suponemos más del 50 % de la investigación, por recursos, por volumen financiero... se tiene que traducir en una estructura de investigación distinta”. De hecho, otras universidades están mirando hacia la cinco veces centenaria para hacer las cosas de la misma manera.
··· Javier Ferreira lanza una petición firme y es la necesidad de que se impliquen todas las administraciones con la USC. “Nosotros somos ciudad y lo concebimos así”. Y es que Santiago o Lugo no se pueden pensar sin la institución académica. Y sin su espacio físico. “Tenemos miles de metros cuadrados en el casco histórico, casi 700.000 en el campus sur y en el campus norte (se refiere a Compostela). Espacios privilegiados de convivencia ciudadana. La ciudad tiene que tener una apuesta decidida”. De hecho, el desarrollo sur de Santiago no se entiende sin el campus, del que disfrutan las familias con sus hijos para pasear o tumbarse en el césped los fines de semana. “El mantenimiento es caro. La USC no tiene esos recursos. Yo creo que hay sensibilidad, pero faltan hechos”.
··· Por primera vez en más de una década la USC baja de los veinte millones de deuda. La cuantía que tendrá que abonar este año es de algo más de 2.912.000 euros.
··· A pesar de las circunstancias originadas por la pandemia, hizo frente a la deuda programada para 2020, que ascendió a 3,8 millones de euros, una de las cuantías más altas teniendo en cuenta los cuadros de amortización. Mantuvo la estabilidad financiera y económica mediante la compensación del gas-to extraordinario que supusieron las medidas contra el COVID.
··· La irrupción de la pandemia tuvo consecuencias. El cierre de las instalaciones, por ejemplo, implicó cierto ahorro, que supuso unos 0,3 millones de euros. Pero la pérdida de ingresos fue muy superior, derivada, entre otros, de no ingresar las cuotas de residencias, cánones de cafeterías y comedores o la pérdida derivada de operaciones que no se pudieron ejecutar. A la disminución de ingresos, de unos 6,9 millones, hay que añadir el gasto de la gestión de la pandemia, especialmente el material higiénico-sanitario y el tecnológico.
La intención de la Universidade de Santiago con las Cuentas para este año es la de devolverle la vida a los centros y que el alumnado recupere el protagonismo que tiene legítimamente. Además de toda la inversión digital hecha y por hacer, que redundará en favor de una docencia de más calidad, el equipo de gobierno quiere que los centros vuelvan a recuperar la vida y la actividad de otros tiempos.
Para eso este año destinarán un millón de euros para obras descentralizadas. Son los propios centros lo que deciden qué obras pequeñas pueden hacer porque las grandes siguen siendo centralizadas.
Y ahí se enmarcan los Espazos USC, con cuatro actuaciones. La primera trata de recuperar la vieja secretaría, unidades de gestión de centro y departamento, que el alumno pueda resolver sus cosas allí, a pesar de que ahora la mayoría de los trámites se hacen telemáticamente. El ejemplo ya está terminado en la Facultad de Económicas, un espacio diáfano, de cristal, a su entrada. Se trata, en fin, de aproximar los servicios a los miembros de la comunidad universitaria y la recuperación de los centros como eje de la vida universitaria.
Otra es la red de cafeterías y comedores, para crear allí vida como espacio cultural y de extensión universitaria. No todas son aptas, pero un ejemplo es la cafetería de la Facultad de Historia, pegada a la plaza de abastos compostelana, a la que acuden todos los turistas. Puede contar con una programación cultural e incluso un puesto de venta de libros editados por la USC. Es un modelo muy próximo al de las universidades americanas o sajonas.
Una tercera iniciativa será la reforma del Pabellón Estudiantil, donde se concentran ahora la mayoría de los servicios al alumnado, con las mismas premisas que la reforma de las unidades de gestión, un espacio abierto.
La cuarta pata en el marco de los Espazos será la mejora de la imagen de algunas dotaciones de los campus, como las que se sitúan en el entorno de la Facultad de Farmacia y los alrededores, y del anfiteatro del campus de Lugo. Será a través de un programa de arte urbano, desarrollado en colaboración con la comunidad universitaria.
La atención al alumnado contempla también la necesidad de proporcionarle un entorno saludable, seguro y confortable, donde poder vivir y desarrollar su actividad universitaria, fomentando la interacción social y garantizando la igualdad entre las personas y la prevención de la exclusión. Son objetivos marcados en los presupuestos para 2021, con los que se impulsarán una serie de acciones dirigidas a mejorar la oferta de alojamientos de calidad, cómodos y funcionales, a través del Plan de mejora de la calidad de vida en los campus.
Asimismo, dotar de una red de comedores y cafeterías que proporcionen una dieta saludable y un lugar donde relacionarse, esto último incluido en la estrategia Espazos USC.
Otras de las intenciones para este ejercicio es establecer una oferta de actividades culturales y deportivas que favorezcan el desarrollo integral de las personas. También potenciar la red de servicios de apoyo y asistencia a la diversidad funcional o a aquellas personas con dificultades psicológicas o de adaptación al nuevo entorno estudiantil, e incluso estudia la creación de una unidad de atención psicológica.