“No hay crimen perfecto, sino instrucción infumable”

Muy pocas personas del entorno Déborah Fernández-Cervera, hallada muerta en en una carretera de O Rosal diez días después de su desaparición en Vigo en 2002, conocían en detalle la intimidad de la relación de la joven de 21 años con su novio como su madre, Rosa Neira. Por eso ayer, al prestar declaración por primera vez en todo el proceso, tanto de investigación policial como de instrucción judicial, a pesar de que ya han transcurrido 18 años del fallecimiento de su hija, Neira sintió un gran alivio al poder contar los pormenores del noviazgo por los que no se había interesado nunca ninguna autoridad, y por la que nadie le había preguntado hasta ayer. Precisamente sobre este extremo la jueza de Tui que instruye el caso le planteó durante su comparecencia de este viernes una importante batería de preguntas, según relató a esta redacción su hija Rosa Fernández-Cervera.

“Es la primera vez que escuchan a mi madre...y ya iba siendo hora”, recalca Rosa Fernández-Cervera, al asegurar el relato protagonizado durante dos horas por su madre ante la jueza, “y las incidencias que ella pueda aportar va a proporcionar una buena composición de lugar tanto a la fiscalía como a los jueces”.

SABER LA VERDAD Entre los principales valores del relato de Rosa Neira se encuentra que entre ella y Déborah “existía mucha intimidad” y que es una de las “personas que más puede saber de la pareja”, afirma Rosa Fernández-Cervera, de ahí que insistiera en recalcar la trascendencia de la declaración realizada por su madre.

Contenta por poder aportar por primera vez en 18 años la información que guarda en su poder, Rosa Neira, antes de acceder al juzgado tudense, aseguró que para ella se trata de “una pequeña victoria dentro de este proceso tan largo, poder contar lo que he vivido”.

Rotunda, a pesar de los nervios, reivindicó que “no existe un crimen perfecto, sino una mala investigación, una infumable instrucción y un espíritu corporativo por abordar el mal hacer de atrás”.

Rosa Neira explicó que a poco de prescribir el delito por la muerte de su hija insiste en pedir “justicia y saber la verdad”. Aseguró sentirse acompañada, además de por Déborah, por toda su familia de decenas de personas que le animan, por lo que ya no ve el juzgado como el palacio de justicia “sino la casa de los espíritus buenos, o eso es lo que esperamos”.

TRAMITES PENDIENTESTras las dos horas de declaración, de las que llamó la atención la proactividad de la jueza y que el fiscal solo planteara tres preguntas, la familia está pendiente de que se resuelvan trámites pendientes que consideran muy importantes. Entre estos se encuentra el volcado del disco duro del ordenador de Déborah, para el que el juzgado ha librado el correspondiente oficio esta semana, con la finalidad de acceder a la información no analizada hasta ahora, tras verse frustrado el primer intento en sede judicial ante el posible deterioro.

Siguen pendientes de que el Imelga informe sobre la autopsia realizada en su día y saber si el cadáver fue embalsamado para poder realizar nuevas pruebas forenses y una segunda autopsia.

Para la familia de Déborah también es trascendente que José Fernández-Cervera, hermano de la joven, sea llamado a prestar declaración, ya que nunca, a pesar de los 18 años transcurridos, ha sido convocado ni por la policía, ni por el juzgado, para realizar sus aportaciones. A esto se suma que Rosa únicamente ha comparecido ante la policía y tampoco se le llamó en fase de instrucción.