Galicia

Sandamil no recuerda si mató a Desirée, pero sí que intentó quitarse la vida al verla muerta

La gallega, que supuestamente asesinó a su hija, rechaza haberle hecho daño // “Lo que siempre quise era una niña”, manifiesta ante la Audiencia de Lugo, donde se enfrenta a la pena máxima

  • 08 feb 2022 / 00:00
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Discreta, vistiendo los mismos colores que los agentes de la Guardia Civil que la custodiaban hasta el interior de la Audiencia Provincial de Lugo, Ana Sandamil no consiguió pasar desapercibida durante la primera jornada judicial dirigida a esclarecer el crimen de Desirée. Encapuchada, su madre y presunta asesina fue blanco de micrófonos, cámaras e incluso algún familiar de la pequeña que no pudo aguantar la rabia. Una impotencia que muchos sintieron cuando la presunta infanticida rechazó haberla matado. “No recuerdo hacerle daño a mi niña”, dijo.

En un ambiente de extrema tensión a las puertas del juzgado, insultos y hasta un intento de agresión recibieron a la imputada, que utilizando en su vestimenta tonos verdes (la cazadora) y negros (los pantalones, las botas y la mascarilla) imitaba a la perfección el atuendo de los efectivos de la Benemérita que la llevaban esposada a declarar. “Hija de puta” y “asquerosa”, sonaban entre los asistentes que esperaban a la acusada, que junto a estas malas palabras se llevó un tirón de pelo.

Sentada en el banquillo por el asesinato de su hija de solamente siete años, que fue hallada muerta en su vivienda de Muimenta (Lugo) el 3 de mayo de 2019, Sandamil contó una historia muy distinta al “macabro plan” que la Fiscalía acusa que ejecutó con afán de arrebatarle la vida a la pequeña. Indicó que no recordaba haberle hecho “nada” a Desirée y que cuando se la encontró inerte creyó que se había caído de la cama en la que ambas dormían. Entonces decidió reanimarla sin éxito.

Eso lo hizo, conforme aseguró, cuando apretó el interruptor del cuarto y vio que la joven no reaccionaba. Pese a acostarse juntas, tras despertarse aquel día no encendió la luz, indicó, y a “oscuras” abandonó la habitación que compartía con la niña. Fue a la cocina, preparó café, comió una manzana y después fumó un pitillo. Después de “un cuarto de hora” volvió para levantarla. Pero ya no era posible.

“La cogí, la puse en la cama e intenté reanimarla, apretándole en el pecho, la barriga, soplándole en la boca... y no respondía”, señaló Sandamil, que se encuentra en prisión provisional comunicada y sin fianza y se enfrenta a la permanente revisable, pero su versión no supo responder al por qué había salpicaduras de un fármaco antidepresivo (Trazodona) en el cabecero de la cama, en la pared de la habitación y en una mesita.

En esta línea, la única sospechosa por el asesinato de la joven hizo gala de su inestabilidad mental al admitir que ingirió esas pastillas en cuanto vio que la menor no respondía a ningún estimulo y después avisar a su madre de que algo le había pasado a la cría. “Mi vida no tenía sentido”, “lo que siempre quise era una niña”, “yo nunca intoxicaría a mi hija, es lo que más quería en el mundo”, “mi madre me hizo vomitar”, “cuento la verdad, es lo que me recuerdo”, añadió por partes.

BUENA RELACIÓN CON SU HIJA. En cuanto a la relación con la pequeña, Sandamil remarcó que era buena, que la había criado ella y que estaba siempre a su lado. “No teníamos discusiones ni nada, yo no tenía ningún tipo de problema con mi hija”, apuntó, para acto seguido cargar contra el padre de Desirée, José Manuel Leal. Dijo que no estaba obsesionada “ni de coña” con él y que este se “portaba fatal”. “Me llamaba hasta puta delante de la pequeña, me acusaba, decía que siempre todo era culpa mía, (ella) con él no quería estar”, dijo, narrando otro episodio en el que la niña habría mordido a su progenitor para que dejase en paz a su madre.

Respecto a sus problemas mentales, que dieron comienzo cuando la relación con su marido acabó, Sandamil (que necesitó ir a psicólogos y psiquiatras) comentó diferentes episodios extraños, vivencias paranoides como que tuvo que dejar un curso al que se apuntó estando en paro porque pensaba que le echaban “droga en el café” algunos de los asistentes. También que sentía “ruidos de noche, así como voces” que le impedían dormir”, o comportamientos muy protectores con Desirée, a la que privó de ir a diferentes eventos tras ese cambio “radical de personalidad” con el que no podía seguir.

la trataba como si fuese “su objeto”
Hablan los familiares

··· También habló ayer José Manuel Leal, padre de Desirée, que tras un biombo (para no ver a Sandamil) dijo que cuando la niña nació su madre empezó a comportarse como si fuera su “objeto”, negó haber maltratado a su mujer, y descartó que su pequeña hubiese tomado el fármaco por error. Por su parte, la abuela materna de la criatura indicó que para su hija Desi “era sagrada”, que José Manuel tuvo mucho maltrato verbal con ella, que no le pasaba la pensión de alimentos y que no se la pedía por miedo. También contó que Ana le había dicho que le pegaba y que estuvo en tratamiento por la vida que le daba. Junto a ellos, declararon 3 familiares más.

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