Galicia

Una travesía gallega por Afganistán: seis puntos para paliar el terrorismo yihadista

Con la Brilat, Roberto Domínguez viajó por diferentes ciudades para mentorizar al ejército autóctono en su lucha contra la lacra

  • 09 may 2021 / 01:00
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Kabul, Kandahar, Herat, Qala i Now, Ludina, Moqur: paradas obligatorias del teniente coronel de la Brilat Roberto Domínguez González. Recorrió durante siete meses el territorio afgano para mentorizar a sus Fuerzas e Instituciones de Seguridad y dotarlas de “capacidades suficientes para hacerse cargo de su propia seguridad” frente a los ataques talibanes.

“Nunca he tomado tanto té, los afganos lo beben a todas horas”, recuerda el militar gallego, quien en 2010 llegaba al país cuando era comandante. “Tampoco podré olvidar ese cordero envuelto en papel de periódico”, añade. Siempre lo comía cuando tenía que desplazarse fuera de base.

Con amplia experiencia en conflictos mundiales, habiendo prestado su apoyo en ocho misiones, Domínguez relata que esta fue, sin duda alguna, la “más bonita” de las que ha participado. No obstante, toda rosa tiene su espina: “También la más peligrosa”.

De aquella, formaba parte del equipo de asesoramiento y enlace (OMLT) con el ejército afgano. Un grupo constituido para entrenar, asesorar, ayudar y asistir a las Fuerzas e Instituciones de Seguridad autóctonas, aprovisionándolas de los recursos necesarios para que pudieran combatir el terrorismo yihadista.

En su caso, Domínguez se encargó de mentorizar al personal del cuartel general de una Brigada del Ejército Nacional Afgano (ANA), teniendo como objetivo que esta pudiese “asumir sus cometidos” operativos y así hacerse cargo (en un futuro próximo) de sus responsabilidades.

“Hacíamos instrucción con ellos, comíamos con ellos y hacíamos misiones con ellos, vivíamos casi todo el tiempo con ellos”, resalta el teniente coronel, quien viajó por numerosas ciudades de Afganistán, como Kabul, Kandahar, Herat, Qala i Now, Ludina o Moqur, mientras estaba realizando esa misión, visitando tanto bases afganas como de otros países aliados.

“Durante una misión en Afganistán no hay dos días iguales”, comenta, explicando que siempre surgen cosas nuevas “que hacen que estés en una tensión constante”. Desgraciadamente, fueron varios los soldados afganos con los que había convivido que fallecieron cumpliendo su misión. También otro compañero español, que estaba desactivando un artefacto explosivo localizado en una carretera por la que debían pasar en una de tantas misiones.

“Esos momentos son muy difíciles”, subraya el militar, que no dudaría ni un instante en volver ahora si así tuviese que ser: “Por supuesto que volvería a Afganistán o a cualquier otra zona de operaciones. Es mi trabajo, es lo que he elegido y para eso me preparo todos los días”, afirma el teniente coronel, que tras siete meses, desde septiembre a marzo de 2011, volvió a casa.

“Con una simple chocolatina eran los niños más felices”
El compromiso por dar apoyo al país supone una contribución vital a “nuestra seguridad”

Santiago. El lado más humano del mundo, lo mejor, puede vislumbrarse entre el caos que aporta la guerra. Es la población humilde, pacífica y luchadora que afronta con o sin temores un conflicto que refleja al mismo tiempo los peores atributos del planeta. Afganistán pierde cada día demasiado, pero nos gana a todos en muchos aspectos.

“Intentas poner tu granito de arena para mejorar la situación de la población afgana, para combatir contra el terrorismo, luchar por alcanzar valores como la libertad”, comenta el teniente coronel de la Brilat Roberto Domínguez. También “la democracia, el respeto a los derechos humanos y el cumplimiento de la ley” son metas que se han propuesto lograr, pues lo que aquí se entiende “como normal, allí no lo es”. “Este compromiso contribuye sin duda a nuestra propia seguridad”, remarca el militar, quien destaca que vivió muchos buenos momentos allí.

Entre ellos, si debiera elegir alguno, se quedaría con la cara de los pequeños cuando les veían llegar a su pueblo. Solo “con una simple chocolatina eran los niños más felices del mundo”, señala. La felicidad también inundó el aeropuerto las veces que Domínguez completó las misiones y volvió a la comunidad.

“Los días previos al regreso son los días más largos de la misión, parece que nunca va a llegar ese momento de subir al avión que nos trae a España”, cuenta sobre este instante “especial”. Al abordar se combinan risa y llanto en una terminal que acoge un cúmulo de sensaciones inolvidable e “indescriptible”, admite.

Y es que, durante la misión, su familia también se mantuvo en vilo, como las de todos los héroes que cogen un vuelo deseando llegar. “Para ellos es más difícil que para nosotros. Al final, entienden que somos soldados y nuestro trabajo es estar ahí y lo acaban asumiendo”, dice el teniente coronel, aun creyendo que “la verdadera misión la hacen los que se quedan”. “Aunque mi familia es veterana en estas situaciones (pues ya lo han vivido ocho veces) creo que cada vez lo llevan peor”, reconoce.

Con el reencuentro, llegan muchas veces las despedidas, tras unas misiones que duran entre seis y siete meses, pues no todos los compañeros cogen el vuelo. Entre ellos todos los camaradas afganos: “Ese grupo de personas más cercano con el que convives se convierte en tu familia”.

UN GRANO DE ARENA EN EL DESIERTO. “La seguridad de España va más allá de sus fronteras y empieza en aquellos países donde se genera inestabilidad, que tiene implicaciones globales”, apunta el militar. Nuestra seguridad no “se construye” solo dentro de nuestras fronteras, “comienza” en sitios “muy lejanos”.

“Me gusta pensar que esta participación contribuye a la estabilidad internacional y a la seguridad y defensa nacional, fundamento sobre el que se asienta el progreso, el desarrollo de nuestra sociedad, así como los principios que la rigen. Es complicado pero intentamos contribuir a la consecución de una paz duradera en Afganistán”, razona en este sentido. Y, por ello, piensa que debe reconocerse el esfuerzo realizado por todos los países “que han servido en Afganistán bajo bandera de la OTAN” y especialmente el de quienes “dieron su vida en el cumplimiento del deber”. j.g.

El viaje temporal que le llevó 300 años atrás
Un pueblo pobre pero digno, cuya vida sigue aun llevando décadas sintiendo la guerra

Santiago. Tras el anuncio del mandatario estadounidense, Joe Biden, que pospone la retirada total de sus militares al próximo 11 de septiembre, los amagos de los talibanes han aumentado y, en consecuencia, sus macabros actos. Estaba previsto, tal como lo acordó Donald Trump, que todas las tropas estuviesen fuera el 1 de mayo: víspera del décimo aniversario de la eliminación de Osama Bin Laden, coordinador y autor intelectual del atentado en EEUU que se cobró la vida de 3.000 personas y dejó más de 25.000 heridos. Así, un último mensaje de los yihadistas, publicado el pasado 5 de mayo por la CNN advierte que dicha “guerra contra Estados Unidos continuará en todos los demás frentes a menos que sean expulsados (todos los soldados) del resto del mundo islámico”.

La violencia lleva golpeando demasiados años a un país que sigue respirando como puede. Una nación pobre que olvidó su bolsillo mientras dirigía la mirada al suelo para evitar cualquier mina. “En el momento que te alejas de las grandes ciudades, es como si retrocedieras 200 o 300 años en la historia”, resalta Roberto Domínguez, teniente coronel de la Brigada Galicia VII.

“La falta de comida, la falta de infraestructuras básicas como agua, luz (...), los niños descalzos, con unas condiciones higiénicas sanitarias casi nulas”, son el angustiante día a día en Afganistán. “He leído hace poco que cerca del 60% de su población vive actualmente por debajo del umbral de la pobreza”, remarca el militar gallego, destacando que “las mujeres afganas son las que se llevan la peor parte”. “Su participación en la toma de decisiones y en otras esferas de la sociedad sigue siendo limitada. Además, la violencia de género continúa siendo una lacra”, sentencia.

No obstante, pese a que resalta que ahora “les espera un futuro incierto”, Domínguez tiene claro que son un pueblo guerrero. “Llevan combatiendo casi toda su existencia para poder sobrevivir”, aunque su “vida cotidiana sigue”, señala, creyendo que “su capacidad de adaptación, sus ganas de vivir y su dignidad superan a la desesperación que puede suponer estar siempre en conflicto”. jorge garnelo

Aspfor xxxii
vuelta al año siguiente

··· El teniente coronel Domínguez volvió a Afganistán en octubre de 2012. Allí estuvo otros seis meses, hasta marzo de 2013, formando parte del contingente Aspfor XXXII. En dicha misión era el jefe de transmisiones de la formación, encargándose de que todos los sistemas de comunicaciones funcionasen correctamente, desde los sistemas de mando y control, las estaciones de radio hasta los equipos satelitales o las redes de ordenadores. “Un puesto de mucha responsabilidad porque el enlace entre las unidades que estaban realizando sus misiones fuera de la base y el puesto de mando del contingente es, como te puedes imaginar, fundamental”, remarca el militar de la Brigada Galicia VII.

atentados
no cesa la violencia

Trágicos sucesos ligados a la violencia de los talibanes se vienen sucediendo ante el décimo aniversario de la muerte de Osama Bin Laden y el retraso en la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN.

Al menos 27 muertos y 90 heridos tras un atentado con un vehículo cargado de explosivos que ocurrió el pasado 30 de abril en la provincia de Logar (localizada al este de Afganistán). Muchos eran estudiantes.

Atendidas 53 personas más por Médicos Sin Fronteras en su hospital en Lashkar Gah (capital de Helmand) desde el 3 de mayo.

Ofensiva multilateral en los territorios de Barka, Baghlan-e-Markazi, además de en otras siete provincias afganas. Entre las que están Ghazni (sureste) Kandahar y Helmand (en el sur). Todos ellos, ataques talibanes perpetrados recientemente.

Al menos un muerto y otros tres heridos este 5 de mayo tras la explosión de un coche bomba en una carretera del norte de la provincia de Kabul.

Asesinado el conocido periodista Nemat Rauán este 6 de mayo en la ciudad de Kandahar: noveno que muere un ataque en el país asiático en un año.

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