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Unos bueyes de primera competir

Un gallego cría los animales en Quiroga para los vascos//Son de los más apreciados en las pruebas de arrastre de piedras texto Ángel Arnáiz

  • 12 jul 2010 / 00:07
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Estar ante una pareja de bueyes, que suman 1.200 kilogramos de peso de carne bruta, impresiona. Domarlos y amansarlos ya es tarea de expertos y esto es lo que hace Mario Nogueira, un joven de A Rúa que se dedica a la cría en libertad de estos animales en las montañas del concello lucense de Quiroga.

"Antes, en la mayoría de las casas del rural gallego había una yunta de bueyes para realizar las faenas del campo, hoy no queda una", dice con pena Mario, quizás el único gallego que todavía se dedica a la cría y doma de bueyes en Galicia. "Este es un oficio olvidado, del que nadie se acuerda, una ocupación en vías de extinción", se lamenta.

Mario, un enamorado de los animales y de la vida en el rural, es carnicero de profesión y se dedica a criar estos animales por afición y tradición familiar. Creció entre vacas y bueyes y lo lleva en la sangre. Lo vive y disfruta. Es la tercera generación de una conocida saga de tratantes, Chao da Casa, asentados en la pequeña localidad quiroguesa de Bendilló.

Pero Mario ya no cría y amansa los bueyes para trabajar en las duras faenas agrícolas como antaño. Sus animales son campeones en potencia y están destinados a viajar a caseríos del País Vasco para participar en las famosas pruebas de Idi dema, el arrastre de pesadas piedras por una yugada de bueyes. Es el deporte rural por excelencia en las tierras vascas, donde los mejores bueyes son el orgullo de los caseríos y donde una pareja de competición puede superar los 15.000 euros en este cotizado mercado.

"Desde que empecé, hace ocho años, ya mandé 40 bueyes para el País Vasco", relata Mario, mientras le coloca el yugo, de madera de morera tallado por él mismo, a una hermosa pareja de animales. "Ahora mismo, de los quince que tengo, cinco de ellos están apalabrados para mandarlos a Hernani", añade. Sin afán de alardear, comenta "me parece que no hay lugar en el País Vasco donde se disputan pruebas de Idi dema en el que no sea conocido".

Y no es de extrañar, ya que Mario es uno de los principales proveedores de bueyes para el popular arrastre de piedras en esa comunidad. Sus animales son de razas autóctonas gallegas, vianesa y limiana, y algún alistano-sanabrés que son los vianeses nacidos en la zona de Zamora.

"Los vascos vienen a la explotación a ver los animales en vivo y si les gusta alguno se lo llevan. Hay bueyes criados en Quiroga por todo el País Vasco, donde son de los más apreciados", cuenta Mario con satisfacción y no es para menos.

"Compro los toros de becerros en explotaciones de razas autóctonas por toda Galicia, sobre todo en la provincia de Ourense, y los capo entre los ocho meses y un año", relata. Aunque prefiere no hablar de precios, reconoce que paga de media por cada becerro unos mil euros. Puntualiza "desde luego que el dinero importa, pero no lo es todo y esto lo hago porque me gusta, disfruto con ello y es una satisfacción ver a tus animales compitiendo en las duras pruebas del arrastre de piedras".

Bueyes de raza a los que, por cierto, no pone nombres. Ni tan siquiera bautizó a su pareja preferida con la que suele acudir a fiestas por toda Galicia.

A la hora de elegir los becerros, Mario se guía por su experiencia y por la intuición. "Los veo y el que me entra por el ojo, después de comprobar que no tiene ningún defecto, es el que me llevo y no suelo equivocarme, al menos hasta la fecha", cuenta Mario con franqueza.


DOMA, UN RIESGO. Prosigue, "los animales los crío pastando en libertad, en extensivo, en las zonas montañosas de Fiais, Bendollo y Vilar de Mondelo- a más de mil metros de altitud- y solo les llevo forraje en la época invernal cuando no hay pasto".

Aquí es donde, tras haber castrado al toro, operación que lo transforma en buey y va restando bravura al animal, los doma, los va amansando y acostumbrando a llevar el yugo y a trabajar en parejas. Esto es algo que, además de la calidad del animal, también valoran mucho los compradores vascos.

Y es que Mario es uno de los pocos domadores o amansadores de bueyes que quedan en Galicia. Una tarea que entraña su riesgo, pese a que Mario no le da importancia. De hecho, aunque no ha tenido ningún grave percance confiesa que, en más de una ocasión, "alguna patada he llevado y también tuve que salir corriendo por piernas para escapar de embestidas". Agrega, "el percance más grave que me tocó vivir fue con el capador, al que en una ocasión un toro al que estaba castrando lo enganchó con un cuerno y se lo llevó colgando un buen rato. Lo pasé muy mal", rememora Mario Nogueira.

galicia@elcorreogallego.es

Mario Nogueira

criador de bueyes

"Antes había una yunta en cada casa del rural para las duras faenas del campo, hoy ya no queda ninguna. Esto es historia"

"Mi profesión es carnicero y me dedico a esto por afición, también por tradición familiar. Disfruto con ello "

J. M. Lage Tuñas

viceportavoz del Psdeg

"¿Cuántos conflictos más tienen que suceder en las oposiciones para que se nombre novo director de Función Pública?"

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