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Conserva la moto que lució en un reportaje de hace cuatro décadas

Alejandro Rey, de Brión, realizaba malabarismos con sólo seis años en una Guzzi comprada en A Coruña por 50.000 pesetas // La noticia de EL CORREO, firmada por José Luis Gómez, se publicó después en As y El Imparcial

  • 25 abr 2020 / 21:34
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Junio de 1980. Hace casi 40 años. Llegaba a esta redacción por medio de una agencia de información la noticia de una niña de siete años de nombre Vicky Murlow que realizaba malabarismos a lomos de su pequeña motocicleta en Estados Unidos. Y así se publicó.

A apenas quince kilómetros de Santiago desayunaban con la noticia sin inmutarse, a sabiendas de que en Brión había un niño que nada tenía que envidiar a la protagonista del periódico. Era “el niño motorista que tenía una moto pequeña”, como decían las gentes del lugar.

El corresponsal en la zona por aquel entonces era el brionés José Luis Gómez, quien, con el tiempo, se convirtió en un relevante periodista que ocuparía cargos de responsabilidad en destacados medios de comunicación y que participaría en numerosas tertulias televisivas en cadenas nacionales.

Con su fino olfato profesional no tardó en hacerse eco de la habilidad de su pequeño paisano para dedicarle un amplio reportaje. Alejandro Rey Salgueiros, con sólo seis años, hacía “auténticos malabarismos” en una Guzzi de 49 c.c.

El reportaje decía que “el joven motociclista y estudiante de primero de EGB en el colegio La Salle de Santiago de Compostela reside en la casa de sus abuelos, situada en la capitalidad del vecino municipio de Brión, al lado de la capilla de Santa Minia. Precisamente en la explanada del templo fue donde posó para el fotógrafo Lalo, al tiempo que daba vueltas a bordo de su Guzzi apoyándose tan sólo con el pie izquierdo sobre el asiento de la máquina”.

La publicación, en la que se llegaba a calificar a Alejandro Rey como un nuevo Ángel Nieto, tuvo una gran repercusión, hasta el punto de que el diario deportivo As, que por aquel entonces era el de más tirada en toda España, y el periódico El Imparcial le dedicaron sendas reseñas con fotografía a las citadas hazañas del pequeño brionés.

Hoy, cuarenta años después, aquel jovencísimo piloto todavía conserva la moto sobre la que, aunque fuera por unos días, saltó a la fama. “Salió muy buena. Era muy dura, muy dura, muy dura... De vez en cuando le dedico media hora para vaciar el depósito de gasolina y limpiarlo, y poner a punto el carburador y los platinos”. Recuerda cómo se hizo con la moto. “La fuimos a buscar a Motos Galán en A Coruña, cerca de Riazor. Entre mi padre, mis abuelos y una tía de mi madre fueron juntando el dinero. Costó 50.000 pesetas. Era mucho dinero para un juguete”, señala.

Alejandro Rey nunca llegó a competir. Su padre, Jesús Rey, era el propietario de Casa Filiberto (al lado del santuario de Santa Minia) y la hostelería no le dejaba tiempo para acompañar a su hijo a las carreras. “Es un oficio muy atado. No podía ser. Había un niño en Brión que llegó a campeón gallego de karts. Su padre estaba volcado con él, pero, en mi caso, era imposible”.

Alejandro se tenía que conformar con los obstáculos naturales que ofrecía la robleda de Santa Minia, a lado de su casa. “Lo que más me gustaba era el motocross. No existían los muros y las escaleras de piedra y saltaba con la moto por el terraplén. Había un vecino con una moto de enduro que venía a la robleda y siempre estaba pendiente. Yo no podía salir de aquí porque incluso la Guardia Civil ya había advertido a mi padre de que no podía circular por la carretera”.

Lejos quedan aquellos malabares para un niño que hoy ejerce su labor profesional como administrativo en Feiraco sin dejar la afición por las motos, que comparte con el mundo de la equitación como buen brionés que es. Posee una preciosa Chopper muy bien cuidada y guarda como oro en paño la Guzzi que protagonizó aquel reportaje publicado en EL CORREO GALLEGO el 28 de junio de 1980 y en la que hoy su padre, que también tuvo moto heredada a su vez del suyo, quiere que enseñe a montar a su hija pequeña para que, al menos, no se pierda la afición en la familia.

areadecompostela@elcorreogallego.es

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