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pedro mairal, Escritor

“El enamorado siempre es un ser quijotesco y está lleno de fragilidad”

{Buenos Aires, 1970} Ya era un autor conocido, con éxitos como 'Una noche con Sabrina Love', que fue llevada al cine, junto a otras novelas, cuentos y libros de poemas. Pero 'La uruguaya' (Libros del Asteroide), premio Tigre Juan 2017, ha superado todas las expectativas, provocando el aplauso unánime de crítica y público. En España alcanza ya la novena edición. Esta semana ha sido seleccionada como finalista del Premio San Clemente.

  • 08 jul 2018 / 21:11
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¿Cómo te sientes, Pedro, en esta nueva etapa de escritor celebrado en muchos lugares del mundo?

Te diré que siempre espero el veredicto de los lectores. Ellos me dicen siempre cosas nuevas. Sobre La uruguaya, por ejemplo: que si es una carta de amor, que si es la historia de un derrumbe. Cuando escribes eres como un sonámbulo. Estás atrapado por la novela, no puedes ver más allá. Y entonces viene el lector y te dice cosas, te explica cosas que tú no veías.

Se habla mucho de este rotundo éxito que has tenido con 'La uruguaya', pero habría que recordar que tú ya pegaste fuerte con 'Una noche con Sabrina Love', y eso fue en 1998. Aquello te marcó definitivamente, sobre todo el jurado que te otorgó el premio (Bioy Casares, Roa Bastos, Cabrera Infante). Parece que fue el anclaje de todo lo que ha pasado después.

Sí. Fue el momento en el que me volví visible. Pero el verdadero anclaje para mí es la poesía. Claro que si hablamos de la entrada en el mercado, que tiene que ver con la entrada en el mundo de la narrativa, entonces sí. Ahora te dicen "volviste al ruedo". Pero yo no me fui nunca... Siempre estoy escribiendo algo: poemas, guiones, una novela...

La poesía sigue resistiéndose a las tiranías comerciales...

Claro. Ya sabes lo que se dice: "la poesía no se vende porque no se vende". La poesía no negocia con nadie, sólo con la palabra, con sí misma. Cuando preguntas por la sección de poesía en las librerías te dicen... bueno, sí... allá, detrás de baño... (risas). El mercado no sabe qué hacer con la poesía porque plantea dudas y preguntas, no da respuestas. Por si fuera poco, la poesía se escribe en columnas, desaprovecha el espacio de la página, provoca incertidumbre... No, no va con el mercado. Exige, pide una lectura más bien lenta. Y eso es pedirle mucho al lector contemporáneo. El lector de poesía es siempre alguien subterráneo y secreto. Pero verás, si a mí me obligaran a reducirme a un solo género, elegiría la poesía. Es lo esencial.

Pero hay países que tienen, como decía John Montague, un gran ejército de poetas. Es curioso. A pesar de las dificultades del mercado con la poesía. En España, en Galicia particularmente, hay ahora un gran ejército de poetas. Y muchas son mujeres.

Los poetas forman tribus. Se conocen entre sí, se apoyan, hacen eventos de lectura... Los prosistas menos, porque, como se manejan con el mercado, creen no necesitar la tribu. Y a mí me parece un error, porque la literatura tiene mucho de creación colectiva. Siempre. Los narradores parecen estar en su búnker, como protegiéndose de una radicación atómica. Yo, en cambio, creo que surgen cosas importantes cuando los narradores se juntan.

¿Qué ha cambiado desde el Pedro Mairal de 'Una noche con Sabrina Love' a este de 'La uruguaya'? ¿Cómo te ves con respecto al pasado?

Creo que hay una gran continuidad temática en todos estos años. Pero estilísticamente, pienso que hay un salto cuántico. Dos décadas en la vida de uno es algo que te revuelca la bola... La uruguaya tiene un tono más coloquial, sin perder lirismo. Intento acercarme más al habla, hay una fuerza extraordinaria en la palabra hablada. Para eso tienes que tener más seguridad, no respaldarte en la literatura. Cuando escribes columnas para los periódicos en un tono confesional, aprendes a hacer esto. He hecho crónicas de viajes, que me han ayudado a aflojar la mano. El trabajo periodístico de estos diez años ha contribuido a todos estos cambios, eso es lo que creo. Un amigo me dijo que escribí La uruguaya con mucha facilidad: "la escribiste de taquito", me dijo, que es una alusión futbolística, ya sabes. Y yo le dije: "sí, pero ese taquito me llevó diez años de práctica".

'La uruguaya' es una novela corta (de 142 páginas en la edición de Libros del Asteroide) en la asistimos a un viaje del protagonista, Lucas Pereyra, un escritor en su cuarentena, de Buenos Aires a Montevideo, para hacerse con un dinero que no puede recibir en Argentina por las restricciones del cambio de moneda. Un argumento interesante, pero cercano, nada sofisticado. Y en este viaje pequeño y fronterizo, todo va a pasar. Un viaje que marca también la lengua, sorprendentemente, con el sociolecto de Montevideo. Lo que resulta encantador en esta novela es que una sola palabra, la palabra 'Guerra', sea la que va a generar todo el caudal narrativo.

Me alegra que lo veas así. Es una novela de guerra, aunque Guerra, en la novela, sea un nombre propio también. Es la descripción de una derrota, si quieres, en el terreno matrimonial, pero la verdad es que Pereyra termina conociéndose a sí mismo mucho mejor (como suele pasar después de las batallas). La novela es una batalla campal de emociones.

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