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Fracaso y coaliciones en Europa

    • 14 sep 2019 / 21:42
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    EL mayor fracaso que se puede experimentar en el ámbito político es precisamente no querer, no saber o no poder hacer política. No ser capaz de acometer una acción de Gobierno constituye en si mismo una derrota. Del mismo modo, ocupar un puesto de representación y servicio público y no ejercerlo desde un punto de vista administrativo y de gestión debería conllevar la inmediata dimisión de aquél o aquélla que ostenta dicho cargo con improductividad e ineficacia.

    Sin embargo, aquí en España parece que la negligencia política no sólo no recibe la correspondiente sanción (legal y ciudadana), sino que incluso se percibe ya como un statu quo tan usual como aceptado. No hay más que ver lo acontecido en estos últimos cuatro años en nuestro país para constatarlo; elecciones tras elecciones sin que nadie sea capaz de generar una deseable estabilidad que permita generar confianza y afrontar, con solvencia y rigor, las necesidades más acuciantes de las familias, y las demandas de las administraciones regionales y autonómicas.

    Hablamos, en definitiva, del inmovilismo y la parálisis de un Gobierno central que hace tiempo que ha dejado de ser ejemplar, para convertirse en motivo de sorpresa y escarnio allende nuestras fronteras. La propia ineficiencia a la hora de lograr una investidura y, por tanto, un Ejecutivo que se ponga a trabajar para afrontar debidamente las amenazas económicas, sociales y políticas que se ciernen sobre España y el resto de la Unión Europea es un ejemplo inequívoco de la decadencia de nuestras instituciones más augustas y decisivas, cada vez menos influyentes, como es lógico, en el contexto europeo.

    De ahí que estos últimos cuatro meses se interpreten ya, tanto dentro como fuera de España, como una nueva derrota de nuestra clase política. Especialmente teniendo en cuenta la capacidad de alcanzar pactos y forjar coaliciones que demuestran nuestros socios europeos. Y no hablamos sólo de Alemania y la gran coalición entre los cristianodemócratas y los socialdemócratas, sino también de Estonia (donde gobiernan centroizquierdistas y ultraconservadores), de Lituania (donde el centroderecha se entiende con los socialdemócratas), de Rumanía (socialdemócratas y liberales), o de países como Eslovaquia, Holanda, Finlandia, Eslovenia, o Letonia, donde tres, cuatro y hasta cinco partidos han sabido pactar una estabilidad de Gobierno.

    Pero es que, además, también nos encontramos a nuestro alrededor con Gobiernos en minoría que han sabido salir adelante con pactos o abstenciones estratégicas y muchas veces incluso programáticas, como es el caso de República Checa, Suecia, Portugal, o del propio Reino Unido (sólo ahora paralizado y dividido incluso en el seno de las distintas formaciones debido al brexit). Así pues, demostremos que también aquí sabemos pactar y entendernos.

    www.josemanuelestevezsaa.com

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