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S.D. COMPOSTELA

¿Qué fue del "Tato Abadía"?

El bigote del fútbol la "metió doblada en el Bernabéu" antes de dedicarle al Compos mucho esfuerzo en el mediocampo

  • 25 jun 2009 / 07:26
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Hay quien le ha llamado "el bigote del fútbol". Agustín Abadía, o para los aficionados españoles, "Tato, es uno de esos futbolistas entrañables que han dejado un recuerda en la liga de nuestro país... y, como no, en el Compostela.

Abadía era bregador y valiente hasta la médula. Su entrega total durante los 90 minutos le hizo sobresalir desde joven, compensando con su trabajo duro cualquier destreza o virtuosismo que le pudiese faltar.

Nacido en la provincia de Huesca, en Abril de 1962, Abadía comenzó su carrera profesional en el equipo de su ciudad. El CD Binéfar, que jugaba (y juega) en Tercera División, le dio la oportunidad.  

Su capacidad de adaptación le hizo un comodín habitual en las alineaciones titulares, y pronto fue contratado por el CD Logroñés para reforzar la medular del equipo riojano.

Era 1984, y Abadía inicia entonces un periplo de cinco años dorados en los que consiguió poner al equipo en Primera División. Tal fue su éxito como pulmón del mediocampo de los rojiblancos que otro equipo de similar uniforme, el Atlético de Madrid, llamó a sus puertas en 1989.

Su fichaje por el Atlético no fue acompañado de continuidad, algo que le hizo pensar en volver a Logroño. Después de su aventura en la capital, Abadía volvió al equipo que le hizo famoso en 1990. Allí permanece durante tres temporadas, consiguiendo en la tercera su mejor registro como goleador en primera: cinco tantos.

Ese año, además, consigue un doblete en el Bernabéu que será recordado por muchos aficionados, no sólo por su inusualmente efectiva aportación ofensiva, sino por sus declaraciones posteriores al partido, cuando acuñó una frase legendaria al describir uno de sus tantos: "la pegué mordida".

En 1993, sin embargo, llamó a sus puertas José María Caneda. Y Abadía aceptó el reto de poner al equipo compostelano entre los mejores.

Paso por Santiago

El "Tato" Abadía fue presentado en el verano de 1993 por la SD. Su aportación fue decisiva para conseguir aupar al equipo a Primera División, ganándose un hueco en las alineaciones a base de repetir la misma fórmula que le hizo famoso: trabajo, trabajo y más trabajo.

A menudo convertido en comodín, Castro Santos y Vázquez confiaron en su experiencia para hacer de él un necesario jugador de club, un "número 12", un pulmón para el equipo. Su aportación no se debe medir en pases acertados ni goles anotados, sino en gotas de sudor.

De carácter serio, casi tajante, Abadía se ha llegado a definir como "amargo". Sin embargo, su entrega y pasión sobre los terrenos le ganó pronto la simpatía de la afición santiaguesa, que aún recuerda su alopecia y su bigote con cariño.

Con el Compos en Primera, y rodeado de jugadores como Passi, Fabiano, José Ramón o Lekumberri, la titularidad se le complicó más al "Tato". Como un señor, se despidió del club para intentar ayudar al gran equipo de su carrera, el Logroñés, a salvar la categoría.

Regresaba con 34 años y no consiguió evitar el descenso, pero el de Binéfar se consagró aún más como un ídolo en Las Gaunas. Esa temporada supone su adiós a Primera, con casi 250 partidos entre los mejores como bagaje final y trece tantos anotados.  Su último año como profesional lo vivió en el mismo equipo que le vio debutar 18 años antes: el CD Binéfar. Con el equipo oscense colgó las botas en 1998.

Y después del fútbol... más fútbol

Abadía no pudo encontrar afición mayor que el deporte al que consagró su vida desde joven. Después del fútbol lo único que le quedaba era más fútbol... pero esta vez desde fuera del campo.

En realidad, Abadía había conseguido el Título de Instructor de Juveniles en 1992, y ese mismo año obtuvo en Logroño el Título de Entrenador Regional.

El Binéfar le contrató como entrenador, y entre 1999 y 2002 ocupó el banquillo del club de su ciudad natal. El "Tato" dio el inevitable salto al Logroñés en la 2002-2003, una vez consiguió la titulación de Entrenador Nacional en Navarra.

En el Logroñés dirigió una buena temporada en la que acarició el ascenso después de haber estado cerca de la desaparición (un fantasma que, como al Compos, persiguió al Compostela durante años y que aún sigue acechando al equipo riojano).

Aquel año el Cádiz tuvo mejor suerte, y el equipo de Logroño siguió en la categoría de bronce. Abadía optó por probar suerte en el Girona, donde tuvo un buen primer año, pero acabó siendo relevado en su segundo ejercicio.

Así las cosas, Abadía volvió al Logroñés, al que entrenó entre 2007 y 2008 con buenos resultados. Sin embargo, la asfixiante situación del club acabó por provocar una nueva salida del "Tato", que recientemente aceptó convertirse en entrenador del CD Calahorra.  Con Abadía, llegado tras la destitución del técnico Tito Bengoenchea, el equipo sumó 17 victorias, 2 empates y 4 derrotas en la actual temporada, aunque el sueño del ascenso tendrá que esperar.


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