Las hormas convertidas en arte

La inquietud intelectual del arquitecto Ramón Álvarez y la imaginación creativa de un grupo de artistas gallegos ha dado como resultado una gran colección de hormas de zapatos transformadas en objetos de arte, que desde la próxima semana estará repartida entre Compostela y Allariz, es decir, "entre la capital de Galicia y el lugar de origen del proyecto".

Así lo explica Ramón Álvarez Hernansanz, director técnico del área norte de Novacaixagalicia y alma máter del proyecto, quien todavía recuerda el día en el que encontró las hormas en el desván de la casa de su suegro en Allariz. "Me parecían preciosas y le regalé una a mi amigo Xaime Cabanas, que fue quien hizo la primera pieza. Nos gustó mucho la idea a los dos y creímos que podíamos trasladarla a otros artistas".

Así nació una colección "abierta, atemporal y demócrata", que roza ya las cien piezas y que, según Álvarez, "todavía seguirá creciendo", firmada por pintores, escultores, fotógrafos y arquitectos como Acisclo Manzano, Ramón Conde, Manolo Paz, Pestana y Álvaro de la Vega, "que fueron los primeros"; Julia Ares, Guerreiro, Kake, Vari Caramés, Xoán Piñón, Rebeca Saray, Peteiro, Quintana Martelo, Masiá, Soledad Penalta o el japonés Masakazu Shida, entre muchos otros.

Parte de la colección, bajo el título Andante, se podrá contemplar desde el próximo día 16, a las 20.30 horas, en la sala Espacio de Arte del Grupo Correo Gallego, mientras que la otra se exhibirá en Allariz desde el 18 de este mes.

VIAJE A JAPÓN. Tras su paso por ambas ciudades, la muestra viajará a Vigo, Mallorca y Japón, aunque su destino final será la localidad ourensana donde nació a principios de este año, ya que según afirma Ramón Álvarez, "el objetivo es abrir allí un museo en 2021, en el próximo Xacobeo".

Precisamente a este respecto, Ramón comenta que "terminé visitando a todos los zapateros del pueblo, que me regalaron más de sesenta hormas, que luego mi suegro me ayudó a preparar".

"La exposición", dice, "no deja de ser un pequeño agradecimiento a los artistas que se volcaron con tanto cariño en la colección", insistiendo en la buena acogida que tuvo la idea entre los creadores. "Fue una especie de cadena en muchas direcciones, ya que los que estaban llamaban a otros para que también participasen".

"Al final, se creó una colección muy bonita, con piezas de artistas consagrados junto a otros noveles, la mayoría gallegos, pero también vascos, leoneses, asturianos... y todos le aportaron su sello personal, por eso hay muchas obras cuyo autor es fácilmente reconocible".

El propio Ramón Álvarez, un apasionado del arte, ha aportado su propia pieza a la colección en forma de Ferrari. "Tengo alma de artista", dice sonriendo y recordando que "aprendí a dibujar al lado de Javier Varela Guillot, uno de los más grandes acuarelistas".

"De hecho", explica, "me instalé en A Coruña en 1977 queriendo hacer Bellas Artes, aunque por circunstancias terminé estudiando arquitectura. Pero me encanta el mundo del arte".

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