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Humor del siglo XVI en Samos

En uno de medallones pétreos que adornan las bóvedas del claustro de las Nereidas pude verse una singular inscripción que dice: "Que miras bobo"// Se atribuye al maestro cantero monfortino Pedro Rodríguez de Ramberde, autor de los trabajos de reconstrucción de 1562 a 1582

  • 11 ene 2020 / 23:40
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El claustro gótico o de las Nereidas, joya arquitectónica del monasterio lucense de Samos, fue construido sobre las ruinas del anterior de estilo románico, destruido por un voraz incendio a mediados del siglo XVI. El maestro cantero encargado de las obras de reconstrucción, que se ejecutaron entre 1562 y 1582, fue Pedro Rodríguez, natural de Monforte, tal como consta en una inscripción en el templo.

Este notable cantero, en uno de los medallones de dicho claustro, dejó para la posteridad un escueto retrato suyo, labrado en le piedra de granito, con su nombre y su lugar de nacimiento. Vamos que se hizo un selfie de la época, utilizando la terminología actual de las nuevas tecnologías.

Pedro Rodríguez debía de tener un particular sentido del humor, puesto que entre las decoraciones historiadas, de santos y patronos de la abadía de Samos, que rematan las nervaduras de las bóvedas del claustro, coló una en la que puede leerse: QUE MIRAS BOBO.

Está escrita en grandes letras mayúscula, en rojo, para facilitar su lectura desde el suelo claustral. En la web del monasterio samonense califican esta curiosa inscripción como "en forma jeroglífica". Loa realidad es que en esa frase tan clara y explícita es difícil ver un doble significado y todo parece indicar que el cantero monfortino debía ser, empleando el lenguaje coloquial, un coñón de tomo y lomo.

 

SÁMANOS. El monasterio de Samos, hito en la Ruta Jacobea a su paso por Lugo, está emplazado junto al río Sarria, que acaricia sus muros seculares, llama la atención del visitante no sólo por sus enormes proporciones, también lo hace por sus sólidos y austeros edificios, construídos con mampostería de pizarra. La rusticidad y la sencillez de los muros exteriores contrastan con la nobleza y la elegancia de sus claustros de piedra de granito.

Conforman este el complejo monástico dos claustros de dimensión desigual, unidos entre sí y flanqueados por achatados torreones. Adosados al claustro grande por la parte noroeste, se encuentran su magnífica iglesia y su singular sacristía. Tres estilos arquitectónicos se constatan en su construcción y ornato: gótico, renacimiento y barroco. Solamente se conservan como reliquias de un pasado multisecular, una portada y otros elementos aislados del período románico.

Los monjes del monasterio son benedictinos y no se sabe con certeza en qué momento aceptó la Regla de san Benito, posiblemente a mediados del siglo X. Por una lápida, se tiene constancia de que a mediados del siglo VII el obispo de Lugo Ermefredo lo restaura.

Monasterio de Sámanos, así era el nombre por el que lo llamaron durante varios siglos. Este nominación es de ascendencia visigótica y con el paso del tiempo, quedaría reducido al de Samos, dando nombre al municipio en el que ubica en Lugo.

Samos es, junto con el San Pedro de Rocas, en Ourense, uno de los cenobios habitado más antiguo de España, lugar santo y venerabilísimo, según recoge la web de la fundación monástica.

 

SIGNOS LAPIDARIOS. El caso del chiste de Samos no es único, puesto que en los llamados signos lapidarios, una especie de firma identificativa que dejaban los canteros en sus trabajos, aparecen también frases jocosas, como es el caso, recogido por el investigador Ernesto Iglesias Almeida, de la puerta nueva del recinto amurallado medieval de Monforte de Lemos, en que se localizó una inscripción en la que puede leerse: "Tonto tu".

También en Monforte, en la fachada lateral del monasterio benedictino de San Vicente, hoy reconvertido en parador nacional de turismo, pude verse una inscripción en la que aparece la palabra "culo".

Son ejemplos, entre otros repartidos por el mapa gallego, de que los operarios de cantería que trabajaban en las grandes construcciones eclesiásticas y también en las señoriales también tenían sus momentos de humor, ya que esas leyendas esculpidas en las piedras graníticas se salían de lo que hoy denominamos políticamente correcto.

 

"El cenobio benedictino, hito en la Ruta Jacobea, es uno de los habitados más antiguo de España. Sus orígenes se remontan al s. VII, época en la que hay constancia de que fue restaurado"

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