Hemeroteca
leer para creer

Lenguaje inclusivo o impositivo

    • 30 jun 2019 / 22:53
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

    EL lenguaje es un recurso que nos acerca o nos aleja de nuestros congéneres. Puede ser utilizado como arma de desprecio y ofensa, pero también para acercar posturas e interlocutores. Para usarlo bien, hemos de fijarnos en las palabras, en el contexto, en el tono, e incluso en los silencios, como nos indican quienes se dedican al análisis del discurso y nos enseñan los elementos a tener en cuenta a la hora de interpretar los usos del lenguaje. Por eso, quienes abogan por un lenguaje inclusivo, solidario, no ofensivo y que dé cuenta de la diversidad de la sociedad actual (algo que deberíamos hacer todos), no pueden quedarse en la mera reprobación de palabras o expresiones. Es más, todos hemos de ser coherentes a la hora de desterrar unos usos y aprobar otros.

    La Alcaldesa de Barcelona ha generado cierta polémica con su guía de comunicación inclusiva para funcionarios del Ayuntamiento de la Ciudad Condal y empresas "amigas". No digo que su intención no sea buena, aunque puede sorprender la prepotencia de quien ostenta un cargo público y se excede en sus funciones. Dictamina la guía evitar expresiones como "ir a comprar al chino", y propone la expresión más genérica "ir a comprar a la tienda". Imagino que, por coherencia, tampoco se podría decir "vamos a cenar a un chino o a un mexicano". Pero la norma puede tener el efecto contrario al pretendido, es decir, anular una diversidad social que incluso nos ofrece la posibilidad de elegir. Ir a comprar al chino no tiene necesariamente connotaciones negativas, pues bien podemos referirnos a la multitud de productos que ofrecen, o a los horarios flexibles de sus establecimientos. Del mismo modo, cuando decimos ir a cenar a un chino, podemos estar señalando nuestro aprecio por su cultura y por su tradición culinaria, que destacamos entre en la rica y variada oferta de hoy día.

    Otro ejemplo sorprendente es el rechazo a utilizar "abuelo" o "abuela" en el caso de mayores sin nietos. No es el término, sino el tono el que define el uso de la expresión. Porque si un joven se acerca a un señor de edad avanzada para ayudarle a cruzar la calle o a una mujer mayor para llevarle las bolsas, bien podría utilizar esa expresión, precisamente, para mostrar familiaridad y expresar afecto. Más grave aún me parece que se imponga el término "migrante" y se renuncie a distinguir entre "inmigrante" y "emigrante", porque no son sinónimos; y, si no, que nos lo digan a los gallegos, pues Galicia ha sido, concreta e históricamente, cuna de emigrantes. Por eso hay que estar vigilantes con quienes intentan erigirse en 'reales academias' del lenguaje; porque si consideramos que la RAE es lenta a la hora de reflejar e interpretar los cambios sociales, a lo mejor es porque intenta evitar reproducir actitudes típicas del patriarcado más recalcitrante y de regímenes dictatoriales, como es imponer, sin consenso, un lenguaje o unos usos lingüísticos en sustitución de otros.

    Profesora Titular de Universidad

    Tema marcado como favorito