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RESEÑA MUSICAL

La mezzo Marta Infante y el arpista Manuel Vilas, en "Ateneo Barroco" Gabriel Alonso para "As nosas voces galegas"

    • 09 oct 2019 / 21:39
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    Concierto del “Festival de Música Antiga e Barroca” del “Ateneo Barroco, en la Igrexa da Universidade-20´00 h.-, con la mezzo Marta infante y el arpista Manuel Vilas, quien también nos hará partícipes de la charla “Os instrumentos do Barroco-“A arpa de dúas ordes”-18´30-, dentro del anunciado planteamiento de pretensiones distendidas. Ambos realizaron un cuidado registro discográfico publicado por el “Festival Via Stellae” y la “Radio Galega”, dedicado a una selección de tonos divinos y humanos, para “Enchiaridis”. Manuel, estuvo también en el ciclo dedicado a “Le Nuove Musiche”, propuesto por la “USC”, celebrado en el Paraninfo da Univesidade y que compartió con la mezzo Lidia Vinyes-Curtis, en el que interpretaron piezas del “Manuscrito Guerra”, que se encuentra en la Biblioteca Xeral da Universidade, una colección de tonos humanos de la segunda mitad del XVII.

    La ilerdense Marta Infante, amplió su formación en canto en la Universidad de Ostrava, en la República Checa, comenzado una carrera profesional a nivel internacional, trabajando con directores como Jordi Casas, Arturo Tamayo, Miguel A. Gómez Martínez, F. Mª Sardelli, Ottavio Dantone, Rinaldo Alessandrini, Paul Goodwin o Vaclav Luks. Dejó también un espacio para conciertos en la línea del “lied”, con el pianista Jorge Robaina, ofreciendo recitales en la “Fundación Juan March”, de Madrid o el “Palau de la Música”, de Barcelona, en donde fue premiada con el “Primer Palau”. “Glossa”, “Verso”, “Enchiaridis”, “EMEC”, “Alpha” o la “Radio Checa”, publicaron grabaciones suyas.

    Manuel Villas, alumno de Nuria Llopis y Mara Galasi, destacó pronto colaborando con grupos de la talla de “Les Musiciens du Louvre”, “Al Ayre Español”, “Ars Longa”, “Musica Ficta”, “Capela de Ministrers” o “Los Músicos de su Alteza”. En el espacio de la investigación, merece mención la recuperación de repertorio vocal del Barroco español, con acompañamiento de arpa de dos órdenes, en lo que se considera un planteamiento historicista. Para ello, se acompaña de cantantes especializados como Raquel Andueza, Estrella Estévez o el tenor Félix Rienth. Dirigió el proyecto de recuperación del mentado “Manuscrito Guerra” y fundó el grupo “Ars Atlántica”, en 2008, presentado en el “Festival Via Stellae”, con estrenos de cantatas procedentes del palacio de la familia Contarini, familia veneciana, y que tuvo como voz solista a Marta Infante. Muestra interés por la recuperación de arpas postergadas, como las jesuíticas chiquitanas, de Bolivia, del XVII, o el “arpa doppia”, de la corona de Aragón, del XIV.

    El programa viene bien servido de alicientes, ya desde la primera pieza, el Purcell de “O Solitude. My sweet choice Z406”, del año 1685, sobre texto de Antoine Girard de Saint Amat, y que tendría traducción inglesa de Katherine Philips. Canción embriagadora por su “morbidezza”, y tratada en forma de chacona, sobre un bajo reiterativo mientras que la propia melodía se expresa en libre vuelo. Queda como una de sus piezas maestras para la voz y de ahí la frecuencia con la que suele programarse, radiante por su frescura en lo que fue una de sus composiciones de juventud, mientras vivía recluido en Denbighshire. Sobre 28 hipnóticas repeticiones de un melancólico “basso ostinato”, de cuatro compases, la cantante desgrana un seductora línea vocal, cargada de ilustraciones musicales, de un texto a la par.

    George Philipp Telemann, el “galante”, estará por “Gemüts- ruhe” y “Jeder sein eigner Richter”, piezas que nos trasladan a una de las colecciones significativas, las 48 piezas del “Spiel und Generalbassubungen TWV 25”, con un ojo puesto en la renovación estética que anuncia un evidente clasicismo, que marca distancia con respecto al barroco en el que había crecido. Telemann era perfectamente consciente del cambio de época y de esta manera, nos hallamos ante un grupo de tentadores “lieder”. Giovanni Felice Sances (c. 1600-79), tendrá “Audite me”, un compositor que logrará su legado más sonado en la serie de “Motetti a una, due, tre e quatro voci”, de 1638. Típico ejemplo de influencia veneciana con melodías apoyadas por un “ritornello”, instrumental y que iría destinadas a Fernando III, cuidando la impregnación del destinatario por la recreación de una cultura conscientemente asimilada.

    Johann Kaspar Fischer- “Polymnia”, en forma de rondeau-, fue autor de influencias limítrofes, entre elementos eslavos y alemanes, a las que no eran ajenos los préstamos de J.B.Lully. Autor que recibió los parabienes de J. Sebastian Bach- cuya influencia alcanza a “El clave bien temperado”-, mientras ejercía como maestro de capilla del margrave Luis de Baden Schlakenwerth, en Bohemia, antes de trasladarse a Rastatt, a partir de 1716. Del conjunto de sus obras, destacan “Le Journal du Printemps”- en la que Lully está presente- y “Concisant en air et ballets a 5 parts”, editados en Auburgo o “Les pieces de clavessin”, de los años con Schlakenweth. Aunque compuso óperas en estilo veneciano, no se conserva ninguna.

    Barbara Strozzi, tan familiar en esta cita, aporta el “Lamento del Marchese Cinc-Mars” y de la herencia de anónimos hispanos, el detalle de un anónimo, “Tanta copia de hermosura”. Jan Baptiste Lully, con el solo de “Tircis” del ballet “Arbres épais”, perteneciente a ”Les plaisirs de L´ Île Enchantée”, ópera-ballet, de 1664, sobre libreto de Moliere, destinado a los fastos versallescos de Luis XIV, en los que también el monarca participaría como actor. Está inspirado en el “Ariosto” y fue una dedicatoria para Madmoiselle de la Valliére. El duque Saint Aignan, fue uno de los artífices del ballet.

    G.F.Haendel, cuenta con el “aria del reloj” de la ópera “Riccardo Primo HWV 23”, con libreto de Paolo Antonio Polli, quien a su vez había tomado en préstamo uno de Francesco Briani. Ópera postergada, como tantas otras y que había tenido el estreno en el “King´s Theatre”, en 1727, antes de nuevas reposiciones en Hamburgo y Brunswick, con dirección de G.P. Telemann. La obra fue dedicada a Jorge II y ya en el siglo XX, en 1964, será la “Haendel Opera Society” quien la recupere, para el “Sadler´s Well”,, aunque solo tuvo cuatro representaciones. Alan Curtis, la grabó con “Il Complesso Barroco”, para “Deutsche Harmonia Mundi”, el mismo grupo que pudimos seguir en las programaciones del “Festival Via Stellae”.

    Antonio Vivaldi, cierra con la cantata “Care selve amici prati”, en tres tiempos: “Aria-Recitativo-Aria”, composición e principio para contralto y bajo continuo, publicada en Turín por Roberto Foà, un corredor de bolsa quien, en honor de su hijo, prematuramente fallecido, compró la primera parte de la colección turinesa, pro 300.000 liras y que, generosamente, las cedería al estado el 25 de febrero de 1927, para la “Biblioteca Nacional” de Turín.

    Dentro de la programación de “Amigos de la Ópera de A Coruña” y en el Auditorio de “Afundación”-20´00 h.-el tenor Gabriel Alonso, acompañado por el pianista Duncan Gifford, con un atractivo programa. Gabriel pasó por las aulas de A.Zedda, Ricardo Estrada y Roberto Accurso y realizó conciertos con la “RFG”, con Maximino Zumalave. Amplió con J. Jesús Rodríguez continuando a partir de 2017 con Ryland Davis, en la cátedra de canto Alfredo Kraus Fundación Ramón Areces, en la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Disfruta de becas de la Consellería de Educación, en la Comunidad de Madrid y de residencia, en la “Fundación Albéniz”. Le tuvimos en el rol de “Fígaro”, en el “Barbieri di Siviglia” de Rossini, ofrecida en la temporada lírica 2019 de San Martiño Pinario, en el pasado mes de agosto. El pianista austríaco Duncan Gifford, ganó el Premio del Concurso J. Iturbi, de 1998 y el “María Callas” del 2000. Fue alumno en Moscú de Lev Vlassenko y en Madrid de J.Soriano.

    Vuelve Tosti con “L´ultima canzone”, típica napolitana de éxito seguro en el capítulo de sus quinientas canciones de las que muchas, se convirtieron en garantía de repertorio e inmediata aceptación. Stanislao Gastaldon, no le irá a la zaga, aunque haya permanecido casi en la sombra. La romanza “Musica proibita”, al igual que otras canciones como “Fuggiamo” y “Se avessi l´ali”, fueron lo que hoy llamaríamos un “hit” para deleite de adolescentes. Prestini y C. Mattiuzi, fueron garantes de aquellos éxitos de un joven que se hacía valer en este estilo de canciones de salón y que se divulgaron gracias al registro de la fonográfica “Black Zonophon”. Definitivamente, ambos compositores están próximos en su quehacer aunque con fortunas distintas. Granados, tendrá “la maja y el ruiseñor” de la suite “Goyescas”, también conocida como “los majos enamorados”. Se admite que esta pieza, pudo servir de inspiración al tan celebrado bolero “Bésame mucho”, de Consuelo Valasques, de 1940. “Goyesas”, luce por sí misma en su integral pianística.

    Juan Durán apunta a “Sós” y “Un repoludo gaiteiro”, en el cuidado apartado de sus canciones como “Volvoreta” o “Yo no quiero más luz” y “Me dueles, vida, me dueles”. A las puertas tenemos la interpretación de “Cervantina”, con la “OSG”, dirigida por Víctor Pablo Pérez, dentro del “Año Gaos” y para mejor ocasión, el “Tríptico rosaliano”, dedicado a la mezzo Mª José Montiel, que se suspendió por indisposición de la cantante, en las actividades del “XX Ciclo de Lied”. Del compostelano José Castro “Chane”, dos imprescindibles, “Os teus ollos” y “Un adiós Mariquiña”.

    Del “Tannhauser” wagneriano, el aria “O du mein Holder Abendstern” (O dulce estrella de la noche), que interpreta el caballero trovador Wolfram von Eschenbach, para probar de inmediato con el Puccini de “Edgar”, en el aria “Questo amor, vergogna mia”. Turno para el pianista con el “Allegro de concierto”, de Enric Granados, precisamente una página pianística que difundiría con éxito en su época José Iturbi, cuidando un estudiado virtuosismo. Un espacio final otorgado a la zarzuela, con tres piezas que caracterizan a sus autores, es el caso de “Luche la fe por el triunfo”, perteneciente a “Luisa Fernanda”, del maestro Moreno Torroba; “Calor de nido”, de “Katiuska”, curiosa zarzuela de Pablo Sorozábal por su tentativa de aproximación a influencias eslavas y de Soutullo, “Los cantos alegres…Ya mis días felices”, de “La del Soto del Parral”.

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