Miguel: "Pasé de la máquina de oxígeno a vivir estupendamente"

Con 71 años y trasplantado de pulmón, Miguel Pérez Quintela está hecho un chaval. Y eso que se pasó años con los dos órganos afectados por fibrosis pulmonar. El 4 de abril de 2002 nació otra vez, tras el trasplante del pulmón izquierdo. "Sólo pasé doce días en la lista de espera. A los siete días de la decisión ya tenía un pulmón, pero era demasiado grande, cinco días después llegó el bueno", rememora desde el hospital Arquitecto Marcide.

En el centro médico de Ferrol colaboró ayer como vicepresidente de Airiños, buscando nuevos donantes. Cada colaboración no tiene precio. Él mismo recuerda que "cuando el médico me llamó para un trasplante, me dijo que tenía un regalo para mí: un pulmón". Su mujer era la más nerviosa, "después de años con mi enfermedad, y con los últimos doce meses muy duros debido a fuertes medicamentos ya que el pulmón izquierdo estaba realmente tocado".

Tras la operación en A Coruña, "me cambió la vida, si algún día escribo un libro recordaré que hubo un antes y un después desde esa fecha". Porque Miguel pasó de "tomar oxígeno al lado de una máquina a vivir con normalidad". Su vida dependía de aquella operación, "ya que hace tres años me sacaron el pulmón derecho". Con un solo órgano, "vivo estupendamente, aunque camino menos de lo que me mandan, soy un poco vagoneta pero tampoco tuve mayores problemas de salud".

Y en la cabeza, el eterno recuerdo al donante: "Todos los días te acuerdas de esa persona que actuó de forma solidaria, en un acto donde no importan las razas ni las religiones". Sobre todo por las mañanas, "cuando te levantas y no te vas sin dedicarle un Ave María". Sus tremendos agradecimientos se extienden a todos los que lo rodearon mientras rondó el peligro: "A mi familia y amigos.