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mujeres en la ruta jacobea (VII)

Mujeres, sexualidad y caminos de peregrinación en la Edad Media

A finales del siglo XV el caballero germano Arnaldo von Harff anotó en su diario de peregrinación la expresión "linda moza, ¿quieres acostarte conmigo?" en varias lenguas, incluido el éuscaro: "Schatuwa ne tu so gausa moissa"

  • 15 ago 2019 / 21:41
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La sexualidad femenina en la Edad Media es una cuestión plagada de tabúes, objeto de vehementes sermones ensalzadores de las virtudes atribuidas a las mujeres -castidad, decencia, honestidad, fidelidad, lealtad y virginidad- y, en sentido contrario, de duras diatribas morales y estrictas sanciones religiosas contra las transgresoras de los valores establecidos. De esta manera, la sociedad androcéntrica medieval ambicionaba ordenar y controlar su conducta sexual.

En este sentido, sirvan como ejemplo los términos de la carta de San Bonifacio al arzobispo Cutberto de Canterbury, datada en el año 747, en la cual se clama contra las peregrinaciones de las mujeres inglesas a Roma, ya que eran escasas las ciudades lombardas, francas o galas en donde no se hallaba una cortesana o ramera de origen anglosajón. O, ya en el ámbito de la creación literaria, la extraordinaria figura de la Wife of Bath de Geoffrey Chaucer -escritor de la segunda mitad del siglo XIV-, que es presentada y condenada como falsa peregrina, siempre abierta a escarceos amorosos y encuentros carnales en sus caminos de peregrinación a Colonia, Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela.

En ambos casos, el discurso autoral masculino rezuma significativas dosis de moralina y misoginia, dominantes en una sociedad que, al otro lado del espejo, de hecho, se mostraba cuando menos comprensiva con los devaneos sexuales [concubinatos, adulterios y amancebamientos] de solteros, casados y eclesiásticos. Así, como anécdota reveladora, a finales del siglo XV el caballero germano Arnaldo von Harff anotó en su diario de peregrinación la expresión "linda moza, ¿quieres acostarte conmigo?" en varias lenguas, incluido el éuscaro: "Schatuwa ne tu so gausa moissa".

La cronística jacobea no es extraña a esta clase de relatos críticos. Ya en el Códice Calixtino, obra del siglo XII, se denuncia a las "criadas de los hospedajes del Camino de Santiago que por motivos vergonzosos y para ganar dinero por instigación del diablo se acercan al lecho de los peregrinos, son completamente dignas de condenación. Las meretrices que por estos mismos motivos entre Portomarín y Palas de Rei, en lugares montuosos, suelen salir al encuentro de los peregrinos, no sólo deben ser excomulgadas, sino que además deben ser despojadas, presas y avergonzadas, cortándoles las narices, exponiéndolas a la vergüenza pública".

Por cierto, en la ciudad de Santiago de Compostela, lugar de concentración de gran número de peregrinos dada su condición de meta de la senda jacobea, la prostitución se convirtió en un asunto reprobado desde los poderes locales pero, al mismo tiempo, en una realidad social que las autoridades pretendieron regular, por ejemplo, mediante el intento de creación de una mancebía municipal o la fundación del hospital de San Roque [destinado a la atención de los enfermos de sífilis] en el siglo XVI, o ya en el siglo XVIII, la constitución arzobispal de la Casa de la Galera como un centro correccional y asistencial.

Sin duda, el adulterio femenino se transformó en la principal transgresión sexual de las mujeres casadas, quebrantamiento de la sacra fidelidad conyugal, severamente censurado desde las instancias laicas y eclesiásticas. Así, en la puerta meridional de la basílica románica compostelana, "junto a la tentación del Señor está una mujer sosteniendo entre sus manos la cabeza putrefacta de su amante, cortada por su propio marido, quien la obliga dos veces por día a besarla. ¡Oh cuán grande y admirable castigo de la mujer adúltera para contarlo a todos!". Aún hoy, en el extremo derecho del tímpano izquierdo de la Puerta de Platerías, se aprecia esta hermosa representación iconográfica -dotada de tanta sensualidad y voluptuosidad como didactismo ejemplarizante y simbolismo moralizante- de un adulterio sancionado con la muerte violenta del adúltero y la condena perpetua de la adúltera.

Por último, seguramente como súmmum de la banalización y caricaturización de las peregrinas, se trae a colación una insignia datada entre los siglos XIV y XV, conservada en una colección holandesa, en que se antropomorfizan los genitales femeninos, mostrándose una vulva ataviada como una peregrina, con un sombrero de ala ancha, un rosario y un bordón rematado con unos genitales masculinos. En fin, más mofa y befa de las peregrinaciones de las mujeres en la Edad Media... Ultreia et suseia.

Bibliografía: Liber Sancti Iacobi. Codex Calixtinus, ed. y trad. act. de María José García Blanco (Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 2014). Vicente Almazán, 'El viaje a Galicia del caballero Arnaldo von Harff en 1498', Compostellanum, 33/3-4 (1988): 363-384. Carlos Andrés González Paz (ed.), Mujeres y peregrinación en la Galicia medieval (Santiago de Compostela: Editorial CSIC, 2010). Susan Signe Morrison, Women Pilgrims in Late Medieval England: Private piety as public performance (Londres-Nueva York: Routledge, 2000). Serrana Rial García, 'Solas y pobres: las mujeres de las ciudades de Galicia ante la marginalidad y la prostitución', Sémata, 16 (2004): 301-331. John Williams, 'La mujer del cráneo y la simbología románica', Quintana, 2 (2003): 13-27.

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