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Muros evoca a Julio Sánchez, el pintor que se enamoró de su mar

En la web municipal se difunde la obra del artista sevillano, que veraneó en la villa murada e inmortalizó sus playas y varias casas // Decoró fondos de vitrinas en el Museo de Zoología de Barcelona e ilustró cómics para Bruguera

  • 09 abr 2020 / 21:22
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El Concello de Muros mantiene abierta en su web oficial una ventana a través de la cual difunde la obra de un pintor sevillano que se enamoró de su mar y de sus gentes y que, desde que descubrió la villa, acudía cada verano para inmortalizarlos con su pincel. Se trata de Julio Sánchez Sánchez, fallecido en el año 2003.

“Mi padre nació en Sevilla en 1924 y emigró muy joven a Barcelona. El hecho de pintar paisajes de Galicia fue cosa de la casualidad, ya que mi suegra era de una aldea de Muros (Torea) y desde la primera vez que le invitaron a visitar ese lugar, allá por 1985, quedó tan encantado de la luz tan diferente a la del sur y a la del Mediterráneo, de la niebla que le da a todo ese halo de misterio, de los paisajes tan verdes, de los puertos pesqueros de la Costa da Morte, de las casas de piedra con sus puertas tan típicas de la zona, de los hórreos, y en definitiva, del contraste tan grande con los paisajes que estaba acostumbrado a pintar de Andalucía y Cataluña, que, desde ese momento, cada año se guardaba una quincena para volver a Galicia para pintar”, señala Julio, el hijo del citado artista.

De la villa pintó numerosas estampas marinas y paisajes, así como las casas de vecinos de varias aldeas de la localidad. Fueron algunos de ellos los que, tras conocer su muerte, promovieron la difusión de su obra como parte del patrimonio cultural del municipio.

En 1944, con 20 años, y con el convencimiento de que su objetivo era dedicarse a la pintura, Julio Sánchez decidió matricularse en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos y Bellas Artes de Sevilla. En 1950, con 26 años, se trasladó a Barcelona, donde continuó su formación académica en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, compaginándola con trabajos de colaborador como dibujante de cómics para la Editorial Bruguera, realizando escenografías de fondos artísticos (entre otras, para las vitrinas del Museo de Zoología), coloreando carteleras de cine, y como ebanista, restaurando mobiliario antiguo.

En 1955 se hizo socio del Círculo de Sant Lluc y recorrió con su caballete y su paleta los museos de la ciudad en su empeño por perfeccionar la técnica. Fue a finales de los años 50 cuando conoció los paisajes de las Tierras del Ebro, lo que le hizo romper con la exclusividad que hasta entonces le mantenía unido a la ciudad condal y le permitió experimentar en este nuevo entorno.

A mediados de los años 60 se trasladó a Santa Coloma de Gramenet, aunque siguió retratando los rincones de Barcelona y los paisajes de la ribera del Ebro y, en especial, de Miravet.

En su afán por seguir perfeccionando la técnica, en 1975, ya en su madurez, acabará cursando estudios de dibujo artístico en la Escola Massana de Barcelona.

Será a partir de los años ochenta cuando, animado por el gran cambio urbanístico que se produce en Santa Coloma, se dedicará a retratar en sus cuadros los rincones más amables de la ciudad. También a partir de mediados de esa década pasará épocas de los veranos en el municipio de Muros, pintando sus viviendas, sus rincones, sus playas y a sus gentes. Ya en los noventa, como socio de la Agrupación de Arte Els Coloristes, impartió clases de dibujo y pintura.

En su larga trayectoria realizó diversas exposiciones y obtuvo diversos premios en concursos a lo largo de la geografía española.

Se pueden encontrar obras suyas en algunos Ayuntamientos, notarías, en poder de personas particulares e incluso una de ellas es propiedad de la Casa de S.M. El Rey.

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