“Nunca tuvimos ocasión de dirigirnos a los empresarios como en Trece Luzes”

La empresa tecnológica gallega Disashop, muy introducida en el mercado latinoamericano, organiza esta noche en la Finca Montesqueiro de Oleiros, cerca de A Coruña, el evento solidario Treze Luzes. El objetivo es implicar al mundo empresarial en el proyecto de la Fundación Meniños, entidad especializada en garantizar el derecho que tienen niños, niñas y adolescentes a vivir en familia. Su directora general, Mónica Permuy López, nos lo explica.

¿Cómo valora una gala benéfica como la Trece Luzes, que Disashop organiza para recaudar fondos para la Fundación Meniños?

Nunca tuvimos la ocasión de poder dirigirnos directamente a un grupo de empresarios congregado. La protección a la infancia es una responsabilidad compartida por toda una sociedad que se quiere reconocer como avanzada. La Administración como garante de derechos es la primera implicada pero el resto de la sociedad civil organizada tenemos una responsabilidad para que todos los niños estén protegidos.

¿Aprovechará este evento para la sensibilización sobre el tema?

Un acto como éste es reconocer al empresariado su colaboración e invitarlos a colaborar pensando en la protección a la infancia. La posibilidad de tener un auditorio al que transmitirle las múltiples maneras de implicarse fue posible gracias a Disashop, que es uno de los patronos de la Fundación Meniños; estamos tremendamente ilusionados y nerviosos porque debemos estar a la altura.

¿Son necesarias más galas?

Sí; hay muchas actividades que se pueden hacer a favor de la infancia, y en Galicia hay miles de niños en situación de riesgo.

Las empresas, ¿han tomado el relevo a la Administración?

Las empresas no han tomado el relevo a la Administración, que tiene que cumplir con una responsabilidad enorme: el primer pilar que nos construye como sociedad del bienestar, pero la sociedad civil organizada, el tercer sector y el empresariado debe contribuir también; es cuestión de todos.

¿Por qué se crea Meniños?

Meniños nace en 1996 tras unos años de reflexión sobre introducir otros modos de protección a la infancia que no se estaban utilizando en nuestro país, pero ya se aplicaban en Europa y tenían que ver más allá de las medidas institucionales con otras en las que se tenía en cuenta a la familia.

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