Pepe Gotera y Otilio en la SC-20

EL AYUNTAMIENTO de Santiago vendió hace un par de semanas a bombo y platillo que el Ministerio de Fomento llevaría a cabo de inmediato las demandadas obras de arreglo del periférico, vial que podría entrar fácilmente en el Guiness de los Recórds por el enorme número de baches y desperfectos que acumula en apenas cinco kilómetros de mejorable trazado. Pues bien, las máquinas ciertamente entraron a trabajar el día fijado y durante varias jornadas la SC-20 estuvo salpicada de operarios armados con palas y maquinaria diversa, aunque bien pudieron quedarse en su casa mano sobre mano, porque el resultado de la operación es peor que deficiente. De hecho es nefasto, hasta el punto de que numerosísimos conductores se preguntan a diario como fue posible dar por buena una reparación que hace aguas por todas partes. A saber: muchos de los baches siguen donde estaban, algunos han sido tapados de una forma tan precaria que en muy pocas semanas volverán a resurgir, las zonas donde más se embalsaba el agua se mantienen como estaban y todo indica que la capa de rodadura no absorbe la lluvia, ni de lejos, como debería. La consecuencia es que circular entre el Hórreo y el polígono del Tambre -o viceversa- es todavía, pese a las cacareadas obras, un deporte de altísimo riesgo para los miles de automovilistas que utilizan todos los días la principal vía de circunvalación de la capital gallega, donde no se registran muchos más accidentes porque casi todos los usuarios se saben de memoria las deficiencias. Ante esta situación, el alcalde de Santiago, que no está en funciones, debería exigir a Fomento que deje de tomarnos el pelo con obras más propias de Pepe Gotera y Otilio que de un Ministerio de esa categoría. Todo ello antes de que la maltrecha SC-20, cualquier día de lluvia fuerte, sea escenario de un grave siniestro múltiple. Ojalá eso nunca ocurra, pero llevamos ya mucho tiempo tentando a la suerte.