Hemeroteca

Primer recuerdo

El aeropuerto de Santiago comienza su andadura en el año 1932, cuando un grupo de aficionados de aeronáutica construye un aeroclub

  • 24 abr 2010 / 13:21
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El primer recuerdo de mi vida que tuve y todavía tengo, fue el acontecimiento de la inauguración del Aeropuerto de Lavacolla el día 28 de julio de 1935 Aún permanece en mi memoria una imagen de gran cantidad de gente y de mucho polvo. Creo que contribuyó mucho a no pasar tal recuero al olvido, a que en mi casa era tema de conversación frecuente, entre otros motivos, porque mi padre para zafarse de ir un día a la semana a trabajar por prestación personal en las obras, pagaba, a regañadientes, un duro (cinco pesetas).

La primera decisión de construir un aeropuerto en Galicia tuvo reflejo en un Real Decreto Ley de 19 de julio de 1927. La misma decisión administrativa formula la creación de otros ocho aeropuertos. Todos, excepto el de Galicia, con ubicación decidida: Barcelona, Sevilla, Valencia, Málaga, Santander, Cádiz y Granada.

Este acuerdo del Gobierno es la primera constatación documental de la dificultad para el posicionamiento de un aeródromo en Galicia. Es de señalar, non obstante, que varios meses antes el Ministerio de Guerra tenía ya decidida la construcción en Monforte del aeródromo militar central del Noroeste.

Hasta entonces las zonas que se habían utilizado para aterrizar en Santiago eran las de Boisaca, Brins y el Agro de Mendo, las tres serían rechazadas; la frecuente niebla de la primera, el carácter "brañento" de la segunda, y la falta de espacio de la tercera, hicieron que la junta directiva desplazase su interés hacia Lavacolla.

En febrero de 1932, y coincidiendo en el tiempo con la constitución del Comité de Cooperación Intelectual de Santiago, un grupo de gente joven hacía meses que andaba a practicar aeromodelismo en el monte Gaiás decidió constituir un Aero Club, probablemente después de la asistencia de algunos de ellos a la conferencia del aviador Iglesias Brage organizada por el citado comité, siguiendo así los pasos de las sociedades ya constituidas en Barcelona, Valencia e también en Madrid.

Los orígenes del aeropuerto central de Galicia están vinculados al Aero Club de Santiago. En la génesis de aquel campo de aviación que llevaría a las actuales instalaciones del aeropuerto de Lavacolla están los primeros directivos del Aero Club compostelano, constituido en 1931 bajo la presidencia de Agustín Amenedo Reboredo. Con él, en la junta directiva, Vidal Ríos, Manuel Pena, José Barral Bouzas, Antonio Pérez Gantes, Marcelino Codesido, Marcelino Villaverde, Pablo Amenedo, Luis Fraga y Santiago Auriguiberri. También una mujer, Mercedes López Garabal, que representaba el entusiasmo de las jóvenes compostelanas en la lucha de la ciudad del Apóstol por construir un campo de aviación.

Pablo Amenedo Reboredo, me contó que fue el párroco de Lavacolla Reverendo Leiceaga, muy aficionado a la caza, el que señaló el lugar del emplazamiento del aeropuerto, pues de todo el contorno era el que menos días estaba cubierto por la niebla. Un "emplazamiento artesanal" en frase de Amenedo.

Decidida la situación, el siguiente paso fue gestionar la recaudación de fondos para comprar los terrenos. Comienza una campaña de dinamización y difusión sobre la actividad aérea, en la que se alaba no sólo como deporte sino como futuro medio de transporte colectivo, que caló en la ciudadanía que fue determinante para la respuesta económica de todos los sectores santiagueses,

Lo recaudado entre noviembre del año 33 a septiembre del 34 alcanzó la cantidad de 8.000 pesetas, cantidad que no fue suficiente para la compra de los terrenos, por lo que un hubo que pedir ayuda a la Junta Central de Aeropuertos, la que con fecha del 1 de septiembre de 1934, contribuye con la cantidad de 21.000 pesetas, con la condición de ser propietaria de los terrenos para dedicarlos a la práctica aeronáutica. El primer edificio de la terminal del aeropuerto de Lavacolla se levantó de madera en el año 1935. Es de destacar que el 6 de agosto de 1937, el general Franco dona, de su bolsillo, 100.000 pesetas para el aeropuerto de Santiago.

Finalizada la Guerra Civil trabajaron en las obras del aeropuerto prisioneros de guerra. En Lavacolla existió uno de los 150 campos de concentración montados en tiempos de Franco en 1939 y que funcionaron hasta que en 1947 se cerró el último de ellos en Miranda de Ebro. Aquellos presos, unos 2.000, trabajaron en las obras de desmonte para construir las pistas del moderno aeropuerto. Los soldados de aquellos batallones eran en su gran mayoría del Norte, asturianos y vascos.

En los años 50 y 60 muchos compostelanos se desplazaban a Lavacolla para ver aterrizar y despegar el avión de Iberia que hacía la línea Santiago Madrid y viceversa. A tiempo se disfrutaba del magnífico servicio de bar y restaurante regido por Villasenín y servido por Carlos García Abuín, cuyo nivel de alcoholemia se mantuvo constante durante toda su vida.

En uno de estos desplazamientos, el peluquero Julio Limés Varela, se fijó como el Ministro del Aire (al parecer el general González Gallarza) regaba su comida con una botella de Champán, la que según Carlos se tarifaba en 100 pesetas, precio prohibitivo para la época.

La historia de la comida, más bien el precio de la botella de Champán (vinte pesos) fue noticia durante más de un año todos los días para los clientes de la peluquería de Julio. Lo de "vinte pesos" lo repetía en pesetas, es decir, más de cien veces.

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