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EDITORIAL

Recetas (españolas) de Feijóo

    • 20 ene 2020 / 22:35
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    ENVUELTO EN LA BANDERA de la defensa de nuestro modelo de convivencia y de la España plural y solidaria, acaba de publicar Feijóo en El Mundo un artículo en el que alerta de los peligros palmarios a los que tendremos que enfrentarnos si el Gobierno de coalición se desmelena y abre la barra libre de los privilegios a partidos que porfían en socavar el equilibrio entre autonomías, consagrado en la Constitución. Alerta el presidente gallego de que nos llevaría al suicidio pretender desactivar el desafío secesionista en Cataluña contagiando al resto de España el radicalismo, las políticas aventureras y la fragmentación. Estamos de acuerdo. Frente a la tentación de subvertir las reglas de juego en la política autonómica con inyecciones en vena de asimetría, y con privilegios de unos españoles sobre los otros, el inquilino de Monte Pío receta legalidad, lealtad institucional, cortesía en las formas, multilateralismo, atención a los problemas reales de los ciudadanos todos y solidaridad entre comunidades. Nos gusta esta receta, que Feijóo ya le trasladó a Pedro Sánchez en la breve conversación telefónica que ambos mantuvieron en diciembre pasado, cuando el líder socialista preparaba el terreno para su sobresaltada investidura. Lo que le preocupa al presidente gallego -y no solo a él-, y que expresa con exquisito sentido democrático en las formas y en el fondo, es que el Ejecutivo central se empecine en resolver a las bravas la crisis del modelo territorial, que existe y que reclama soluciones desde el consenso más amplio, pactando con quienes ponen en serio riesgo la unidad de España, una línea roja infranqueable. Lo que le preocupa es que la ministra de Hacienda se tome con una parsimonia que roza el insulto el pago de la deuda milmillonaria que la Administración central mantiene con las comunidades, de los 370 millones que le hacen un roto a Galicia y le complican la atención de servicios sociales y las inversiones. Este es el delicado escenario y por eso tranquiliza, entre tanto griterío, que Feijóo alce su voz para advertir a navegantes, sin estridencias, de que los gallegos no vamos a resignarnos, no vamos a callar, no vamos a aceptar agravios comparativos. Y para garantizar que defenderemos la igualdad entre los españoles, y a la Constitución como garante de nuestras libertades y de la convivencia en paz. Ese es el buen camino.

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