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políticas de babel

La risa de Renzi

    • 20 sep 2014 / 20:51
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    AL SOCIALISTA Matteo Renzi le da la risa cuando le señalan a España como referente sobre el que inspirarse para enderezar la maltrecha economía italiana. Reconoce su aprecio y respeto por Mariano Rajoy. Y también dice estimar a España. Pero cuando le ponen a nuestro país como modelo a imitar, manifiesta sentirse preocupado. He hablado con varios colegas italianos para que me ayudasen a interpretar las palabras de su Primer Ministro, pero las respuestas de los académicos resultan contradictorias. Por eso, conociendo al peculiar personaje y su fulgurante trayectoria ("La ambición de Matteo Renzi", ECG 22/02/2014), he decidido hacer yo mismo un ejercicio de hermenéutica política.

    Quizá le dé la risa a Renzi al comprobar, ya no sólo mirando a España, sino a la propia Francia socialista de su amigo Manuel Valls, que las promesas inviables, por utópicas, condenan al inmovilismo en que está sumida Italia desde hace tiempo. Quizá le preocupe reconocer que las profundas reformas y los duros ajustes realizados en nuestro país han conseguido que España sea ya denominada por nuestros colegas europeos "la nueva Alemania", ésa a la que tanto admira, por cierto, el florentino, y a la que dice querer emular.

    Quizá le dé la risa al asumir que, a lo mejor por ser de letras, se equivocó cuando pidió cien días para renovar el país, cuando en verdad, como ahora comprobamos y él mismo solicita, eran mil, y no cien, las jornadas que necesitaba para enderezar un árbol demasiado encorvado por la recesión. Quizá le desconcierte ver que mientras nuestra deuda se mantiene elevada, la suya desafía ya el 133% del PIB; que mientras nuestro desbocado paro disminuye, el suyo sigue en aumento; y que las reformas laborales y de contención salarial, razonablemente aplicadas, no siempre son reprobables, si con ellas conseguimos aumentar la competitividad, crear empleo neto y generar confianza en los inversores y empresarios a la hora de jugarse los cuartos y, la mayoría de las veces, el patrimonio personal y familiar.

    Quizá le dé la risa al ver cómo su país, con la complicidad de Francia, es capaz de frenar la recuperación de la UE; o al constatar que su debilidad económica lastra y ralentiza nuestras exportaciones. En definitiva, quizá se preocupe Renzi porque, pese a que a los españoles nos gusta la bella Italia y sentimos un gran afecto por los italianos, somos ahora nosotros los que no queremos políticos como ellos, no queremos parecernos a ellos, y huimos del tipo de gestión que realizan como de la peste. Ojalá no tenga que adelantar las elecciones a 2015, como insinuó el martes, y ese "desguace" que promete de los sindicatos y esas reformas judiciales, electorales y políticas que anunció en las Cámaras den sus frutos, aunque para ello tengamos que esperar tres años.

    www.josemanuelestevezsaa.com

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