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Del síndrome de Robin Hood a la delincuencia común y la marginalidad

  • 06 jul 2006 / 00:31
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Los orígenes del Grapo (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) se encuentran en la ciudad de Vigo. Allí se hicieron a las armas y a la dinamita algunos de sus principales dirigentes históricos, como Fernando Hierro Chomón, que se dio a conocer en diciembre de 1970 mediante un atentado que destruyó -coincidiendo con el Consejo de Guerra contra ETA, celebrado en Burgos- dos vehículos todoterreno y un autobús de la Policía Nacional, estacionados ante la comisaría de la calle García Barbón, al lado de la iglesia de Santiago.

Con Hierro estaban los hermanos Abelardo y Ángel Collazo Araújo, entre otros, que pocos años después formarían el núcleo fundacional de una de las bandas terroristas más sanguinarias de la reciente historia de España. Las otras dos principales fuentes geográficas del Grapo fueron León y los arrabales de Sevilla, de donde procedía Manuel Pérez Martínez, alias camarada Arenas. Todos ellos tenían la misma idea: volver a los tiempos de la Guerra Civil, cuando el Partido Comunista de España lo dirigía Pepe Díaz. Se trataba, pues, de crear el PCE (Reconstituido) y el Grapo sería su brazo armado, su fuente de financiación mediante la extorsión y los atracos.

Sus primeros atentados contra policías o guardias civiles tuvieron como objetivo hacerse con las armas de los agentes. Y en ocasiones se permitieron el lujo de experimentar con su propia mística revolucionaria, como cuando asaltaron en Madrid un almacén de alimentos. El botín de aquel atraco fue repartido entre las familias empobrecidas del Pozo del Tío Raimundo, tal vez en un intento de emular la leyenda de Robin Hood, pero también para buscarse complicidades entre los sectores sociales más desfavorecidos.

Con el tiempo, los atracos se convirtieron en un método para la supervivencia, embarcando a los comandos armados en una espiral desideologizada y vinculada a la delincuencia común. De hecho, en enero de este año, a la hora de establecer las condenas, el Tribunal Correccional de París trató como delincuentes comunes a ocho grapos detenidos en la capital francesa. Entre ellos se encontraba Hierro Chomón, que había sido detenido otra vez tras su puesta en libertad en España. En cuanto a los hermanos Collazo, ambos murieron, al igual que muchos de los que militaron en las filas del PCE (R). El mayor, Abelardo, cayó sin vida en Cuatro Caminos (Madrid), el 29 de agosto de 1980, en el curso de un tiroteo con varios policías que le pisaban los talones tras un atraco. Era carne de cañón.

SEPTIEMBRE DEL 72

El ejemplo de los tupamaros

Fernando Hierro Chomón y los hermanos Collazo Araújo crearon Organización Obreira en 1971, según ellos "una alternativa revolucionaria" a las Comisións Obreiras que entonces lideraba el Partido Comunista de Santiago Carrillo. Y la prueba de fuego les llegó en septiembre de 1972, en Vigo. La represión ejercida en marzo de aquel año por el Gobierno franquista, contra los obreros del naval, en Ferrol, trajo consigo la muerte a tiros de dos trabajadores: Amador Rey y Daniel Niebla. La repercusión de aquellos sucesos no se hizo esperar y provocó un estallido generalizado en el movimiento obrero galaico, de modo especial en septiembre, en la ciudad del Olivo. Allí, en un clima próximo a la insurgencia, Hierro Chomón y los hermanos Collazo, entre otros, tuvieron ocasión de experimentar por primera vez sus teorías revolucionarias. El caso es que llegaron a tomar la cabeza de los trabajadores más radicalizados y poco a poco en sus cabezas va cuajando la idea de reproducir en Galicia las experiencias de guerrilla urbana de los tupamaros uruguayos. En una ocasión, en plena asamblea obrera, Hierro llegó a proponer la toma del cuartel de Barreiro y el asalto al ayuntamiento .

PLAZA DE ORIENTE

Una presentación en sociedad

Dos años después de los acontecimientos de Ferrol y Vigo, el Grapo ya existe aunque todavía no tiene nombre. Habrá que esperar a 1975 para ello. Así, el día 1 de octubre llevan a cabo un cuádruple atentado contra otros tantos agentes de la Policía Nacional. Se trata de cuatro acciones simultáneas en distintos puntos de Madrid, a mediodía, a la misma hora en que millares de ultraderechistas y nostálgicos del Régimen franquista se manifiestan en la plaza de Oriente. Aquella acción, según reconocerían los grapos en un comunicado, se llevó a cabo "en venganza" por la ejecución de tres militantes de ETA y dos del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico), ejecutados tras un la celebración de un Consejo de Guerra el día 27 de septiembre. Con ello tratan de expresar su simpatía hacia la organización terrorista ETA, con la que aspiran a establecer algún tipo de contacto que nunca llegaría a ser efectivo. Las siglas GRAPO seguirán todavía un año más en el anonimato, hasta el 18 de julio de 1976, cuando sus comandos ponen varias bombas en distintos lugares de España, entre ellos Vigo. Entonces, la banda se presenta en sociedad y reivindica todos sus atentados anteriores .

EN LA UE

Internacional del atraco

El hecho de que los dos jóvenes que, anteayer, perpetraron el atraco a una sucursal de Caixa Galicia en Santiago, procedan de Vigo (Jorge García Vidal) y León (Israel Clemente) demuestra que el Grapo todavía dispone de un cierto sedimento social que le permite reproducirse. En medios policiales se admite que también Asturias es un buen foco de recluta, además de Sevilla.

Está claro que no han conseguido llevar la revolución a ninguna parte, pero a cambio cuentan con ámbitos que les protegen. Su fórmula de vida, alimentada con el producto de sus atracos, se ha visto ampliada con la extorsión y el secuestro-exprés que, en ocasiones, han concluido con el asesinato de alguna de sus víctimas.

Su proceso revolucionario iba a pasar por una etapa de formación de "zonas de incidencia" en distintas partes de España, lugares donde la policía no pudiese actuar con eficacia. Se trataba de crear algo parecido a los "barrios liberados" de los años cincuenta en París, zonas de la ciudad donde los independentistas argelinos del FLN podían actuar con plena libertad y arropados por la gente.

Tampoco lo han conseguido. Al menos, tal y como los viejos y místicos ideólogos de la banda imaginaban. Pero el hecho de que la Policía lo haya "desarticulado" una docena de veces y otras tantas haya vuelto a resurgir de sus cenizas, demuestra que el Grapo tiene donde esconderse y arroparse. Incluso tiene medios para formar a nuevos militantes, ya mentalizados para el asalto a un banco como medio de vida tan rutinario como brutal.

Sus antiguos dirigentes se encuentran esparcidos por Europa, algunos en prisión y otros en libertad vigilada. Hubo un tiempo en que intentaron formar una internacional del atraco, junto a ex militantes de las italianas Brigadas Rojas, las belgas Células Comunistas Combatientes o la extinguida Fracción Armada del Ejército Rojo en Alemania. No lo lograron. Pero su caja sigue nutriéndose de la extorsión armada en varios países de la UE .

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