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EDITORIAL

A Sánchez le crecen las líneas rojas

    • 05 dic 2019 / 22:12
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    LA ÚNICA BUENA NOTICIA (ma non troppo) para Pedro Sánchez en su fatigoso viacrucis hacia una investidura sembrada de minas es que las grandes patronales comienzan a asumir como inevitable -fue noticia de apertura ayer en la portada de El País- el volcánico Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Al parecer, los empresarios se conformarían con que se mantuviese la controvertida reforma laboral, se evitasen vueltas de tuerca en la presión fiscal y se apostase por la moderación para desactivar desafíos secesionistas y peligrosos contagios en el País Vasco, por ejemplo. No hay que esforzarse mucho para entender que es una buena noticia con líneas rojas que protegen el modelo clásico: hagamos cambios para que cambie solo lo estrictamente necesario. Por si no fueran suficientes las prevenciones de la CEOE y del Círculo de Empresarios, mal resignados a olvidarse de la gran coalición entre PSOE y PP, el Banco de España acaba de ponerle deberes al próximo Ejecutivo, por boca del gobernador Hernández de Cos, que pueden indigestar sobre todo a los socios podemitas. Porque lo que receta el organismo supervisor es priorizar la rebaja del déficit y la deuda, controlar las pensiones con medidas de ajuste que compensen su revalorización ligada a la inflación, avanzar en la reforma del mercado laboral y liberalizar más la economía para estimular la productividad. Por resumirlo en román paladino, el Banco de España recomienda prácticamente todo lo contrario de lo que Sánchez y Pablo Iglesias pactaron antes de hacerse la foto del abrazo. Tampoco en lo estrictamente político pintan especialmente bien las cosas, tras el patinazo del presidente en funciones al dar por cocinado el acuerdo con ERC, que ha puesto al borde del ataque de nervios a los republicanos catalanes y a punto ha estado de paralizar el delicadísimo proceso negociador. Sánchez está condenado a gobernar, si gobierna, apoyado en un pacto Frankenstein que no garantiza la estabilidad que necesita España ni transmite confiabilidad. Y es que, son palabras de Feijóo que retratan el callejón sin salida, "es imposible que España pueda tener un buen Gobierno si hay que pedirlo en prisión a alguien que está en contra de España". Ese es el viacrucis del gobernante socialista, en cuyo circo no crecen enanos, pero sí líneas rojas. Y puede acabar siendo, ¡ay!, el viacrucis de todos los españoles.

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