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Sillares y esculturas recicladas en la antigua iglesia de la Compañía

El templo, situado entre las facultades de Historia y Filosofía, conserva piedras del antiguo monasterio de Santa María A Nova ·· San Ignacio y San Francisco Javier se convirtieron en San Pedro y San Pablo

  • 04 jul 2007 / 00:25
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Frente a la imagen de Santiago como ciudad histórica inmutable a lo largo de los tiempos, la realidad es que las modificaciones en la fisonomía urbana han sido constantes, y hasta fachadas hubo que cambiaron de sitio.

El reciclaje no es un invento reciente, y tanto sillares como incluso las esculturas fueron objeto reutilizaciones que en algunos casos resultan muy curiosos.

Un buen ejemplo de ello es la que hoy se conoce como iglesia de la Universidade, situada entre las facultades de Xeografía e Historia y Filosofía. Un edificio éste último que desde seminario de confesores fue, sucesivamente, instituto de segunda enseñanza, y facultad de Filoloxía y Xornalismo antes llegar a su actual dedicación docente.

Pero antes, mucho antes, fue monasterio, concretamente el de Santa María a Nova, primero masculino y luego femenino, hasta que estas religiosas se lo vendieron al arzobispo Francisco Blanco, marchando las monjas franciscanas al actual convento de Santa Clara.

Derribado para construir el nuevo edificio, nada queda de aquel antiguo monasterio, o casi nada, porque cuentan los historiadores que Santa María A Nova sirvió de "cantera" para el nuevo templo. Es decir, que se reciclaron los antiguos sillares tallados para el nuevo edificio.

Así, y en la pared de la iglesia que da frente a la plaza de Mazarelos, todavía se puede contemplar semiborrado un sillar decorado con la estrella de David inscrita en un círculo, un símbolo que, con toda probabilidad procede de la decoración del primitivo monasterio.

No es el único elemento reciclado que se conserva en la iglesia, que originalmente perteneció a los jesuitas hasta su expulsión. En la fachada principal del templo hay dos esculturas flanqueando la puerta que también han sufrido un curiosa transformación, incluso con elementos ajenos al diseño original.

Salieron del taller representando a San Ignacio de Loyola y a San Francisco Javier, tal y como corresponde a una iglesia construida por los jesuitas. Pero tras la expulsión de la orden decretada por Carlos III, las vestimentas negras se repintaron para convertirlas en retratos de San Pedro y San Pablo.

Incluso cuentan los cronistas que se les llegó a colocar unas llaves y una espada a cada estatua respectivamente para que la transformación fuera completa.

EL DATO

Compra en 1578

La abadesa Isabel de Granada vendió en ese año el monasterio de Santa María A Nova al arzobispo Francisco Blanco. Con todo, la primer casa de los jesuitas en Santiago estuvo junto a la Porta da Pena.

Iniciada por Bernardo Cabrera, fue Diego de Romay quien concluyó la actual iglesia de la Universidade. Entre los añadidos posteriores al templo cabe citar también el escudo de Carlos III de la fachada .

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