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lOS OTROS DÍAS

Tiempo de temer

    • 30 abr 2015 / 20:54
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    SE acabó abril, empieza mayo. La condición humana, esa disculpa siempre a punto de poder ser utilizada, sigue siendo idéntica a la del comienzo de los tiempos. Se manifiesta de una forma, en ocasiones, y de mil distintas en otras tantas en las que al ser humano le convenga o caiga a mano. Es de temer que siga siendo así hasta el final de los tiempos.

    Vivimos en medio de turbulencias que, todo a lo largo de la historia, han precedido a los grandes cambios. Solemos aceptar y dar por bueno que cada trescientos o cuatrocientos años se produzca un cambio que dé al traste con no pocas cosas del pasado. Para no tener que remontarnos mucho, el Renacimiento abatió no pocas sevicias medievales, engendrando otras que la Ilustración combatiría y aun así. Ahora la Ilustración se está apagando. Desvaneciéndose está el sistema de valores que nos trajo hasta aquí. Nadie sabe lo que nos espera. Por un lado tenemos una guerra interna. El gran capitalismo financiero está enfrentado a quienes consideran que es la economía real la que debe regir nuestro comportamiento en vez de someter este a las burbujas o si ustedes lo prefieren a las pompas (fúnebres) que mientras elevan a unos pocos, nos revientan en las narices a unos muchos.

    Por otro lado tenemos a los yihadistas que, interpretando la ley de Alah según sus preferencias y sus gustos, sus intereses y sus propias conveniencias, dejando al margen los preceptos islámicos y las leyes del derecho natural, han decidido que mejor deglutirnos, previo rasurado profundo de nuestras barbas, justo por allí por donde estas empiezan a brotar apenas iniciadas las gargantas, de forma que o los matamos nosotros antes o nos matan ellos a nosotros, rebanándonos el cuello antes de lo que se dice amén y aquí nos arrodillamos.

    ¿Y mientras? Mientras, aquí estamos reinaugurando el canibalismo, comiéndonos unos a otros. Hace ya días -ya saben ustedes que soy lento de reflejos; es decir, que soy de efectos retardados-, pudimos ver en las pantallas el show perpetrado con motivo de la detención de un ex ministro de gobierno. Muy alimenticio, pero escasamente nutritivo.

    Les confieso que, dicho sea en román paladino, a mí el señor ex ministro me la refanfinfla. Huele a capitalismo financiero que alcatrea, ese engendro virtual. Pero el método empleado me produce un profundo desagrado, al tiempo que la reflexión que les ofrezco: esta, escrita a vuela pluma según mayo se anuncia y el cruel abril va y se nos extermina. No sé qué pensarán ustedes, pero el tiempo que se nos avecina no es tan prometedor como parece. Es de temer que aquí todo siga siendo igual, que todo se resuma en tener más de lo mismo mientras nos entretenemos contemplando como se nos desvanece el tiempo que hasta aquí nos trajo y, aquí mismo también, empieza ya a abandonarnos.

    Escritor. Premio Nadal

    y Nacional de Literatura

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