Xacobeo: los vecinos también existen

EL AYUNTAMIENTO de Santiago está trabajando ya a todo ritmo para lograr que la ciudad presente una cara más bonita, cómoda, ordenada y accesible de cara a la celebración del Xacobeo 2021. Bien, resulta tranquilizador saber que nuestros representantes públicos no quieren actuar con improvisación ante una cita de ese calado y que los planes de actuación contienen puntos tan necesarios como la adecuación de nuevos aseos públicos en la zona vieja, la renovación de un alumbrado que ilumina menos que la farola del mar -en muchas zonas del casco histórico apenas se ve en cuanto cae la noche-, la mejora de ciertas áreas innaccesibles para las personas con movilidad reducida y la reforma de algunas plazas y rúas que no están precisamente en su mejor momento, entre otros muchos asuntos. Todo eso, decimos, está perfecto. Sin embargo, da la impresión de que casi todas las obras previstas tienen como fin causar una buena impresión a los turistas y peregrinos que nos visiten -muchos cientos de miles, según las previsiones-, cuando lo ideal sería presentar de forma paralela un proyecto serio, riguroso, solvente y eficaz que permita acometer también una transformación en el tejido comercial y social de la zona vieja. Un plan, en suma, que frene la desaparición de más comercios de proximidad y el despoblamiento progresivo de un área envejecida, poco atractiva para instalar negocios que no sean bares o tiendas de suvenires e incómoda para las familias del siglo XXI. Si no actuamos ya, cuando pase el Xacobeo y nos hartemos de felicitarnos por la gran cantidad de forasteros que vinieron por estos lares comprobaremos, con nula satisfacción, que el número de residentes ha vuelto a caer, que nuevos restaurantes ocupan el lugar de antiguas tiendas que prestaban un servicio directo a los mermantes vecinos y que será demasiado tarde para revertir la situación. Si eso es lo que queremos, vamos por el buen camino.