Editoriales

Europa responde, esta vez sí

    • 28 may 2020 / 00:09
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    INICIó españa los diez días de luto oficial por las víctimas del covid-19, el periodo de duelo más largo de nuestra democracia, con toda la clase política incendiada en la pira de los insultos y la crispación. El hemiciclo del Congreso fue ayer un delirante escenario de guerra dialéctica, donde todo valía para zaherir al rival. El único consuelo, grande esta vez, llegó de Bruselas con la aprobación del megaplan de recuperación que va a inyectar 750.000 millones de euros en la maltrecha economía de la Unión Europea. El paso adelante que por fin da la Comisión que preside Ursula vonder Leyen no tiene precedentes, nos reconcilia con el decaído espíritu europeísta y rearma la carcomida hoja de ruta de la Europa unida. Ha sido un parto complicado –lo sigue siendo, en puridad–, con la diplomacia de Bruselas empleándose a fondo para contentar al norte, que solo quería habilitar líneas de crédito con obligación expresa de devolver el dinero, y al sur, que exigía transferencias no retornables. Prosperó finalmente la vía francoalemana y las dos terceras partes del colosal endeudamiento, quinientos mil millones, llegarán a los países en forma de ayudas a fondo perdido. España, la gran beneficiada junto con Italia, va a recibir 140.000 millones, de los cuales 77.000 serán mediante subsidios limpios de polvo y paja. Este reparto garantiza que los dos países más afectados por los zarpazos de la pandemia, y que arrastran una deuda pública que practicamente se come los PIB respectivos, no entren en shock y puedan apuntalar la competitividad de sus empresas. Queda ahora por delante la digestión de la propuesta tejida con paciencia por Angela Merkel, Emmanuel Macron y Von der Leyen: los Veintisiete deberán zambullirse en un debate tan difícil cuan urgente, si quieren garantizar que ese diluvio de millones riegue a tiempo los sedientos campos de la recuperación económica. La burocracia comunitaria –aprobación de los 27 gobiernos y ratificación por cada uno de los parlamentos– retrasará la puesta en marcha del ambicioso plan hasta enero de 2021, contando con que los países ricos del norte no se atrincheren. Sería un suicidio para el sueño europeo. Por vez primera en sesenta años, la UE se endeudará masivamente en los mercados financieros. Lo hará por la mejor de las causas: sufragar reformas e inversiones, estimular la financiación privada, y reforzar la sanidad y la protección social. Todo eso lo garantiza el megaplan, una buena herramienta para impulsar una recuperación rápida. Europa responde, esta vez sí, y es una noticia que trae optimismo y esperanza.

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