Imprescindible incluso con limitaciones

Esperanza Queda prácticamente un mes para que se proceda a la apertura de la Puerta Santa y dé comienzo así la celebración de un Xacobeo largamente esperado, y no solo por los once años transcurridos, sino por lo que representa de oportunidad de recuperación económica y anímica. En pocas ocasiones en la historia se preparó con tanta antelación y meticulosidad una convocatoria jubilar, tanto en lo que se refiere a la programación como a las infraestructuras necesarias para garantizar su éxito. La desgracia fue que en este camino se cruzó una pandemia que ha trastocado todas las previsiones y alterado todas las rutinas, dañando la economía, y especialmente al sector turístico donde más le duele, que es en la seguridad y la posibilidad de desplazarse. Pero con todas las precauciones necesarias, será preciso confiar en los avances médicos y la proximidad de la vacuna, y también en el tirón que, a pesar de la COVID, sigue teniendo en todo el mundo el Camino de Santiago. Después de la travesía del desierto que ha tenido que soportar el sector a causa de las restricciones impuestas por la pandemia, el Xacobeo se presenta como una opción imprescindible para conseguir la ansiada recuperación. La ceremonia de apertura de la Puerta Santa de la Catedral deberá celebrarse todavía entre importantes restricciones de aforo y medidas de seguridad, pero no deja de ser un primer paso para empezar la desescalada de los números rojos. Los deberes están hechos, porque la celebración cuenta con el respaldo del intenso y minucioso trabajo realizado durante los últimos años en su preparación, y con la conciencia clara de todo el sector turístico y cultural de que se trata de una ocasión única, y en las actuales circunstancias más necesaria que nunca para poder recuperar el optimismo y el pulso.