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Si no existiera, habría que inventarla

  • 29 nov 2022 / 01:00
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nada hay más doloroso para un padre que tener que hospitalizar a un hijo pequeño por una enfermedad muy grave y con pronóstico incierto. Todos los demás problemas, a partir de ese momento, pasan a un segundo o quinto plano y lo único que deseas es verlo de nuevo corretear por casa sano y feliz. En estos casos, tener a alguien cercano que comprende exactamente por lo que estás pasando, sobre todo a nivel anímico, es como una bendición impagable. En Santiago, en realidad en toda Galicia, esa bendición tiene un nombre. Se llama Fundación Andrea y lleva ya muchos años prestando apoyo de todo tipo, no solo a nivel emocional, a las familias que pasan por un trance que suele llegar de golpe, cuando llevas a tu hijo al médico y te dicen que la cosa no pinta bien, que es necesario hacer muchas pruebas y hospitalizar al menor de inmediato. Ese golpetazo es el fundamental, pero muchas familias se encuentran entonces con un sinfín de problemas añadidos si residen lejos del centro sanitario de referencia, y es entonces cuando la Fundación Andrea, con Charo Barca a la cabeza, pone en marcha toda su potente artillería para que esos padres estén acompañados en todo momento y no les falte de nada si carecen de recursos para alquilar un piso o desplazarse. Hablen con cualquier padre que haya pasado por un trance similar y comprobarán el agradecimiento infinito que sienten hacia una asociación que, de no existir, habría que inventarla. Ánimo, pues, con los nuevos retos en marcha. Y que tan impecable e impagable labor jamás decaiga, aunque para eso también necesitan de la ayuda de todos.

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