Editoriales

Una lacra que no cesa

    • 07 feb 2023 / 06:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

    POR repetida que sea la violencia machista, que desgraciadamente lo es, las muertes que causa siempre nos cogen por sorpresa. No podría ser de otra manera, pues ninguna sociedad que no esté gravemente enferma podrá acostumbrarse nunca a esta aberración criminal que padecemos. En el presente año, íbamos muy bien en este aspecto en Galicia, sin ninguna víctima mortal que lamentar, hasta que ayer la monstruosidad que supone esta lacra social interminable despertó de nuevo en Baiona, donde se produjo el primer asesinato machista de este 2023 en nuestra comunidad. La muerte de la abogada Beatriz Lijó a manos de su marido es el octavo crimen de estas características que se contabiliza en España durante los pocos días que llevamos de este año, una abultadísima estadística que demuestra la extrema dificultad que tiene la empresa de acabar con este tipo de violencia. A pesar de que la concienciación de la sociedad española ante este gravísimo problema creció exponencialmente en los últimos años, las trágicas consecuencias no disminuyen. Los gobiernos toman medidas legislativas continuamente contra estos delitos y redoblan sus esfuerzos en prevención, las fuerzas de seguridad del Estado y los jueces hacen su trabajo lo mejor que pueden, los asesinos padecen todo el peso de la ley y socialmente, además, son tratados como apestados, pero aún así es imposible adivinar el final de esta lacra. El dolor que nos causa, de todos modos, no debe impedirnos ver la realidad en su justa medida. Aunque los avances son lentos y una sola mujer asesinada nos obliga a descartar todo análisis optimista, tampoco está de más recordar que durante el pasado año 2022 la comunidad gallega registró la segunda tasa de violencia machista más baja, sólo por detrás de Castilla y León. Es un dato que invita moderadamente a la esperanza, aunque en un día como el de ayer sea difícil esgrimir este argumento. En estas horas de dolor, rabia e indignación, es necesario seguir preguntándonos qué nos queda por hacer para acabar de una vez por todas con la violencia machista. Ante todo, no romper la unidad de acción, pues toda la sociedad debe de estar a bordo de este mismo barco y remar en la misma dirección de modo implacable. No hay más camino que el de la lucha en bloque contra la desigualdad, utilizando todas las armas legales con las que cuenta la democracia y profundizando en dos aspectos clave, la concienciación y la educación. Como recalcó ayer el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en nombre de todos los gallegos, “non podemos deternos ata acabar con esta lacra”.

    Tema marcado como favorito