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Bares, ¡qué lugares!

    • 28 ene 2021 / 00:00
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    LA pérdida de la vida cotidiana, por rutinaria que fuera, ha puesto más en valor todas aquellas cosas que dábamos por sentado y que, sin embargo, tanto echamos de menos por culpa del COVID: familia, amigos, abrazos, trabajo, estudios, viajar, pasear, charlar, incluso discutir... y los bares, también los bares.

    Los bares encierran un capítulo particularmente interesante de eso que Vázquez Montalbán llamaba “educación sentimental”. Forman parte de nuestra biografía, son nuestra primera red social, esa que no necesita wifi y en la que los contertulios se miran a los ojos cuando hablan. Hogares de primeros encuentros, cunas de buenas y malas conversaciones. Quien no recuerda la ilusión infantil por los aperitivos de domingo con croquetas, cacahuetes o aceitunas. O los escenarios de las primeras citas con la chica de tus sueños. El bar de la facultad con sus interminables partidas de cartas, la cafetería del desayuno, o el menú del día en el restaurante de siempre.

    Bares y cafés han desempeñado un papel fundamental en la cultura europea, acogiendo en sus mesas a intelectuales y artistas. George Steiner en La idea de Europa escribe que una de las bases europeas son los cafés: “Europa es ante todo un café repleto de gentes y palabras, donde se escribe poesía, conspira, filosofa y practica la civilizada tertulia, ese café que, de Madrid a Viena, de San Petersburgo a París, de Berlín a Roma y de Praga a Lisboa es inseparable de las grandes empresas culturales, artísticas y políticas del Occidente”. El propio Unamuno comenta: “He dicho alguna vez, con escándalo acaso de algunos pedantes, que la verdadera universidad popular española han sido el café y la plaza pública”.

    Somos un país de bares, el segundo con mayor número de la UE (sólo nos supera Chipre), 275.000 establecimientos (bares, restaurantes, cafeterías...), o lo que es lo mismo, uno por cada 169 habitantes (más que Irlanda, Dinamarca, Finlandia y Noruega juntas), dan trabajo a 1,7 millones de personas y supone el 4,7 por ciento del PIB.

    Les echamos tanto de menos durante la pandemia, porque el café o la cerveza nos gustan más compartidos. El bar es mucho más que un lugar para tomar algo, es un espacio donde entre sillas, mesas y la barra, ocurren cada día miles de historias.

    En los últimos meses el impacto sin precedentes del COVID se ha reflejado en todos los ámbitos de la sociedad, pero ha vapuleado especialmente y dejado huellas profundas en la hostelería. Un sector que al margen de otras consideraciones es muy importante para nuestra economía. ¡Si cuando un banco o una empresa grande quiebran, se acude en su rescate, cómo no vamos a hacer lo propio con la hostelería, que desde luego nos hace más felices que los bancos!

    Todos los caminos conducen a los bares, esperemos poder volver pronto, cuando sea posible y seguro, a disfrutar de su bullicio sin mascarillas ni distancia de seguridad.

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