Buen Gobierno Local
“EL objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación”. Esta afirmación puede provocar desde una irónica sonrisa hasta el máximo escepticismo. No es mía, sino que en estos términos se expresaba la primera Constitución española, la Constitución de Cádiz en 1812, partiendo de un razonamiento lógico, “que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”.
La Constitución de Cádiz estaba hablando, en realidad, de buen gobierno, de buena administración, al señalar en su breve preámbulo que “las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española () decretan la siguiente Constitución política para el buen gobierno y recta administración del Estado”. Buen gobierno y buena administración son expresiones que se han generalizado mucho en los últimos tiempos, pero que, como todas, corren el riesgo de desgastarse por el uso, como ha pasado con términos recientes, como el de resiliencia. Por eso es importante dotar de contenido real, conocido y comprensible para la ciudadanía a estas expresiones, pero sobre todo de objetivos concretos, medibles y evaluables para una eficaz rendición de cuentas.
Porque un buen gobierno necesita contar con instituciones sólidas y transparentes, necesita contar con normas que ordenen la actividad pública y con procedimientos que garanticen la correcta actuación, con órganos de control que puedan ejercer la debida supervisión y con las garantías en el ejercicio de los derechos de la ciudadanía. Buen gobierno que se conecta con la buena administración, pudiendo definirla por oposición con su contraria, la mala administración, que, según el Defensor del Pueblo Europeo se produce “cuando un organismo público no obra de conformidad con las normas a los que debe obligatoriamente atenerse”.
El buen gobierno es uno de los pilares de la calidad democrática, y por eso, en estos tiempos de incertidumbre es necesario promover y fortalecer el buen gobierno y la buena administración. En esta línea se ha puesto en marcha la Cátedra de Buen Gobierno Local, promovida por la Universidad de Vigo y la Xunta de Galicia, y que a través de Red Localis, un Think tank del grupo de investigación GEN, desde la que se pretende mejorar el buen gobierno local. Buen gobierno local desde una concepción amplia, partiendo de valores éticos y estándares de integridad, a los que sumar eficacia, eficiencia, integridad, racionalización del gasto, calidad de los servicios públicos y gobierno abierto, que forman parte también de esa filosofía.
Cuando hablamos de buen gobierno y, en particular, de buen gobierno local, no estamos inventando la rueda. Desde el S XV los Ayuntamientos ordenaban la convivencia entre sus vecinos, primero a través de los “Autos de buen gobierno”, y después, mediante las conocidas “Ordenanzas municipales”, que han llegado hasta nuestros días. Reflexionemos por un instante en el papel que juegan las entidades locales, en nuestra vida cotidiana, sobre todo los ayuntamientos. Desde la provisión de servicios básicos hasta su papel garante del Estado de bienestar, como primera puerta de la administración. Si tenemos un problema con la administración siempre intentamos resolverlo con el Ayuntamiento, aunque sea de la Xunta, del Ministerio. El mundo local, por su proximidad, es siempre el primer recurso, es el conocido como principio de subsidiariedad.
Ya en el año 2015 Red Localis analizaba la importancia de este tema, partiendo de la transparencia como un elemento de mejora de la calidad democrática. Cómo abordar los numerosos desafíos, organizativos, tecnológicos, administrativos, normativos y estratégicos a los que se enfrentan los más de 300 ayuntamientos gallegos, tecnología, cambio climático, humanismo digital, sostenibilidad, igualdad, cohesión territorial, son sólo algunos de los retos que desde la Cátedra de Buen Gobierno Local intentaremos abordar.