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Reseña Musical

Carlos Mena y Samuel Maillo, en el “Festival Bal y Gay”

    • 13 ago 2022 / 17:02
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    Concierto del “Festival Bal y Gay” a cargo del contratenor Carlos Mena y el clavecinista Samuel Maillo en la Igrexa de Santiago de Foz- 20´30 h.-, en un programa eminentemente barroco bajo el título “Bozes sul tasto”, repartido en cuatro bloques. Carlos Mena, contratenor apreciado por su inteligencia de planteamientos, la calidad de su cuidado registro vocal, las agilidades ostensibles y una ajustada afinación, le tuvimos recientemente en otra dimensión como director, en un “Orfeo ed Euridice”, en la temporada de la “OSG,” teniendo como solistas a Sara Mingardo, Jone Martínez y Berit Nordbakken, en un previo a sus responsabilidades asumidas en la titularidad del coro de la misma, ocupando la plaza de Joan Company. Su compañero, el clavecinista Samuel Maillo, tras su estudios en nuestro país, pasó por el Conservatorio Sweelink, de Amsterdam, con Jacques van Oortmerseen, ampliando en masters de especializaciones por materias concretas con Menno van Delf, Therése de Goude y Miklos Sponyi, y en particular, con la muy entrañable Montserrat Torrent, además de un vida activa como intérprete, ejerce también la docencia.

    Un primer bloque “Mezclado en lo que canto va lo que muero”, que inicia Domenico Mazzochi- “Soneto. Amar a Dios por Dios”-, compositor entregado a las familias nobles, y afecto a los Aldobrandini y los Borghese, destacaría por óperas como “La Catena d´Adone”, y en lo creativo, seguiría la escuela florentina, distanciándose de los recitativos ampulosos, para velar en conjunto por el cuidado de las arias, las “mezz´arie” o en mayor magnitud, las formas polifónicas, con una visible aproximación a Monteverdi. Marco da Gagliano-“Soneto Io vedi in terra”-, músico también florentino, por ascendencia, y que ejerció como m.c. en la Capilla de San Lorenzo, es digno representante de la propia “Camerata fiorentina”, con parecida asimilación al patrón marcado por Monteverdi, que como el precedente, evitará el sobrepeso de los adornos afectados y pesantes. Fue autor de una ”Dafne”, compendio absoluto de su estética y exigencias alusivas a los cantantes, en su ubicación escénica, enfrentada a la propia orquesta. Un Monteverdi por “Vogio di vita uscir, voglio che cadano..”-Quiero de la vida huir..”, madrigal con sus dudas cuestas en cuanto a su autoría y que toma un texto de “Orlando Furioso”, d Ludovico Ariosto, pieza que tentará a cantantes como el contratenor Marco Longhini.

    “Mi corazón mariposa, orden en todas procura”, encabezamiento para el segundo bloque, integrado por otras tres piezas, una “Toccata prima”, de Girolamo Frescobaldi, del grupo de las grandes colecciones para el clave, dedicadas al duque Federico de Gonzaga, y editadas en 1615. Piezas en un estilo libre, cercano a la improvisación , en la que se deja arrastrar por la fantasía creadora, trasladando al teclado, los “passagi, y los “affetti”, característicos del madrigal de Ferrara. Una influencia que se acerca de forma clara a los grandes acordes de las “Toccatas” de Andrea Gabrielli o Claudio Merullo, consiguiendo piezas brillantes y decorativas. En complemento, un anónimo “Tanta copia de hermosura”, antes de probar con un compositor que en esta sesión, tendrá un rango prioritario, Juan Hidalgo, con el tono humano “De las luzes que en el mar”.

    Hidalgo, arpista de la Capilla Real y prestigiado músico de teatro, compuso en especial obras en el género de los tonos para lo divino y lo humano- un tipo de cantata en lengua castellana-, villancicos y música religiosa, alcanzando un gran arraigo popular, que llegará hasta la América colonial, en cuyos archivos se conservan abundantes obras, muchas compuestas junto a Calderón de la Barca, con obras cumbre como “Celos, aún del air, matan”. Hidalgo y José de Nebra, darían pie a un espectáculo bajo el reclamo “De lo humano... y divino”, ofrecido hace temporadas en el Teatro de La Zarzuela”, dirigido en la primavera de 2014, por Carlos Mena y en lo escénico por Joan Anton Rechi, un colaborador asiduo de Calixto Bieito. “Celos, aún del aire, matan”, atrajo la curiosidad de Luigi Pizzi, en una de sus ambiciones por recuperar nuestra ópera barroca, para el Teatro Real” madrileño, en versión dramática de García Valdecasas, con Ángeles Blancas, Giuseppe Filianoti, Darina Takova, Philipe Jarousky o Juanita Lascarro, contando entonces con la dirección musical de Jean Claude Malgoire.

    De Juan Hidalgo quedaremos servidos con un par de piezas más, en los otros bloques. El tercero, “A ser estrago nací”, aporta “”La noche tenebrosa””, añádase un tiento de Correa de Araúxo en lo que guarda de cercano a los “ricercare”, las “fantasías”, las “tocata” o los “preludios”, estilo con fuertes raíces en el entorno hispano-luso del XVI y el XVII y de Antonio Cesti, la Cantata “Era la notte”, músico que se encuadra en la escuela veneciana y que contribuirá en la obra escénica, a la evolución de los recursos del melodrama italiano hacia óperas cortesanas como “Il Pomo d´oro”, calificada como fiesta teatral para una representación vienesa en 1666, con sofisticados decorados de L. Burnacini.

    “Ausentes sus ojos dicen cuanto relata su voz”, el cuarto bloque, cierra en tres piezas con un cierre de Juan Hidalgo, con el tomo humano “Ay que si, ay que no”, de pícara lectura, a la que antecede una “Ciacona”, anónima y otra de Benedetto Ferrari- una ciaccona con el título “Voglio de vita uscir”-, poeta y compositor, además de virtuoso instrumentista que le granjería el apelativo de “Benedetto della tiorba”, y que gozó del beneficio de oficiar como músico en la corte de Parma, antes de trasladarse a Venecia, en donde mantendría una relación afortunada con F. Manelli, en los espectáculos escénicos de mediados del XVI. Curiosa será su aportación complementaria en la escritura de libretos como fueron “L´Andromeda” y “La Maga fulminata”. Para cerrar el círculo, se le asociará igualmente con Claudio Monteverdi.

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