Firmas

Club Internacional de Prensa

    • 09 jul 2022 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego

    ANQUILOSADA, como la dibujó Torrente, en un discurrir de procesiones y beatas, que hasta las noticias de sus visitantes ilustres había que buscarlas en el libro de oficios de la sacristía catedralicia, el latido ciudadano de Compostela vivió buena parte del pasado siglo en la autocomplacencia de una historia heredada de viejo.

    Sería con la recuperación democrática de las corporaciones locales y el afán de su primer alcalde, José Antonio Souto Paz, por resituarla en el mapa de las relevancias europeas que habían jalonado su milenaria historia cuando la ciudad se abrió de nuevo al mundo desde las visitas privadas con que Exteriores cerraba los viajes oficiales de los mandatarios de todo el orbe. Una negociada iniciativa que propició presencias como las de Giscard, Carsten, Andreotti o Sanguineti y, después, Kohl, Mitterrand, Soares, Shinzo Abe (fallecido el viernes en atentado en Japón), Alfonsín, Menem, Mujica o Miguel de la Madrid entre tantos más, con sus correspondientes y nada exiguas caravanas mediáticas.

    La conveniencia de atender tal regalía de profesionales de la comunicación, que la oficialidad municipal nunca priorizó y que para el periodismo local era ineludible deber de compañerismo, hacía prioritario dotar a la ciudad de un Club de Prensa que acogiera en su seno y para el ejercicio de sus tareas a los periodistas de todo el mundo que confluían, y siguen haciéndolo, en la ciudad patrimonio mundial que en el decir de García Márquez “parece construida el día anterior por alguien que hubiera perdido el sentido del tiempo”.

    Los cabe presumir que bienintencionados intentos por parte de la Xunta de Galicia, concretados en la creación del ansiado club de prensa, pronto derivaron en un uso partidista –de uno y otro signo– de la nueva institución que negaba, a la par, todo marchamo de pluralidad hasta su plena desvirtuación que la abocó al cierre.

    La dotación de tan elemental servicio en una ciudad de vocación europeísta alentó desde el primer momento a la actual directiva de la Asociación de Periodistas de Santiago de Compostela –APSC– que en sucesivos mandatos se volcó en la negociación con municipalidad –hasta con cinco regidores– y Administración autonómica –en las ventanillas del ramo comunicativo, cultural y turístico– para lograr el tan urgido centro de comunicación. Todo en vano.

    La persistencia en el intento se encontró por fortuna con la extremada generosidad de las Religiosas de María Inmaculada, con la cesión muy poco onerosa de algunas de las dependencias de la residencia universitaria que regentan en el número 9 de la Rúa Nova, en el majestuoso pazo de Santa Cruz, donde hoy se inaugurará el Club Internacional de Prensa de Galicia, a un tiro de piedra del Obradoiro, bajo la dirección de la APSC que preside Luis Menéndez.

    Un salón de actos con capacidad para un centenar de personas, una sala multifuncional con posibilidad de edición digital multimedia y otras dependencias aledañas desempeñarán la doble finalidad de recibir a colegas foráneos y, a la par, amplificar el sentir ciudadano de Santiago y Galicia con vocación de internacionalidad. Se logró, al fin, el objetivo.

    TEMAS
    Tema marcado como favorito
    Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.